Otro fracaso de la Justicia

La prescripción es siempre un fracaso de la Justicia pero ¿para qué los jueces Gabriel Eduardo Vega, José Antonio Michilini y Adrián Grünberg aceptaron hacer un juicio oral contra Boudou por el auto trucho si pensaban por mayoría que el delito estaba prescripto por el paso del tiempo?

La irregular transferencia del Honda había sido en 2003 y el juez Claudio Bonadío elevó la instrucción a juicio oral en diciembre de 2014.

Apenas arrancado el juicio las defensas habían planteado la prescripción pero el Tribunal Oral Federal 1 la rechazó.

Entonces, durante dos años y medio, ese tribunal dispuso de sus recursos para ventilar un caso que estaba prescripto y creó falsas expectativas en la sociedad. Al margen de que los argentinos nunca sabremos ahora si Boudou era culpable o inocente por una transferencia trucha, en tribunales se estima que el juicio costó unos 2 millones de pesos.

Cada camarista sólo gana unos 250 mil pesos, y otro tanto sus secretarios letrados y oficiales. Los jueces pueden decidir de oficio que una delito está prescripto y en este caso no lo hicieron cuando debían.

Bonadío había considerado que la presencia de una funcionaria del registro de automotores cortaba la prescripción. El resto de los acusados son particulares. Pero, si el criterio de la mayoría era la prescripción ¿por qué no bebieron la medicina amarga a principios de 2015 y cerraron la causa directamente? O estamos frente a jueces que tomaron el camino más fácil: la prescripción por temor a decir que Boudou era culpable o inocente.

En definitiva, otro resultado que abona la necesidad de reestructurar la Justicia.

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