Primero hay que saber sufrir para poder gozar

En un partido que siempre lo tuvo arriba en el marcador, Rivadavia lo ganó con lo justo por un doble: 69-67.

Anoche Centro Deportivo Rivadavia recibió a Racing Club en el segundo partido de la serie y tras un cierre para el infarto, logró imponerse por 69 a 67 y ahora viaja a Avellaneda con la ventaja de 2 a 0.

La solvencia con que el Naranja ganó el primer partido apareció desde el salto inicial. Esta vez no hubo  desconcentraciones defensivas y el arranque fue auspicioso.

Racing falló mucho bajo el tablero rival y sufrió esa inoperancia en las rápidas transiciones del local. Con un goleo muy bajo para las intenciones de unos y otros, el primer cuarto tuvo mayor efectividad en los lanzamientos desde la línea de tres.

La etapa se fue 16-9. Arancibia, que había encestado un triple a segundos del cierre de la etapa anterior, lo abrió de la misma forma y provocó los nervios de la visita.

Las imprecisiones se hicieron más claras, aunque con los movimientos desde el banco fue corrigiendo ese andar tambaleante y acercó posiciones con un parcial a su medida: 33-29. Sin Giaveno en cancha y con algunas modificaciones en su quinteto inicial, Rivadavia tomó malas decisiones ofensivas y permitió la reacción.

El tercer cuarto estuvo cargado de todo. Desconcentraciones locales y yerros claves, mejor producción académica y luego recuperación naranja. Todo, claro, matizado con algunos fallos arbitrales que encendieron la polémica y varios triples que levantaron de sus asientos a los hinchas.

El cierre estuvo dado por una enorme paridad. Ambos expusieron sus mejores pasajes en esta etapa y llegaron a la chicharra con un resultado ajustado y Rivadavia sacó a relucir su chapa para ganar un compromiso que lo deja bien parado para la cita en Avellaneda.

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