De acuerdo a la mayoría de la información que dan los medios y las encuestas, en el ranking de las prioridades a resolver mucha gente considera la inseguridad, la inflación, la falta de trabajo, la salud, y en general la economía como temas más importantes que la corrupción.
Es comprensible esta postura, porque en los hechos son las cachetadas que reciben en su vida diaria.
Pero, sin perjuicio de este diagnóstico popular de dichas enfermedades político-sociales, el desafío -como cualquier enfermedad- es descubrir las causas para su cura.
Aquí empiezan a aparecer los genios de la política y de la economía, con sus grandes fórmulas mágicas que nos prometen solucionarnos todos los problemas.
Quizás lo mío sea muy simple, pero a esta altura de la vida después de estar 39 años en la administración pública en lugares que me permitieron visiones generales, llego a la conclusión de que la madre de muchos de esos males, junto con la ineficiencia, es la corrupción.
Por decir esto públicamente en este medio http://new.losandes.com.ar/article/corrupción-que-pasara, recuerden que el año pasado fui separado de mi cargo por el Fiscal de Estado y emplazado a jubilarme.
Creo que el caso Boudou ratificó mi perspectiva sobre la corrupción.
Los corruptos necesitan de la pobreza, la inseguridad, la enfermedad y la falta de empleo. En general que la gente tenga muchas necesidades, porque allí aparecen las grandes oportunidades de los negociados o del clientelismo, que los lleva a enriquecerse groseramente, como ha sucedido con muchos políticos y empresarios.
Juegan a ganarse la lógica gratitud de la gente, pero para eso necesitan de los flagelos señalados -populismo le dicen- y la historia nos enseña que detrás de los populismos reina la corrupción.
Acá en Mendoza este gobierno, con un poco de transparencia, hizo aparecer mucha plata para obras, digo solo un poco, porque falta de parte de todos los poderes mucha acción, como la efectiva aplicación de la ley de ética, la actividad administrativa de fiscalía de Estado- investigando irregularidades- y la gran deuda con los mendocinos del poder judicial local resolviendo casos emblemáticos de corrupción que a pesar de llevar mucho tiempo no se conoce qué pasó en realidad.
El Papa Francisco dice que la corrupción, crece, infecta a los hombres y después se justifica. De esta justificación surge la famosa "roba pero hace", yo diría "robo pero hago","robo para la corona". Si no pago la coima mi empresa no gana la licitación y me quedo sin trabajo, yo y mis empleados.
Continúa manifestando el Papa que cuando una persona tiene poder, siempre implicará a otras personas, los hace descender a su nivel, y los transforma en cómplices.
La corrupción es intrínsecamente proselitista, genera una cultura moralizante auto justificante, de modales finos que menosprecia a los demás.
Los corrompidos por los corruptos quedan sometidos, perdiendo su libertad espiritual. El corrupto se garantiza su lealtad, ya que en adelante les hará sentir que pasan a ser tan corruptos como el, apareciendo los archivos de las carpetas comprometedoras que guarda celosamente el corrupto para ser utilizadas oportunamente.
Dando lugar a dichos como, "no se metan conmigo porque prendo el ventilador", "nadie resiste un archivo", o siendo utilizado en forma distorsionada la frase evangélica , "quien esté libre de culpa que tire la primera piedra".
Se necesita mucha valentía para combatir esta infección, sobre todo del poder judicial, pero al estar también infectado políticamente, pasamos a depender, o del azar -los bolsos de López-, o de la tragedia -Once-, o de los excesos groseros de los políticos -el yate de Jaime-, para que recién aparezca la justicia.
En mi pequeña opinión, la gran batalla que se debe dar para avanzar sobre los males que aquejan a la provincia y el país es contra la corrupción estatal y privada ( los empresarios formadores de precio de bienes y sus oligopolios o los que contratan con el estado).
Un planteo que parece idealista o cultural frente a una realidad que nos golpea, pero que si el pueblo estima al momento de votar que se deben defendere valores como la honestidad, la familia, el bien común sobre el personal, que son los grandes antídotos del veneno de la corrupción, creo, podremos torcer la historia para una nueva y gloriosa nación.
Ojalá que al momento de ejercer nuestros derechos prioricemos la corrupción entre los problemas que queremos se solucionen.