Mauco Abeiro es un pibe con la sonrisa a mano, todo el tiempo. Tiene un “aura” especial, una especie de espíritu que lo hace agradable a primera vista. Es lo que transmite. Tiene sólo 9 años y quienes lo conocen dicen que es una persona espontáneamente solidaria, y que por eso sus acciones no sorprenden.
El lunes, el chico del barrio Escorihuela de Guaymallén, encontró un perrito de la calle, lastimado en una de sus patas delanteras. No lo pensó. Lo tomó en brazos y lo llevó al patio de su casa, mientras su mamá Laura estaba trabajando.
“Le dimos de comer y lo bañamos”, cuenta Mauco con voz pícara y mientras mira de reojo a su mamá, porque sabe que hizo algo que no debe, pero es lo que el corazón grande que tiene le pide y, en definitiva, el que manda.
Como el perro, bautizado por Mauco como Rocko, tiene que hacers una revisación médica y quizás operarse y la situación económica no es la mejor en su casa, el chico pensó en vender su nueva patineta para cubrir los gastos. “Yaya voy a vender mi patineta para curarlo”, le dijo ese lunes a su abuela.
“Lo hizo sin que yo le dijera nada. Él es de ayudar a los perros y pajaritos de la calle que necesitan cuidados. Pero esta vez la situación económica no da para gastos inesperados. Por eso, él solo se ofreció a vender su patineta. Él es de hacer esas cosas, hace poco regaló la Play a unos hermanitos que no tenían”, señala su mamá, que aunque lo reta por lo que hizo en el fondo se siente orgullosa por su hijo.
Rocko, el perro
Aunque Laura asegura que no pueden quedarse con el perro, lo cierto es que Mauco ya lo bautizó y el “chucho” lo sigue a todas partes y le da besos cada vez que puede. Es un blanco callejero, con algunas manchas en la cabeza y tiene esa infatigable mirada de perro sin dueño.
“Le pedí dos pesos a mi mamá para poder comprar comida a Rocko, cuando lo trajimos. Se comió el plato en dos segundos”, describe el chico mientras acaricia la cabeza del animal.
“Ahí nomás se me ocurrió vender la patineta para poder juntar algo de plata. Ahora hemos visto que ha estado comiendo por eso ahora anda de un lado para el otro. Antes ni siquiera se levantaba. Para mí se agarró con unos perros o lo atropellaron, no sé”, remarca el estudiante de cuarto grado de la escuela Granaderos Argentinos.
De la patineta, flamante y colorida, vale decir que se la regalaron para el día del niño, el pasado agosto, y que aún no ha llegado a usarla. Afortunadamente para Mauco, gracias a la colaboración de una protectora, va a poder conservarla, aunque esto último era lo que menos le preocupaba.
Las redes sociales, tan cuestionadas a veces, ayudaron a que el mensaje de Mauco a través del Facebook de su mamá llegara a miles de mendocinos. La solidaridad llegó en poco tiempo. “Una señora, Ruperta, de Perros Mendocinos, ofreció una cuenta bancaria que tienen con una veterinaria “Pulgosos”, de San José, para que lleven a Rocko y lo atiendan allí con los gastos pagos”, explicó Laura. Agregó que está circulando una foto de su hijo con un mensaje en donde se dice que rifa su patineta para los gastos del veterinario.
“Quiero que quede claro que no estamos organizando ninguna rifa, ni hemos visto ningún dinero. Porque hemos visto mensajes que no hemos armado nosotros ni hemos organizado nada. No sabemos de dónde viene ese pedido”, aclaró la mujer algo preocupada por la viralización de este mensaje.
“La repercusión ha sido impresionante, me llenaron de mensajes, han compartido el pedido más de 200 personas. Es la primera vez que pedimos ayuda porque esta vez no tenemos cómo asumir los gastos. Por suerte, la acción de Mauco despertó la solidaridad de las personas”.