Presión tributaria, inflación y tipo de cambio: un modelo que afecta a todos los sectores

El autor plantea su desacuerdo con los conceptos expresados tanto por el Gobierno provincial como nacional durante el Desayuno de Coviar. Cree necesario ampliar la base impositiva. Asegura que los empresarios pequeños y medianos tienen miedo de perder su

Presión tributaria, inflación y tipo de cambio:  un modelo que afecta a todos los sectores
Presión tributaria, inflación y tipo de cambio: un modelo que afecta a todos los sectores

Las palabras de la presidenta de Coviar, Hilda Wilhelm, durante el desayuno organizado por su institución con motivo de los festejos vendimiales, mostraron con veracidad y contundente claridad la muy delicada realidad que atraviesa la vitivinicultura en nuestro país.

Su mensaje marcó un claro punto de inflexión sobre todo lo que debe hacer el Gobierno para asistir a una industria que necesita de medidas concretas para salir de su difícil situación.

Entre los puntos señalados se contaron: un tipo de cambio diferencial (que no es lo mismo que devaluación), la disminución de la fuerte presión impositiva y medidas efectivas para disminuir la inflación.

Ha sido la primera vez que la máxima autoridad se aparta “del libreto original” y marca con dureza y énfasis la realidad del sector y la muy difícil situación del pequeño y mediano productor, lo cual no es poca cosa, contando además que marzo y abril son meses cruciales para la cosecha.

Sumado a esto, los productores deben también enfrentar los embates de la naturaleza: la botrytis que avanza y la peronospora que comienza a manifestarse, la posibilidad de grandes tormentas y granizo, etc.

La respuesta de los funcionarios nacionales y provinciales a su planteo fue ignorar la realidad planteada y no referirse al azote inflacionario, al cepo cambiario, a las retenciones, ni a la situación impositiva que ahoga a todo empresario que se desarrolla dentro de la economía formal.

A cambio dieron “consejos” a los empresarios (los cuales son más que idóneos y no necesitan recetas mágicas), se introdujeron en un tema que está “de moda”: responsabilizar a los supermercados y a la cadena de valor, señalando que por allí pasa una gran parte del problema y la crisis internacional en materia de consumo de vinos.

Para finalizar, el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Casamiquela, le solicitó a la presidenta de Coviar que no fuera tan “emotiva en sus apreciaciones”.

Ante esta situación nos preguntamos: ¿era preferible que la Sra. Hilda Wilhelm mintiera sobre lo que está sucediendo?

También los funcionarios provinciales pretendieron darles consejos a los empresarios, experimentados hombres del sector que ya lo han visto todo, sobre qué hacer.

Muy preciso el discurso del presidente de Bodegas de Argentina, Juan José Canay, durante el almuerzo de las fuerzas vivas, realizado en Bodegas Crotta (con la ausencia por segundo año consecutivo del gobernador Pérez).

Definió la situación actual como la crisis más dura desde la década del ’80, atribuyendo la pérdida de competitividad a diversos factores, como el tipo de cambio y la espiral inflacionaria que no cesa.

Su diagnóstico fue acertado, al expresar claramente a los funcionarios que las bodegas no son responsables del precio del vino en los supermercados. Añadió que no son competitivos ni en el mercado nacional y menos aún en el exterior y que en el último año han perdido 100 millones de litros de vino en ventas.

Entre otras explicaciones, manifestó que es “ético” que las empresas ganen. Para decirlo claramente, nadie pone un negocio para fundirse, sino para que sea rentable.

Parece absurdo tener que señalar este concepto, sin embargo se debe hacer. Esto que ocurre en la industria madre de Mendoza no difiere de lo que está ocurriendo en la mayoría de las actividades productivas de nuestra provincia y especialmente en todas aquellas que están dentro del encuadramiento formal.

En este punto UCIM desea plantear su desacuerdo ante el Gobierno por no ampliar la base impositiva, trabajo que no es dificultoso con los avances informáticos.

Confluyen en UCIM la mayoría de las actividades: comercio, servicios y todo el amplio marco de la industria mendocina.

Tenemos horas conversando con dignos hombres de pequeñas o medianas empresas que están seriamente preocupados. El temor a perder su negocio es cada vez mayor, los argumentos que exponen son entendibles y claros.

Estos sectores esperan respuestas que no solo no llegan, sino que son engañosas y no condicen con la realidad.

Todos aspiramos a un futuro mejor, donde la inseguridad personal y cruel no nos siga metiendo miedo y muerte (de esto no se habla tampoco); la seguridad jurídica nos permita establecer claras reglas para nacionales y extranjeros y así regrese la inversión genuina, la que llega para quedarse; que podamos generar rentabilidad, la cual debe derramarse a toda la comunidad especialmente a los más necesitados; que la salud de todos esté garantizada; que nuestros abuelos sean respetados; que a los niños se les permita crecer y desarrollarse. Que la paz nos alcance a todos.

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