El pichiciego y los estudios del doctor José Luis Minoprio

He leído con mucho interés el artículo publicado el 23 de enero del corriente año sobre una entrevista a la Dra. en Veterinaria Mariella Superina acerca del "pichiciego" en la que se menciona que "habría descubierto muy poca información sobre las 21 especies" de armadillos.

Describe especialmente los "pichiciegos" e incluso, ante la muerte de uno de ellos, no pudo realizarle la autopsia porque "se desconoce cómo son los órganos". Creo que el artículo es interesante, bien escrito y con ilustración adecuada e importante porque sirve para divulgación pero contiene algunas inexactitudes científicas.

El pichiciego menor (chlamyphorus truncatus harl) cuya fotografía aparece en el artículo mencionado, fue descripto por autores en el siglo XIX, pero quien realizó una investigación completa fue el Dr. José Luis Minoprio, trabajo que fue publicado en Acta Zoológica Lilloana del Instituto Miguel Lillo (Tucumán, 1945) -hace 69 años-, en donde el autor realiza una minuciosa descripción de todo su sistema interior, con estudios macroscópicos y microscópicos, profusamente ilustrado con fotografías, dibujos y bibliografía, entre los que sobresalen los nombres de Hart (1825), Florentino Ameghino, Burmeister, Parodi y Yepes. Incluso filmó una película en súper 8.

La Fundación Miguel Lillo, como se sabe, es una de las instituciones más importantes, no sólo de nuestro país sino mundial, en lo que se refiere a investigaciones biológicas, geológicas, taxonómicas, ecológicas y sobre recursos naturales, además de custodio de una de las colecciones biológicas y paleontológicas más completas, entre las cuales se encuentra la del Dr. Minoprio. Lamentamos la no mención o ausencia de un análisis pormenorizado de todo este material por parte de la Dra. Superina para completar los estudios que ella realizó

El Dr. José Luis Minoprio (1903-1992), como se recordará, fue un destacado profesional mendocino con una trayectoria fructífera como médico e investigador. Era doctor en Medicina, calificado docente de la facultad de Ciencias Médicas de la UNCuyo e ilustrado académico. Doctor en Ciencias Naturales (Zoología) y conocedor profundo de geología y botánica. Fue iniciador de la cátedra de Enfermedades Infecciosas en la mencionada facultad, donde tuve el honor de ser su alumno. Fue, también, miembro de diversas academias nacionales e internacionales.

Su producción científica fue muy fecunda, fruto de investigaciones en Medicina, Zoología y Paleontología, en las cuales obtuvo un merecido reconocimiento nacional e internacional. En Medicina realizó importantes aportes al estudio de las enfermedades de Chagas, brucelosis y toxoplasmosis en diversos lugares de la provincia y de la Argentina.

Su accionar no se limitó a las publicaciones académicas y a los congresos sino que su trabajo de campo en los terrenos donde más castigaban estas enfermedades, tuvo una impronta social de relevancia. Ejerció, pues, una labor de investigación y docencia en esas visitas a ranchos de adobe, alejados, con pobladores de escasos recursos, para determinar el grado y modo de adquisición de estas enfermedades.

Su personalidad inquieta y generosa le permitió establecer relaciones tanto académicas internacionales como con puesteros criollos y pobladores de comunidades donde era su hábitat de estudio e investigación. Como era muy buen dibujante, y pintor al óleo, plasmó muchos de esos encuentros en dibujos que ilustraban sus trabajos. Fue amigo -y médico- de Benito Quinquela Martín y de otros eximios artistas, entre los que se contaba Juan de Dios Filiberto.

Además introdujo en Mendoza las cabras de raza anglo-nubian, ricas productoras de leche y carne, para mejorar la población caprina de la provincia. Importó de Estados Unidos y de Francia más de 300 variedades especiales de rosales, muchas de las cuales están presentes en jardines de Mendoza y del país.

Fue el Dr. Minoprio un hombre excepcional, con una trayectoria profesional y personal signada por la integridad y honorabilidad, no exenta de fina ironía y buen humor. Las poblaciones marginales encontraron siempre en él una voz aliada y próvida, como también sus numerosos discípulos y amigos.

Creo que la obra y la trayectoria del doctor José Luis Minoprio no deben ser retaceadas en trabajos científicos ni en el recuerdo de los mendocinos a quienes brindó su saber y labor.

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