Murialdo y su caravana mágica

El equipo de Néstor Perea goleó a Palmira (7-0) en la última fecha y conquistó el Clausura de manera invicta. El Canario volvió a alzarse con la corona que ganó por última vez en 2005.

Una década tardó Leonardo Murialdo en conquistar nuevamente un cetro mendocino de hockey sobre patines, pero todos sus simpatizantes coincidieron en que esta espera valió la pena. Porque los dirigidos por Néstor Perea fueron una máquina durante todo el certamen y se adjudicaron el Torneo Clausura con total justicia, esgrimiendo además -en el balance- su carácter de invicto.

Diez triunfos y dos empates es el saldo de la campaña que protagonizó la flamante escuadra Canaria, demostrando a las claras su poderío y contundencia frente al arco rival, una constante durante el campeonato que finalizó este fin de semana.

Una tarde soñada

La fiesta, que se desplegó en la pista de Villa Nueva, fue el corolario de una tarde soñada. Los chicos de Murialdo recibieron y golearon a Atlético Palmira (7 a 0). Los goles del flamante monarca fueron de J. Vargas (en cuatro oportunidades), Francisco Nardi, Gino Celsi y Gonzalo Rodríguez.

Luego del partido, que correspondió a la fecha número 13, se desató un largo y alocado festejo. que dio la bienvenida al nuevo trofeo que adornará las vitrinas de la institución que hoy preside Sergio Camarda. Una estrella que secunda el título del Clausura 2005, conquistado en en el estadio de Petroleros la noche del 30 de diciembre de aquel convulsionado año.

Hoy su capitán Joaquín Vargas, con 27 goles, fue el máximo artillero del torneo; consumando casi la mitad de las conquistas del equipo (de las 64 dianas totales) en sus 12 presentaciones. Mientras que los arqueros Mauro Minada y Valentín Grimalt (campeón del mundo senior) son los dueños de la valla menos vencida con 28 tantos.

Una campaña inolvidable

El buen juego y el despliegue físico fueron la impronta de un equipo que se tornó invencible con el correr de los partidos; más allá de aportar tres jugadores a la Selección argentina Sub-20 mostró una regularidad llamativa. Similar a la de la escuadra de 2005, dirigida por Julio Briones y en el que se sobresalía el despliegue aportado por los jugadores juveniles.

En la presente temporada, Leonardo Murialdo concluyó el Apertura en el segundo lugar, con los mismos puntos que Andes Talleres, el campeón de ese torneo. Ahora, los dirigidos por Néstor Perea lideran el acumulado del año.

En esta nueva formación, que consolidó la labor de los mundialistas Adolfo Isoler, Francisco Nardi y Fernando Urtubey, Ignacio Labiano merece un párrafo aparte, porque es el único sobreviviente de aquel Murialdo Campeón en 2005. El experimentado delantero siguió aportando su cuota de irreverencia frente al arco rival y de vértigo en el contragolpe.

Una estructura sólida

Valentín Grimalt (campeón del mundo con la Selección mayor en Francia), Germán Nacevich (ahora jugador del Liceo de España), Pablo Sáez, Francisco Nardi, Adolfo Isoler, Fernando Urtubey, Mauro Miranda, Gino Celsi, Gonzalo Rodríguez, Germán Escudero, el artillero Joaquín Vargas e Ignacio Labiano, fueron los bastiones del Santo de Villa Nueva que condujo Néstor Pérea junto a Daniel Michelli y Alberto Richard (preparador físico). Tampoco hay que olvidar el aporte brindado por los juveniles Fernando Lenci, Marcos Espinase, Luigi Perosio y Agustín Castro en más de un partido por el torneo o en la Liga Nacional A-1.

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