Patricia Sosa: “Mi vida es caminar”

Presenta, junto de Lito Vitale y Juan Carlos Baglietto, “Agitando pañuelos”. Aquí, una charla sobre su recorrido y sus búsquedas.

Hoy puede contar cosas como éstas: que cantó frente a cuatro millones de personas en Oriente, y frente a un Papa argentino en la otra parte del mundo; que hundió los pies en el impenetrable bosque chaqueño para echar por tierra viejas injusticias, o que rescató alguna vez un perro de la calle para buscarle dueño. Juntar arte y compromiso: eso es lo que más la gratifica.

Es que si algo queda claro en esta entrevista, es el camino espiritual que Patricia Sosa eligió transitar. Y en alguna parte de esa ruta es que la encuentra Estilo, que la llama justo en medio de la grabación de un disco por el Día de la Conmemoración del Holocausto, que es el 27 de enero:

“Los músicos de la colectividad judía me convocaron para cantar una canción hermosísima, la única canción en castellano que tiene este disco”, dice.

Así, con proyectos solidarios, se encierra del calor porteño. Así también pasa los días previos al show de esta noche en Junín, en el XIV Encuentro de las Naciones.

Y sí, hasta el Parque Recreativo Dueño del Sol se lanza la voz de esta precursora del rock nacional, que (a punto de cumplir 61 años) elige la compañía de Lito Vitale y Juan Carlos Baglietto para recorrer el país,  además de seguir presentando su disco "Señales" (MediaMusic, 2016).

En "Agitando pañuelos", que estrenaron los tres hace un año atrás y presentan ahora por primera vez en Mendoza, rastrean las venas abiertas de ese cancionero folclórico más castizo.

Son, según la propia cantante, "los hits del folclore": "A Monteros" (Chango Nieto), "Entre a mi pago sin golpear" (Carlos Carabajal), la "Zamba del carnaval" (del Cuchi Leguizamón y Manuel Castilla), "El mensú" (Ramón Ayala) y la zamba que da nombre al espectáculo, de los hermanos Ábalos, son algunos de ellos.

-¿Tenían hace mucho esta idea?

-Siempre fuimos amigos, y siempre decíamos de hacer algo juntos, porque da la casualidad que los tres empezamos tocando folclore.

-¿Así que debutaste como folclorista?

-¡Sí! (risas). Tenía una banda que se llamaba Grupo Vocal Azurduy en mi escuela. Mucho después fui la cantante de Ariel Ramírez durante dos años. Recorrí el mundo con él y la Misa Criolla. El folclore a mí me pega mucho, a Baglietto también, y a Vitale ni te cuento...

-A los tres les gusta ampliar las fronteras del género...

-Es que sí. Los géneros son paredes, las paredes molestan en el arte.

-¿Y volver al folclore más clásico será quizás también una forma de echar raíces ante el avasallamiento de la industria discográfica?

-Cuando uno canta lo de la tierra de uno como que se siente más sólido, sí. Dicen que cuando uno tiene raíz es imposible que voltee una tormenta. Y lo otro... (piensa) la verdad, yo no me meto con la industria, porque no entiendo nada y tampoco me interesa demasiado. En realidad los responsables de lo que se consume, justamente, son los consumidores.

-Vi en tu blog que el año pasado estuviste en India, en un festival bastante grande...

-¡Sí! Canté en frente de cuatro millones de espectadores sentados (remarca). Fue el Festival Internacional de la Cultura por la Paz y Diversidad, y no me lo voy a olvidar en mi vida. Una cosa maravillosa, con tres mil músicos en el escenario...

-¿Llegaste hasta ahí a través de Sri Sri (Ravi Shankar)?

-Exacto, me convocaron porque yo había actuado acá cuando él vino a Buenos Aires. Lo conocí a él por esas cosas de Dios en Córdoba, en medio de una lluvia. Me dijeron: “¿Querés regalarle una canción?”, y fui y le canté una canción a capella. Ahí quedó emocionado y me invitó.

-Nunca ocultás tu faceta espiritual, ¿siempre la tuviste o hubo un vuelco?

-No, no, siempre. Toda la vida. De chiquita mi mamá decía: “Déjenla, déjenla a Patricita, está en su mundo”. Yo hablaba conmigo, pero en realidad creo que hablaba con mi guía. Me interesó mucho eso de conversar conmigo...

-¿Sos católica?

-Sí.

-¿Y tuviste que conciliar el Arte de Vivir con el catolicismo?

-¡No, está abierto para todo el mundo! Mirá, casualmente estuve en el Ashram (N del R: lugar de descanso y congregación) de India y no se habló jamás de religión.

Y para llevar esa solidaridad a la cara más oculta de su país es que, en 2008, creó la fundación “Pequeños gestos, grandes logros”. Se embarcó en un proyecto que la llevó al norte más profundo, donde (con un grupo de compañeros) conocieron en primera persona la situación de los pueblos originarios.

-El año pasado habías anunciado que ibas a dejar la fundación, ¿cómo es tu relación hoy por hoy con ella?

-Todavía seguimos, porque estamos construyendo ahora para 96 familias mocovíes. En el norte de Santa Fe construimos un SUM (Salón de Usos Múltiples) bastante grande, anexo a una escuela, donde casi no tenían lugar. Después de esto, creo que sí, que ya me retiro.

-Habías dicho que por un tema de salud la dejabas...

-¡Sí, es que no se puede todo! Dedicamos muchos años a meternos dentro del Impenetrable, tanto yo como otra gente que me acompaña, y abrimos un camino que muchos están siguiendo ahora. El tema de la represión ahora en el sur me parece horrible. Todo lo que sea reprimir es horrible. Habría que ver cuál es el fondo de la cuestión, que no tengo idea cuál es, pero al parecer es por las tierras...

-¿Te frustra? ¿Creés que no se avanzó lo suficiente?

-En algunos sentidos, pero en otros sí se avanzó. Hemos podido modificar cosas: por ejemplo, mil personas tienen agua, que antes no tenían. Colaboramos mucho con la salud también. Es una cosa que hay que hacer día a día, y tiene que haber mucha gente en el terreno trabajando.

-Te veo comprometida con el Ni una menos. ¿Cómo lo vivís?

-La violencia de género me parece una aberración. En el último disco, “Señales”, hay un tema que se llama “Ni una menos”; en el que en realidad la víctima termina diciendo “Fuerte soy yo”. Es la única que puede poner el punto final, la mujer.

-¿Hay algo autobiográfico ahí? ¿Viviste de cerca el machismo en los comienzos de tu carrera?

-¡Noo, para nada! Yo siempre fui muy amada, de ninguna manera. Al principio, cuando empecé con La Torre, tenía que abrir camino. No había nada, pero algunos hombres se pusieron, mmm, no te digo “reacios”, pero las minitas en la música tenían que estar debajo del escenario...

-Por ahí leí que en tu primer show te creyeron una fan y no te dejaron entrar al escenario...

-¡Me sacaron rajando! No creían que una mujer podía subir a un escenario, pero tuvieron que hacerlo, porque la gente dijo que sí. Hoy tengo el título de la primera mujer en la historia en liderar una banda de rock en Argentina. No es que yo iba a transitar un camino por donde había poquita gente: iba a abrir el camino.

-¿Cambió mucho la cosa?

-Mirá, hay bastantes mujeres en el rock, aunque no tantas como yo quisiera. Igualmente la difusión masiva la tienen los hombres.

-Volviendo a tu disco "Señales", ¿es tu disco más personal?

-Es un disco que me representa en el aquí y ahora. A veces yo me pongo de protagonista de historias que no viví, y ser autobiográfica a veces me cuesta, me inhibe un poco, me da pudor, pero aquí hay muchas canciones que hablan de mí.

-Y ya que te traés al presente, ¿como recibiste tu sexta década?

-¡Muy bien! Tocando, recuerdo. Esas cosas no me molestan para nada. Es más, creo que tengo un alma mucho más vieja que mi cuerpo.

-¿Por qué lo decís?

-Porque sí, hay lugares donde ya estuve, pienso... como un “déjà vu”, hay cosas que me hablan y creo reconocerlas. Pienso que sí, que ya estuve por estos lados en otra vida.

Ausente de la tevé, el proyecto más inmediato que trae entre manos es el disco “ONCE (concierto para dos)”. Ahí presta su voz en un repertorio de boleros, bachatas y cha-cha-cha, junto al inoxidable pianista afrocubano Chucho Valdés (saldrá en mayo o abril).

-Y en pocos días, el 23, cumplís los 61. ¿Cómo te ves en esta nueva década? ¿Querés virar algo en tu carrera o ajustar algo?

-No, yo dejo que la vida me sorprenda. Es así. Si se me presentan cosas, y me gustan, las hago. Mi vida es caminar.

Ficha

XIV Encuentro de las Naciones (Junín)
Hoy, Patricia Sosa, Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale presentan "Agitando pañuelos".
Mañana, cierra el encuentro Coti Sorokin.
Hora y Lugar: Desde las 18 (mañana desde las 19), en el Parque Recreativo Dueño del Sol de Junín.
Entrada: Libre y gratuita.

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