Orégano: mejoran los valores promedio

Referentes del sector estimaron que existen mejores condiciones para comercializar el producto. No obstante advirtieron sobre el alza generalizada en los costos de producción.

A pesar de una tonificación de los precios, en parte sustentada en una leve caída de los rindes y una notable mejora en calidad, el incremento que volvieron a sufrir los costos operativos dejó con los números muy ajustados a los productores de orégano de mayor escala, y descolocados a buena parte de los minifundistas, sobre todo los que no trabajan tierras propias.

El sector venía de una temporada complicada. En el ciclo 2015-2016 se habían registrado fuertes pérdidas debido a los problemas climáticos, y los precios estaban muy quedados, al punto que lo percibido por el productor a comienzos de la temporada anterior, había variado muy poco respecto de los valores logrados en los años previos.

La situación mejoró en esta campaña 2016-2017. Roberto Aldecua, productor de San Carlos (la mayor región oreganera del país), señaló que "la producción anduvo bastante bien esta temporada". La calidad "ha sido excelente, salió todo verde el corte de diciembre-enero".

El problema fue el volumen de producción, porque a fines de octubre o principios de noviembre cayó una manga de piedra”, a raíz de lo cual “se atrasó bastante el cultivo. Aunque se recuperó, no dio la cantidad que esperábamos”, comentó.

De manera que “rindió un poco menos, pero lo principal es que salió bueno y eso compensó bastante”. Aclaró que “me tocó a mí, pero no fue un problema generalizado en la zona”, ya que “en Chilecito afectó sólo una parte; en Pareditas creo que hubo poco daño; en Tres Esquinas, que es la de mayor producción, casi no cayó piedra, al menos hasta después de la cosecha”.

Zulema Morales -productora sancarlina también- expuso un panorama algo distinto. Señaló que "este año ha sido atípico, como lo fue el anterior, porque el clima nos está jugando una muy mala pasada". Subrayó que "los rindes han bajado si uno los compara con los de temporadas anteriores".

Atribuye la situación a que “esta zona se caracteriza por ser seca, pero estos dos últimos años hemos tenido demasiada lluvia y eso puede haber incidido en la caída de los rendimientos”.

Morales cultiva alrededor de 30 hectáreas en la zona de Casas Viejas. “Es una superficie más difícil de manejar en el momento de la cosecha -asegura- porque el clima no nos ha dado respiro”.

En ese sentido, comparó que “uno puede aprovechar una ventana de buen tiempo y terminar de cortar cuando se trata de un cultivo de una, dos o tres hectáreas, pero en nuestro caso nos puede llevar hasta 45 días o más, y en ese lapso el clima ha estado cambiando”.

De hecho, “esta temporada tenemos la posibilidad de hacer un segundo corte -no siempre da el cultivo para eso- pero este año, con estas lluvias, todavía no pudimos empezar”.

Desde el INTA, Pablo Bauzá, técnico de la Estación Experimental Agropecuaria La Consulta, apuntó por su parte que "los cultivos anduvieron más o menos bien. No hubo grandes inconvenientes aunque hubo una helada tardía en octubre que hizo caer un poco el rendimiento, pero la calidad fue buena".

Precios al productor

Con respecto a los precios, Aldecua recordó que "el año pasado terminamos vendiendo un orégano limpio a 35 o 36 pesos el kilo". El referente de los minifundistas de San Carlos preside la Cooperativa Aromáticas Sancarlinas, un esquema de integración que permite a chacareros de menor escala reunir cierto volumen, que les permite defender mejor el precio del producto.

Son entre 16 y 18 productores chicos -asociados activos de la entidad- que suman un total de entre 50 y 70 hectáreas, según el año.

Negocian con una firma exportadora, con la que han acordado mejorar el retorno -al productor- inicialmente pactado, en la medida que se obtenga mejor precio en los mercados de destino. “Eso fue lo que pasó -indicó Aldecua- porque había empezado pagando entre 30 y 32 pesos”. Por eso es que “la venta fue de regular a buena, considerando lo que pagaban el orégano en la zona”.

Explicó que “acá no compran mucho el orégano limpio. Los acopiadores tratan de comprarlo trillado, nada más, y el zarandeado lo hacen ellos”. De esta manera “pagan menos. El año pasado ofrecían alrededor de 20 pesos el kilo”.

Reveló que "este año estamos con el mismo exportador, tratando de sacar un primer envío y estamos negociando el precio, pero seguramente va a ser de 45 pesos para arriba, y vamos a tratar que se acerque más a los $ 50 el kilo".

Se ve que ahora hay mayor interés por el producto, ya que "algunos están comprando orégano limpio en la zona de producción, y lo están pagando entre 40 y 42 pesos el kilo".

Según Aldecua, esto se debe a que, la buena calidad del orégano nuevo, permite al acopiador mejorar -mediante cortes- la aptitud comercial del producto que quedó como remanente del año pasado, manchado por el exceso de humedad en plena cosecha.

Zulema Morales, productora independiente de mayor escala, vende el orégano trillado y limpio también. Lo entrega directamente “a especieras -una de ellas que surte al Sur del país y parte de Buenos Aires- y a un par de laboratorios o droguerías que le dan un uso medicinal”.

Sobre los valores a los que se está negociando, la productora de Casas Viejas recordó que “el año pasado nos habían pagado entre 30 y 35 pesos el kilo (limpio, zarandeado) y hoy estamos hablando de entre 40 y 42 pesos”.

En cambio, en un acopio de la zona, "pueden pagar, al productor, 28 pesos el kilo de un orégano que no esté zarandeado", apuntó Morales.
Números ajustados

Si los precios de los que hablan los productores integrados terminan concretándose, estarían arrancando con un piso que se ubicaría -al menos para los más chicos, integrados en la Cooperativa- entre 25% y 30% por encima que lo que terminaron recibiendo la temporada anterior.

La cuestión es si estos números cierran o no. Roberto Aldecua advirtió que “el aumento que han tenido los insumos supera al que tuvo el precio del producto”, ya que “subieron más del 50%”.

De igual manera, Zulema Morales apuntó que “los precios de orégano, este año, subieron mucho menos que los costos de producción, ya sea los agroquímicos, los fertilizantes, el combustible, la energía, la mano de obra para labranza y otras tareas”. Su cálculo es que “los 7 pesos, más o menos, que aumentó el precio del producto este año, con respecto al anterior, no nos rinde”.

Pablo Bauzá, del INTA, está de acuerdo en que “hubo una suba de costos importante, por encima de lo que pueda haber mejorado el precio del producto, y el número no cierra”.

Aunque aclaró que está más cerca del punto de equilibrio “la gente que vende el orégano terminado, que no ha pedido plata prestada, y el que tiene la posibilidad de fraccionar un poco”. Señaló que “es mejor la situación de la gente que ha podido seguir apostándole al cultivo porque, los demás, son productores de subsistencia”, que siempre están al límite.

La situación se complica para productores que no son propietarios y tienen que arrendar la tierra que trabajan, o pagar con un porcentaje de lo producido.

Aún así, la expectativa de la mayoría de los productores es positiva. Roberto Aldecua reveló que “todos los socios de la Cooperativa Aromáticas Sancarlinas hicimos parcelas nuevas”. Este año -ciclo 2016/2017- “no hubo plantas que se hayan secado, como nos pasó el anterior”.

Crecen los problemas sanitarios

El productor valletano Roberto Aldecua recordó que “el año pasado se habían secado muchas plantas de orégano, suponemos que por la acción de hongos”, cuyo avance seguramente se vio favorecido “por el exceso de humedad”.

Reconoció que, al margen de las circunstancias coyunturales del clima, “hay lugares del Valle de Uco donde las tierras están muy contaminadas” debido a la rotación de cultivos, ya que al momento de iniciar una nueva plantación de la aromática, frecuentemente “se usan parcelas que han sido afectadas a la producción de ajo, que deja el suelo infectado con nematodos”.

Reveló que “lo que está atacando fuerte al orégano es el trip del ajo”. Es “un piojillo que vuela, y se traslada de una chacra a otra, en este momento hay muchísimo en el orégano”.

A todo esto, Zulema Morales confirmó que “las lluvias han agravado los problemas sanitarios en el cultivo, y cuando las superficies son mayores las dificultades son mayores también”.

Aumentaron los arrendamientos

El panorama se complica más para los chacareros que no son propietarios de la tierra que trabajan, que son la gran mayoría de los más chicos.

En estos casos, los acuerdos pueden variar, según cada caso en particular. Roberto Aldecua vive -y trabaja- en una finca que no es propia.

Paga con un porcentaje de la producción y se hace cargo del canon de Irrigación que, para el caso de las 11 ha que tiene esa propiedad (de las que trabaja sólo una parte), ronda los 15.000 pesos al año.

Así, de lo que pueda llegar a producir dentro de la finca, le da al dueño el 25%, pero a su vez recibe un porcentaje del zapallo que produce otro chacarero -en la misma propiedad- como parte de un acuerdo entre agricultores, que incluye la ayuda mutua para llevar adelante los dos cultivos. Lleva “casi 20 años en esta finca, prácticamente con el mismo trato”.

En otros casos, el productor directamente paga un canon como alquiler. “Hoy en día están pidiendo 15.000 pesos la hectárea de tierra para chacra”, dice Aldecua. Es que “se está plantando mucho ajo, que ha sido un cultivo rentable estos dos últimos años, pero nosotros, con el orégano, no podemos pagar eso”.

En estos casos, el agua (que también está cara) y los impuestos, los paga el dueño de la finca.

Miguel Ramírez, de Tres Esquinas, que dejó el cultivo de orégano después de 10 años “porque hubiera tenido que salir a buscar tierra nueva” confirmó que “los alquileres se han ido altos, porque el ajo anda bien”. Según su versión, ahora “están cobrando 20.000 pesos una hectárea, por la temporada y, si no, tiene que ser a porcentaje y en ese caso quieren el 25%, el 30%, aunque siempre había sido el 20%”.

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