Continúa el debate por las modificaciones de la Ley de Tránsito y crece la tensión por la propuesta de “tolerancia cero” al consumo de alcohol. Representantes de la industria vitivinícola se mostraron en contra de la prohibición y aseguraron que el consumo interno de vino podría caer hasta un 20% al mismo tiempo que no se solucionaría el problema de los accidentes fatales por exceso de alcohol.
Actualmente el artículo 48 de la Ley N° 24.449 establece que “queda prohibido conducir cualquier tipo de vehículos con una alcoholemia superior a 500 miligramos por litro de sangre”. Para manejar motocicletas o ciclomotores no se deben exceder los 200 miligramos por litro de sangre y para vehículos destinados al transporte de pasajeros de menores y de carga no se permite ni un solo miligramo de alcohol en sangre.
La modificación propuesta por el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, llevaría la tolerancia cero a todo tipo de vehículos. De ahí el enojo de los actores de la vitivinicultura, quienes manifiestan que el vino está lejos de los consumos excesivos que provocan los accidentes fatales.
Cabe aclarar que lo que está en discusión es “cuál solución aplicar”, pero hay conciencia plena de que existe un problema de alta gravedad que requiere atención. Según datos difundidos por la organización civil Luchemos por la Vida, en 2013 fallecieron 7.896 personas por accidentes de tránsito en Argentina. Las víctimas en Mendoza fueron 369 y en Cuyo, 685.
La posición vitivinícola
En la mañana de ayer se realizó una reunión plenaria en el Senado de la Nación para introducir modificaciones a la Ley de Tránsito. En ese marco, se plantearon las diferentes posturas respecto a la propuesta de “tolerancia cero” para el consumo de alcohol.
Los representantes de la industria vitivinícola mantuvieron un discurso unánime en defensa del sector. En líneas generales, se advierte que los accidentes de tránsito provocados por alcohol se producen en la mayoría de los casos entre los conductores jóvenes a la salida de los locales bailables, donde el vino prácticamente no tiene intervención.
Bajo ese concepto, se rechaza en absoluto la tolerancia cero y se proponen otras soluciones que no perjudiquen a una industria que consideran “no tiene que ver con el problema”. Además, recuerdan que las decisiones de política económica del Gobierno nacional han perjudicado permanentemente al sector, provocando “pérdida de competitividad, costos crecientes y caída de la producción” en los últimos años.
Ante este panorama, hay temor por el impacto que la aprobación del proyecto de ley podría tener en los niveles de consumo, que hoy alcanza los 25,6 litros per cápita, según datos de Coviar. Juan Carlos Pina, gerente de Bodegas de Argentina, explicó que “en Córdoba, donde rige tolerancia cero desde junio, el consumo de botella abierta (restaurantes y degustaciones) cayó un 20% en los últimos meses”, según la experiencia del sector.
Se mostró de acuerdo con esta apreciación Fernando Barbera, presidente de la Asociación Empresaria Hotelero, Gastronómica y Afines de Mendoza. “En Córdoba se habla de una caída del 20% en el consumo de vinos en restaurantes y en Mendoza podría descender el consumo de vino en restaurantes si se aplica la tolerancia cero”, señaló.
En tanto, Guillermo García, presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), explicó que “en términos generales se estima que puede haber una caída del consumo interno del 10%”, aunque aclaró que el impacto variará de acuerdo al acatamiento de cada provincia. “La ley sólo impone tolerancia cero en rutas nacionales”, recordó.
Por su parte, Sergio Villanueva, gerente del Fondo Vitivinícola de Mendoza y Mauro Sosa, gerente del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, adhieren a la postura en contra de la tolerancia cero y aseguran que la solución “no es la prohibición sino el endurecimiento de los controles de tránsito para evitar que se conduzca con más de 500 miligramos de alcohol por litro de sangre”.
Además, aseguraron que es indispensable el trabajo en concientización. Para Sosa, “hay que trabajar en la educación de los jóvenes en colegios primarios y secundarios”.
Villanueva sacó la misma conclusión y declaró que “con la tolerancia cero, no se ataca la causa del problema”.