Al menos 4 de los 5 hombres imputados por abuso sexual y corrupción de chicos sordos en el instituto Próvolo de Luján de Cuyo continuarán detenidos. Así lo resolvió ayer la jueza de Garantías Alejandra Alonso al hacer lugar al pedido de prórroga solicitado por el fiscal Gustavo Stroppiana, quien había pedido la semana pasada por escrito que el período de prisión preventiva para el quinteto de imputados tenga una nueva extensión.
De esta manera, los curas Nicola Corradi y Horacio Corbacho, y los ex administrativos Jorge Bordón y Armando Gómez continuarán cumpliendo la prisión preventiva tras las rejas (a excepción de Corradi, que tiene arresto domiciliario). La magistrada determinó que sigan detenidos "hasta que haya sentencia" (todavía la causa ni ha sido elevada a juicio) a raíz de la gran cantidad de pruebas que hay en contra de ellos. Además, extendió por 3 meses -renovables- el plazo de la Investigación Penal Preparatoria.
En tanto, el quinto sospechoso varón -e imputado hasta el momento- es el otro ex administrativo José Luis Ojeda, quien momentáneamente permanecerá detenido. No obstante, se ha presentado un pedido para que se evalúe su imputabilidad (es hipoacúsico y presenta un retraso mental), por lo que también su destino es incierto hasta ahora.
De hecho, es el único de los 5 sobre quien aún no se autoriza el cotejo de material genético (ADN) con el semen encontrado en una prenda de ropa interior infantil secuestrada en el instituto.
Sin embargo, fuentes judiciales resaltaron que este pedido no tendría sustento, puesto que estaría comprobado que Ojeda era consciente de sus actos. Y que en La Plata -según declaró la semana pasada una víctima de aquella sede- era cómplice y encubridor de los abusos sexuales. El quinteto de acusados suma 41 casos donde los denunciantes los involucran.
La sexta imputada es la monja japonesa Kumiko Kosaka, quien permanece en el penal para mujeres de Agua de las Avispas y sobre quien pesan otras 3 acusaciones.
Otro detalle llamativo de la causa tiene que ver con una marcada preocupación que se ha observado durante los últimos días en algunos de los denunciantes y sus familiares.
Sucede que observan una cierta desprotección por parte de quienes deben asistirlos psicológicamente -a nivel oficial-, en especial cuando salen de las audiencias y de las cámaras Gesell.