Porcinos: costos e importación complican la producción

Productores se quejan porque esta llegando carne de Brasil y Dinamarca y caen los precios. También afirman que los valores de la soja y del maíz -éste ha bajado- siguen siendo elevados.

Un leve repunte en el precio del capón para faena y la baja que empezó a experimentar el valor del maíz, no han sido suficientes para llevar tranquilidad al sector de la producción porcina, que viene de varios meses sin poder acomodarse.

El panorama se habría complicado un poco más a partir del ingreso de carne de cerdo congelada desde el exterior lo que, según la lectura de los granjeros, estaría bloqueando un despegue más claro de los precios de la carne local en el mercado argentino.

Mientras tanto, la persistencia de altos costos de producción no permite poner en condiciones de competitividad a las carnes argentinas fuera de país para poder exportar, lo que ayudaría a descomprimir la oferta de proteína animal en el mercado interno.

Jorge Rodríguez, responsable del establecimiento Pucará, de Tunuyán, aseguró que la actividad "está muy pesada". Advirtió que “aún no hemos podido sobreponernos al aumento que sufrieron los granos y el precio del cerdo ha variado muy poco, está prácticamente en los mismos niveles que en los últimos meses del año pasado, antes del ajuste cambiario”.

Reconoció que el precio del maíz bajó después de la suba fuerte de fines de 2015. “Hay que tener en cuenta que el año pasado estábamos con un maíz de 950 a 1.000 pesos la tonelada, llegó a 3.000 o 3.100 y hace dos semanas había quedado en alrededor de 2.500".

Aseguró que “con esos números estamos sobre la raya, y le diría que vamos para atrás” porque, frente a ello, “el precio del capón en pie ha venido fluctuando entre 18 y 19 pesos el kilo, que son prácticamente los mismos valores que los del año pasado”.

En este caso “no ocurrió como con el novillo, que aumentó, el pollo también fue subiendo de precio, pero el cerdo se mantuvo y en algunos lugares del país se ha estado vendiendo a 17 pesos el kilo en pie”.

Leandro Acosta, titular del Establecimiento El Aragonés, de San Rafael, fue un poco más allá al asegurar que el negocio “está muy mal, muy complicado”, porque “subió muchísimo el precio de los cereales y el del cerdo en pie recién ahora se está queriendo mover algo, la semana pasada estuvo entre 19 y 20 pesos el kilo vivo”.

Por eso, “lo que es la cría -producción primaria- está pasando un momento muy crítico, porque se está trabajando prácticamente sin utilidad”.

Admitió que “a nosotros nos salva un poco el hecho de estar integrados”. Es que, además de la granja, donde hay producción intensiva de cerdos, Acosta industrializa y vende carne fresca y chacinados directamente al público en su boca de expendio en San Rafael, y a grandes trozaderos y carnicerías del Sur de la provincia y del Valle de Uco.

“Eso nos permite defendernos un poco mejor, pero hemos pasado momentos muy duros”.

El empresario sureño evaluó que “ahora parecería que tiende a encontrarse un punto de equilibrio, entre que el maíz no siguió subiendo y el precio del cerdo se ha recuperado algo”. De todos modos, “no hay que olvidarse que tenemos la soja a $ 4.300 la tonelada y el maíz que -si bien ha bajado un poco- hasta la semana pasada estaba entre 2.300 y 2.200 pesos por tonelada”.

Por eso “hasta hace poco más de un mes la situación era insostenible, porque el capón valía 17 o 17,50 pesos y el maíz costaba $ 3.000 la tonelada”.

Por otra parte, Jorge Rodríguez indicó que “el precio de la carne de cerdo al consumidor ha quedado un poco más retrasado que el de la carne vacuna, pero son ofertas limitadas, de algunos cortes y en algunos supermercados”.

Carne importada

Sobre esto, el empresario de Tunuyán advirtió que el panorama se complica más porque “se abrió la importación, y están entrando -de Brasil y de Dinamarca- distintos cortes que vienen en caja, procesados, y eso ha inducido una baja del precio a nivel nacional”.

Apuntó que “si bien esa carne no viene a Mendoza, incide en forma indirecta en los precios del capón, porque es un volumen adicional de carne que presiona sobre la demanda”.

Explicó que “nuestros clientes (que son frigoríficos y pequeños carniceros), hay semanas que nos piden menos y otras semanas nos piden un poco más y se quedan con algo de stock”. De manera que “la demanda es en cierta medida fluctuante, pero en el promedio está estancada”.

El empresario confía que “el precio de la carne de cerdo va a subir, porque si no, no vamos a poder seguir produciendo”. De hecho, “según lo que dicen algunos especialistas, se va a empezar a equilibrar el mercado”, probablemente porque “viene la época de mayor demanda de los frigoríficos”.

Ante la consulta sobre si esa mayor demanda no sería cubierta con una cuota adicional de carne importada, Rodríguez respondió: “Es la gran incógnita”.

Recordó que “desde el Gobierno nacional se plantea que debemos dejar de producir sólo materias primas y pasar a transformarlas”, y remarcó que “producir carne es transformar los granos, es agregar valor y dar trabajo”.

Reveló que la Asociación que nuclea a los productores está planteando permanentemente a las autoridades su preocupación sobre el ingreso de carne de cerdo del exterior, y aseguró que “se está trabajando para buscarle alguna solución al problema”.

Al observar este mismo punto, Leandro Acosta agregó que “el Gobierno, apenas arrancó, cometió algunas torpezas, como permitir el ingreso irrestricto de carne congelada” de esos países, “lo que hizo que se plancharan los precios”.

Más lechones por madre

Acosta confía en que “en no mucho tiempo debería empezar a normalizarse la situación, creo que esto va a terminar con un cerdo a 20 o 21 pesos más IVA, con un maíz de 2.200 o 2.300 pesos, que es lo que tenemos ahora”.

Pero, “por lo pronto, el sector (hablando de la producción primaria) no está pasando su mejor momento”, por lo que “la productividad es hoy lo que puede marcar la diferencia”.

Néstor Guizzardi, director de Ganadería de la Provincia, coincidió en que buena parte del problema está en el número de crías logradas por madre y en las pérdidas de lechones recién nacidos, por lo que “hay que trabajar mucho sobre genética, adecuación de instalaciones y manejo”.

Por lo demás, “mercado no va faltar, porque no producimos ni el 30% de lo que consumimos”, y relativizó el impacto de las importaciones en el mercado nacional, porque “en la Nación han hecho las cuentas y parece ser que no suman ni el 5% del consumo” argentino.

De hecho, aseguró que en el sur de la provincia “el precio del capón en pie no baja de 21 pesos el kilo, y faenado, más de 30 pesos".

Productividad necesaria en el negocio

Para el empresario de San Rafael, Leandro Acosta, “en este momento empiezan a tallar otros factores, que tienen que ver con la productividad de la granja”. En ese sentido, remarcó que “hoy por hoy es necesario estar destetando, como mínimo, de 10,5 a 11 lechones por hembra, por parto, para ganar algo de dinero, pero bastante poco”.

De manera que, a pesar de ese freno en la escalada del precio de la soja y el cierto retroceso en el del maíz (aunque se mantiene muy por encima de lo que costaba hace menos de un año), sumado a la leve recuperación en el precio del capón, “hay que encuadrarse en ciertos parámetros productivos para que estemos hablando de un número razonable, si no, se pierde plata”.

Desde la División de Asesoramiento Técnico en materia de Nutrición y Sanidad Animal de Granjol (con sede en Coquimbito, Maipú), Reynaldo Ivars subrayó en igual sentido que “si uno no tiene un promedio de por lo menos 10 lechones por madre y por parto, deja de ser negocio, y haciendo un buen manejo se pueden lograr hasta 2 pariciones y media por año, en el caso de las granjas más tecnificadas”.

Pero la mayoría de los criaderos más chicos “tienen una o una y media, y si nacen 14 lechones quizás les quedan vivos 8”.

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