El polémico cura Yáñez se aleja del Hogar de Monte Comán

El sitio, donde se recuperan chicos judicializados, pasará a la Dinaf. El religioso está suspendido como sacerdote pero su intención es reincorporarse a la diócesis.

Fernando Yáñez, más conocido como "el cura de Monte Comán" anunció que se aleja del hogar San Luis Gonzaga de ese distrito y que la Dinaf se hace cargo de la administración del lugar.

El hogar está destinado a la recuperación de menores judicializados y, en un principio, también albergaba, hace casi tres décadas cuando llegó el sacerdote, a chicos de los lugares alejados donde no podían concurrir a escuelas.

Según declaraciones el padre Yáñez, con voz calma y tono de resignación, decidió ceder la administración de este sitio que siempre tuvo problemas de financiamiento y falta de atención oficial por parte de la Provincia.

"Estoy muy cansado", aseguró a Los Andes. El cura, por mantenerse en su férrea posición de tener el lugar abierto, llegó a enfrentarse con el obispo de San Rafael, monseñor Eduardo Taussig, quien lo suspendió en el ejercicio del ministerio sacerdotal.

Explicó que desea reincorporarse a los trabajos pastorales dirigidos por la Iglesia según lo disponga su titular y, de ser así, seguramente le será designada alguna de las parroquias de la diócesis de San Rafael aunque aún no ha solicitado reunirse con el obispo.

El religioso explicó: "Entregaré el hogar en comodato por dos años a la Dinaf y tengo pensado ir a cuidar un tiempo a mis padres a Córdoba. Mi intención fue siempre continuar en esto porque me jugué todo por ello, pero ahora creo que debo volver a la diócesis aunque nunca dejé de celebrar misa", dijo.

El sitio en cuestión está ubicado en el mismo pueblo sanrafaelino. Es una casa que además de las habitaciones, comedor, sala de estar y cocina, incluye talleres para la capacitación de los jóvenes.

"Quisiera saber si, de aquí en más, los jóvenes judicializados serán recuperados como se han recuperado muchos aquí. He tenido chicos acusados de asesinatos que luego se han reinsertado en la sociedad como hombres de bien. Han formado familia y hoy trabajan normalmente", aseguró el cura, reiterando sus expresiones de siempre.

"Ha sido muy difícil, por la falta de fondos, dirigir el lugar. Ahora estamos al día -aseguró- pero esto no quiere decir que siga así", dijo.

Cabe recordar que este religioso ha mantenido el hogar muchas veces con sus aportes personales provistos por su familia que posee propiedades en la zona y no ha sido extraño verlo golpear despachos de funcionarios gubernamentales y judiciales y aguantar largas esperas más de una vez para lograr la atención.

En la actualidad, el Hogar tiene a alrededor de 30 empleados, que, según el mismo sacerdote, sufren la injusticia de tener unos sueldos mínimos si se los compara con los operadores de la Dinaf que ganan cerca de 15.000 pesos. Ellos rondan $ 4.500 y su trabajo es más complejo porque aquí no hay chicos esposados ni en celdas de seguridad. "El trabajo aquí es realmente de recuperación", dijo el sacerdote.

"Los internados están prácticamente en libertad controlada por los mismos operadores y todos trabajan y reciben su ropa y comida. En la Dinaf el método es distinto y no sé si resultará aquí. Realmente me cansé de las injusticias y de luchar por todo. Ni siquiera el ministro me recibe pese a que él mismo ha sido sacerdote", aclaró. "Veremos", fue su declaración final.

El hogar atiende ahora a 40 jóvenes judicializados (cinco acusados de homicidio) y casi la totalidad con problemas de adicciones.

El distrito de Monte Comán, ubicado a 50 kilómetros de la ciudad de San Rafael, fue en sus comienzos un pueblo dedicado a la agricultura, pero luego el ferrocarril cambió la vida al pueblo: primero para bien, cuando llegó, y luego para mal, cuando el tren dejó de pasar. En este contexto está el Hogar San Luis Gonzaga.

Aunque tenía prohibido celebrar misa, siempre aseguró que siguió siendo sacerdote y hoy afirma que su intención es volver a su actividad pastoral bajo las órdenes de Taussig. La ida del cura está prevista para los primeros días de junio, según su propio relato.

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