Profesora de artes visuales, a cargo de la utilería

Érica Salinas tiene 30 años, nunca se había mostrado interesada por la tradicional fiesta mendocina. Pero desde hace tres años, "me ha ido atrapando".

Se dice que Vendimia enamora, y ese parece ser el caso de Érica Salinas (30), una sancarlina profesora de artes visuales que descubrió los encantos de la tradicional fiesta mendocina recién a los 27 años.

Hoy, es la responsable de la utilería menor y mayor de la fiesta vendimial de San Carlos. Las piezas que realizó, junto a todo un equipo de trabajo, fueron parte del espectáculo que se basó principalmente en la identidad de los habitantes del lugar.

A pesar del calor, hombres y mujeres pintaron, cosieron y armaron botellas, copas, flores y demás cosas que brindaron realismo al show. Lamentablemente, algunas cosas sufrieron daños por la tormenta de la semana pasada y no pudieron ser utilizadas.

No obstante, el espíritu festivo siguió intacto. "En mi vida nunca estuve relacionada con Vendimia ni con las tradiciones", reconoce la joven. Su

acercamiento llegó "hace tres años, cuando empecé a hacer algunas cosas para la utilería" de la fiesta sancarlina.

Según explicó, la gente de la zona desea sentirse identificada con los personajes que aparecen en el espectáculo. Desde su lugar, debe pensar en los detalles que permiten reconocer a los personajes populares de San Carlos.

"Por ejemplo, si hay un vecino al que siempre se lo veía andando en bicicleta, debemos ponerlo con ella", indica. Lo mismo ocurre con los "minicircos" de otras personas populares. Asimismo, las piezas deben tener "un tamaño que permita identificar de qué se trata desde donde está el público, pero sin llegar al ridículo", describe. Érica vive cada experiencia "con toda la emoción de saber que las cosas van a formar parte de la fiesta", sabiendo que el desafío radica en "ayudar a expresar en el escenario aquello que el guión desea transmitir".

Desde que la convocaron hace 3 años, comenzó a descubrir los encantos de la celebración más popular de la provincia. En 2015, participó también en el armado del carro que llevaría a la reina sancarlina, Evelyn Neila, en la Vía Blanca y el Carrusel. Previamente, había organizado"exposiciones de arte dentro de los quinchos que están en el precio donde se hace la fiesta", en el Teatro Neyú Mapú. Pero nunca había vivido la Vendimia desde adentro.

A partir de su primera participación, su acercamiento a las tradiciones ha ido en aumento. Es más, en 2015 empezó a estudiar el Profesorado de Folclore y fue parte de los bailarines que dieron vida a "Vendimia de un amor, entre mitos e historias", el pasado sábado. Sin dudas, ella no esperaba que en algún momento su vida quedaría tan vinculada a la popular celebración.

Por eso, reconoce que la misma la "ha ido atrapando desde todos los puntos", y que le genera "mucha felicidad estar en el grupo que la arma". El equipo está conformado por gente muy joven y por personas que llevan años trabajando en el tema, quienes tienen la generosidad de transmitir sus conocimientos a los que recién están empezando.

Su familia se siente sorprendida al verla tan entusiasmada con la fiesta, ya que ellos nunca se han mostrado interesados por las tradiciones mendocinas ni sancarlinas. "Ahora tienen que venir a verme. Por un lado, me dicen que estoy totalmente loca, por otro, están felices de acompañarme".

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