Presidentes light con promesas para el futuro

¿Qué dejó la Cumbre, además de 3.000 turistas que dieron trabajo a hoteles y restaurantes, y tal vez cuenten lo bueno y lindo que tiene Mendoza?

Por Marcelo Zentil - mzentil@losandes.com.ar

Pasó la Cumbre del Mercosur y Mendoza sobrevivió. En realidad, casi ni se enteró, salvo por las restricciones de tránsito en los alrededores de los hoteles donde se hospedaron las delegaciones.

No hubo manifestaciones a favor de los que allí estaban, ni esperas de horas para verlos de cerca, ni fans que suplicaran por una foto. Los que vinieron, en definitiva, son presidentes de bajo perfil, casi silenciosos.

Algunos, como Michelle Bachelet, porque están en retirada y sin respaldo popular. Otros, como Michel Temer, porque llegaron al poder de muy mal modo y sólo acumulan denuncias  por corrupción en su contra.

Evo Morales dejó de ser lo que era. Perdió aquella frescura que generó su irrupción en el firmamento político latinoamericano. Tal vez, es cierto, no se sienta cómodo con sus nuevos colegas. Pero muchos años de gestión  desgastan y también dejan en evidencia los lados oscuros.

Tabaré Vázquez dejó la que quizás sea la mejor definición de la cumbre, esa que va a fondo y muestra un camino. “Todos tienen derecho a vivir dignamente y eso significa que nacer no sea un problema, ni crecer una travesía, ni envejecer una condena”, dijo al ser nombrado doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Cuyo. Pero igual muchos extrañan las declaraciones picantes y efectistas de Pepe Mujica.

Mauricio Macri no es Cristina, está claro. Lo suyo no es el relato épico de batallas contra los poderosos, que siempre son otros.

Pragmatismo y definiciones sobre alianzas económicas que parecen muy lejanas no entusiasman a muchos.

También es cierto que no hubo protestas, más que las generadas por las restricciones de circulación. Los opositores a este nuevo momento político regional eligieron la opción más fácil: se encerraron entre cuatro paredes a escucharse y aplaudirse despotricando porque ya no son ellos los que cortan el bacalao. Obviamente, prometieron volver. No soportan estar a la intemperie.

¿Pero qué dejó la Cumbre, además de 3.000 turistas que dieron trabajo a hoteles y restaurantes, y tal vez cuenten lo bueno y lindo que tiene Mendoza?

La pregunta retumba y no tiene respuestas directas. Los condicionales doblegan a las certezas. Todo depende.

Si el acuerdo comercial con la Unión Europea se hace, aunque no sea antes de fin de año como promete el optimismo perenne del macrismo, podremos decir que sirvió.

Si la Alianza del Pacífico se abre al Mercosur, también habrá servido. Todo nuevo mercado para nuestra producción es bienvenido.

Obviamente, después habrá que ver las condiciones y la letra chica. Pero el intento vale y es más difícil avanzar si el bloque regional no se reúne a discutirlo, aunque los presidentes hayan estado cara a cara apenas unas horas.

Si nada de eso pasa finalmente, la Cumbre que terminó será como tantas otras, incluso como aquella que también se hizo en Mendoza en 2012 y aún nos preguntamos qué beneficios trajo.

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