El segundo satélite de telecomunicaciones argentino será lanzado hoy al espacio desde la Guayana francesa, casi un año después de su “hermano mayor”, el Arsat-1, que está en órbita desde el 16 de octubre de 2014.
El ingeniero Andrés Rodríguez, jefe del proyecto Arsat-1 y partícipe de este Arsat-2, contó que todos los técnicos y la gente involucrada al lanzamiento escenificaron el viernes pasado cada una de las tareas que se harán hoy: “Se hizo la cuenta regresiva, por ejemplo, pero también cada uno de los pasos en una jornada de trabajo que será muy ardua”.
El lanzamiento se realizará entre las 17.30 y las 19.15 (hora Argentina -la misma que en la estación espacial ubicada en Kourou). “Es una ventana de lanzamiento más amplia que la que teníamos para lanzar el Arsat-1, porque en esa oportunidad contábamos con un margen de 51 minutos”, detalló Rodríguez.
El experto recordó que el lanzamiento del Arsat-1 se debió postergar unos minutos por una tormenta. En principio, no se prevén tormentas para hoy. “En verdad, el único reporte que tiene total validez será el del mismo día, porque los demás son predicciones”, comentó el ingeniero.
Hasta el último minuto, Arianespace, que es la empresa encargada del lanzador, deberá verificar las condiciones climáticas, principalmente de los vientos, para cerciorarse de que no dificulten la tarea de puesta en órbita.
Si bien el lanzamiento será a la tarde, las tareas de la jornada comenzarán 10 horas antes. “Mientas el cohete está en tierra, se obtiene información en tiempo real del satélite por medio de un cable físico que va desde la parte superior del lanzador hasta la sala de control donde habrá alrededor de siete técnicos de Invap” (la empresa que construyó el satélite, detalló Rodríguez.
En la sala de lanzamiento de la estación espacial de Kourou estarán el ingeniero Luis Genovese, jefe del proyecto Arsat-2 por Invap, y el ingeniero de Invap Javier Chienes, responsable del sistema del Arsat-2. Junto a ellos, también estará presente el jefe de proyecto Arsat-2 por Arsat, Mariano García Gattino.
García recibirá la información de los expertos de Invap sobre el estado del satélite y, al mismo tiempo, de las cinco estaciones terrenas que harán el seguimiento del Arsat-2 cuando esté en órbita. Será él quien dará el visto bueno a la empresa que se encarga del lanzamiento.
En tanto, el ingeniero Rodríguez formará parte del equipo que estará en la estación terrena de Benavidez (provincia de Buenos Aires), la cual se encargará de realizar el seguimiento del satélite una vez que esté en órbita con la ayuda de otras cuatro estaciones terrenas ubicadas en distintos puntos del mundo: Corea del Sur, Australia, Italia y Estados Unidos.
Desde el momento del lanzamiento hasta que se produzca el desprendimiento del satélite pasarán unos 33 minutos. En el plazo de media hora después, alguna de las estaciones terrenas afectadas recibirá las primeras señales del satélite en el espacio.
Más antenas y más servicios que el Arsat-1
El ingeniero Andrés Rodríguez explicó que “los dos satélites tienen la misma plataforma desde el punto de vista mecánico y eléctrico, pero poseen distintas cargas útiles para prestar servicios de comunicaciones”.
El Arsat-2 usa el máximo de la capacidad de la plataforma, ya que contiene tres antenas, mientras que su predecesor solamente una. Ambos tienen una potencia total de transmisión de 3.400 watts, pero lo que cambia es la distribución de la misma.
Las tres antenas de Arsat-2 cubren tres espacios geográficos distintos: América del Norte, Sudamérica y una cobertura de toda América. En tanto, opera en dos bandas de frecuencia (Ku y C).
“Las dos bandas permiten reusar la misma cobertura geográfica sin que se produzcan interferencias entre ellas, de manera que se pueden prestar más servicios”, afirmó Rodríguez. Detalló: “La banda C se usa históricamente para transmisión de televisión, porque no se interrumpe por las lluvias, y en América Latina ya hay antenas en todos los lugares de banda C, por lo cual será fácil comercializar contenidos desde Argentina a otros países”.
Lógicamente, para hacer el Arsat-2 se aprovechó el diseño del 1, una tarea que había llevado dos años y medio. “Si bien se tuvo que hacer un detalle de diseño para poder ubicar las tres antenas, desde que se firmó el contrato para hacer el Arsat-2 hasta la puesta en órbita habrán pasado menos de cinco años, en tanto que el Arsat-1 nos había llevado más de 7 años”, indicó Rodríguez.
Cristian y Martín, dos mendocinos que participan en el proyecto
Natalia Altieri (26) recuerda que el año pasado, cuando se puso en órbita el Arsat-1, la familia no sólo se reunió para ver el lanzamiento sino que llamó a familiares y amigos para que estuvieran atentos a la transmisión por la TV Pública. Es que Cristian, su hermano, es uno de los mendocinos que participó en el desarrollo del proyecto. En esta segunda oportunidad, el egresado de la regional Mendoza de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) también formó parte del equipo de expertos junto con su compañero de estudios, Martín Donoso.
Natalia, la menor de los tres hermanos Altieri, rememoró una anécdota que siempre cuenta su padre, Pablo. Los hijos varones, Pablo y Cristian, mostraron desde pequeños interés por la mecánica, pero mientras el primero cuidaba sus cosas, el segundo desarmaba todo lo que estaba a su alcance para volver a armarlo (aunque sobrara alguna pieza). La vocación de Cristian Altieri (33) fue clara desde edad temprana: egresó del colegio Pablo Nogués para continuar sus estudios de Ingeniería Electromecánica.
“Es un orgullo por mi hermano y por todos los que trabajan ahí”, señaló Natalia sobre la labor que realizan en la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales Sociedad Anónima (Arsat). La joven indicó que Cristian viajó primero y que luego recomendó a Martín Donoso, con quien había cursado en la UTN. Ambos se desempeñan en el área de infraestructura y mantenimiento de la estación terrena de la empresa, ubicada en la ciudad de Benavídez, al norte del Gran Buenos Aires.
"Hace cuatro años que Cristian se mudó para allá, está muy bien y muy conforme", relató con cierta emoción el papá, Pablo Altieri. El año pasado su hijo fue reconocido por la Cámara de Senadores de Mendoza por su participación en el proyecto Arsat-1. "En ese entonces él no pudo viajar porque su mujer estaba embarazada, por lo que su mamá recibió la distinción", recordó. Según relató el orgulloso padre, su hijo está muy entusiasmado con el proyecto de los satélites y no tiene pensado volver a establecerse en Mendoza. "Ya ha echado raíces allá", destacó el hombre. / SC