Producto Bruto Geográfico: predominan los servicios y matriz productiva concentrada

Lo indica un estudio de la Facultad de Ciencias Económicas que analiza el período 2003-2014. Fuerte presión fiscal y suba del gasto público.

El Producto Bruto Geográfico (PBG) de Mendoza ha crecido a una tasa anual media del 3,7% entre 2003 y 2014. Si se excluye el aporte del sector público, el crecimiento disminuye al 3%.

El aporte del gasto público provincial impactó en la economía creando empleo y aumentando impuestos. La matriz productiva provincial muestra una creciente concentración en servicios, siendo la cadena vitivinícola la única actividad productora de bienes cuya evolución puede considerarse comparable, durante la primera etapa de este período, con la dinámica de los sectores terciarios, aunque su evolución fue la que originó, a través de distintas actividades, el dinamismo de las actividades de servicios.

Estas y otras interesantes conclusiones sobre la economía de Mendoza entre 2003 y 2014 fueron analizadas por la economista Elizabeth Pasteris en su trabajo Matriz productiva, competitividad sostenible y territorio.

También indica que el crecimiento económico del territorio acompañó este patrón, siendo los departamentos de mayor especialización en estas actividades los que han dinamizado su economía.

Estos territorios presentan también elevado ingreso por habitante, siendo necesario destacar a Godoy Cruz y Guaymallén, en el Gran Mendoza. En el extremo opuesto, los departamentos con mayor especialización minera (San Carlos y Malargüe) han manifestado el menor dinamismo.

El crecimiento económico producido a lo largo del período 2003-2014 se ha distribuido de modo tal que profundiza las desigualdades económicas existentes al inicio del mismo.

Pasteris afirma que el PBG se ha concentrado, perdiendo diversificación la matriz productiva. “Esta es una realidad para Mendoza en su conjunto, aunque no para todas las regiones.

Sin embargo, no se advierten actividades que se destaquen por su dinamismo, sino que es la caída en ciertos sectores lo que lleva a mejorar los indicadores de concentración económica”, apunta en su estudio.

La economía de Mendoza ha crecido en los últimos años hasta llegar a un nivel de Producto Bruto Geográfico de más de 140.000 millones de pesos durante el año 2014.

La Provincia aporta el 3,85 al PBI de Argentina, ubicándose después de Buenos Aires (31%); Capital Federal (23%); Córdoba y Santa Fe (8,7%). Después del período de recesión iniciado en 1998, y que tuvo su punto crítico en 2002, se produjo una fuerte recuperación de la actividad económica provincial, que alcanzó altas tasas de crecimiento.

La crisis internacional comenzada en el 2008 frenó este proceso y, si bien en 2010 mostró recuperación, a partir de 2011 la trayectoria de la economía presenta crecimiento a ritmo decreciente, hasta caer un 3,7% en el último año, indica el informe.

La trayectoria de la economía provincial sigue el ritmo de la nacional, con una elevada correlación en el período en estudio. Sin embargo, se advierte una profundización de la distancia entre el ingreso per cápita provincial y el nacional.

En efecto, mientras en el 2003 la renta por habitante del país superaba en la provincia el 28%, en 2014 llegó al 37%. Esto equivale a 2,3% anual de crecimiento en el caso de Mendoza y a 2,9% en el caso de Argentina.

La evolución de la composición por actividades muestra el fuerte incremento en la participación del sector terciario, que alcanza el 67% en el año 2014. Buena parte de este crecimiento se explica por las actividades a cargo del Estado.

Por ello, si se excluye el aporte del sector público, esta participación disminuye al 56%, confirmando la importancia del componente del gasto público, resalta Pasteris.

El sector agropecuario ganó participación, aunque no marcadamente, hasta el año 2010, para luego revertir la tendencia, convirtiéndose en el gran perdedor del período. Las actividades secundarias también han perdido importancia relativa.

En el plano sectorial, gran parte de la expansión de los últimos años se explica por la dinámica del comercio, de la producción vitivinícola y, durante cierto período, del precio del petróleo.

Si se compara la composición actual del Producto de Mendoza con el de Argentina, se advierte menor especialización regional en actividades secundarias (o industriales).

En cuanto a la evolución 2003-2014, la Provincia presenta un marcado aumento en la participación del sector terciario (o de servicios), en detrimento de los dos restantes. En contraposición, la Nación muestra un descenso del sector terciario, que cede participación a las actividades primarias y secundarias.

Otro aspecto que debe tenerse presente es que gran parte de la industria provincial tiene base agraria, integrándose verticalmente con el eslabón primario para construir la cadena de valor.

Los servicios prestados por actores privados, particularmente el turismo, también tienen una fuerte conexión con la agricultura.

A lo largo del período, las actividades más dinámicas de la matriz productiva provincial y, al mismo tiempo de mayor peso relativo, son las comerciales, financieras y los servicios personales.

El fuerte crecimiento las ha llevado a ganar peso relativo al final del período. El transporte y las comunicaciones, por su parte, si bien no son tan importantes, muestran interesantes tasas de crecimiento, que las llevan a ganar participación al fin del período.

Los sectores de minas y canteras, construcción y electricidad, muestran tanto bajos aportes a la actividad económica global como bajas tasas de crecimiento. Finalmente, la industria manufacturera pierde participación en el producto provincial, debido a su baja tasa de crecimiento, explica en su estudio Pasteris.

En el mejor de los escenarios, esto es, sectores de mayor peso relativo y mejor desempeño en términos de crecimiento, se encuentra el sector comercio. En el mismo cuadrante, pero con valores más cercanos al promedio provincial, para ambas variables, se ubica el sector financiero.

En la esquina opuesta, baja participación inicial y pobre desempeño, se encuentran las actividades de prestación de servicios públicos y construcción. Con una baja participación inicial, pero con tasas de crecimiento superiores al promedio se ubica el transporte.

Mientras tanto, en situación inversa se ubica la industria manufacturera y la minería. Servicios personales privados y sector agropecuario tienen una participación inicial promedio.

Sin embargo, mientras el promedio creció cerca del doble del promedio provincial, el segundo creció a menos del 1% anual.

La carga tributaria

Un buen análisis de la carga tributaria realizó Pasteris en su trabajo. Así es como destaca que la presión tributaria ha aumentado fuertemente, pasando del 3,7% en 2003, a 7,1% en 2014. Claramente, es el impuesto sobre los Ingresos Brutos el de mayor peso a lo largo de todo el período.

Es además, el de mayor crecimiento, ya que significaba una carga de 1,8 puntos del PBG en 2003 y 5,6 puntos en 2014. En el resto de los tributos provinciales la variación fue de menor magnitud.

Los indicadores arriba expuestos se han obtenido tomando como referencia el PGB Total. Es más preciso tomar como valor de referencia al PBG, porque mide la cantidad total de bienes y servicios finales que ha producido una economía, pero excluido el aporte del gasto público.

Es que los impuestos son pagados por las empresas y las personas y constituyen una carga para el sector privado y no para el público.

La presión tributaria así calculada de origen provincial resulta superior. En 2003 era del 3,9% y se elevó al 8,4% en 2014. El impuesto sobre los Ingresos Brutos significa una presión del 1,9% al inicio de la serie y del 6,6% al final. Interesa también destacar las diferencias de comportamiento que la presión tributaria de origen provincial presenta a lo largo del período.

En efecto, entre los años 2003 y 2006 se observa un suave crecimiento, a partir de entonces y hasta 2010 se mantiene relativamente estable y a partir de 2011 se incrementa fuertemente, acompañando la expansión del gasto público provincial. La dinámica de la recaudación total tributaria, propia, fue muy superior a la dinámica económica privada, aumentando la presión impositiva total.

Con la excepción de Electricidad, Gas y Agua, todas las alícuotas se incrementaron al menos el 33%, siendo Explotación de Minas y Canteras (aumento del 456%), Agricultura (122%), Industria Manufacturera ( 100%), Comunicaciones (100%), Comercio minorista (75%), entre las más castigadas.

Pasteris concluye en que los requerimientos financieros del Estado provincial impusieron una carga tributaria creciente sobre la actividad económica, evidenciada de modo más notorio en el impuesto sobre los Ingresos Brutos.

Esta presión contribuyó a disminuir la competitividad de las empresas, con diferencias significativas según el sector de actividad al que se dedicaran.

Debido al carácter distorsivo del impuesto, que grava adicionalmente cada una de las etapas de la cadena productiva, el peso de la carga resulta mayor para las cadenas con menor grado de integración.

El empleo privado

Con respecto al empleo Pasteris señala que las características de las funciones de producción determinan diferencias cuando se comparan participaciones sectoriales en la demanda de empleo privado con sus participaciones en el PBG.

Las más significativas se observan en Minas y Canteras, por su función de producción intensiva en capital, y Servicios Personales, por su función de producción intensiva en trabajo.

Las contribuciones no cambian sustancialmente en la demanda provincial de empleo privado a lo largo del período analizado (2003-2015).

Se destaca el crecimiento de la industria de la construcción (del 4,3% al 6,8%) y de los servicios prestados por restaurantes y hoteles (del 2,5 al 4,0%).

En el extremo opuesto, son notables: la caída en la participación de la industria manufacturera (del 23% al 19%) y, en particular, de la industria de alimentos y bebidas (del 15,6% al 12%).

En cambio, las modificaciones a lo largo del período, así como la existencia de ciclos, son más marcadas en los aportes sectoriales al PBG.

Es razonable pensar que esta diferencia de comportamiento se debe a la existencia de cierto grado de inflexibilidad en el empleo privado registrado.

Todos los sectores económicos muestran superior crecimiento en empleo que en valor agregado, siendo el agropecuario el caso más notable.

El intenso ritmo de crecimiento que experimentó la ocupación durante la expansión económica iniciada en 2003 constituye uno de los rasgos más destacables del período.

Debe mencionarse, sin embargo, que las elevadas tasas de los primeros años no fueron sostenibles en el tiempo, explica Pasteris.

Con el mayor aporte en términos de empleo y con crecimiento por encima de la media, se ubica  el sector Comercio en 2015. El sector de la Construcción presenta la mejor performance en términos de demanda de empleo, aunque su participación es relativamente baja.

Los sectores Minas y Electricidad, gas y agua son los de menor aporte al empleo total en 2015. La participación de transporte en el empleo se ha mantenido en niveles relativamente bajos

Por último, las actividades agropecuarias muestran la peor performance en términos de crecimiento. El peso de este sector en el empleo total es intermedio y presenta un crecimiento inferior a la media provincial, indica el informe.

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