Miles de personas se manifestaron ayer en Ankara contra el gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan, después de que 97 personas fallecieran el sábado en el peor atentado de la historia de Turquía.
Nadie reivindicó la matanza perpetrada durante una manifestación pacifista en Ankara, y todos siguen preguntándose quién y cómo cometió el atentado.
El primer ministro Ahmet Davutoglu dijo el sábado que hay “fuertes indicios” de que la doble explosión, frente a la principal estación de trenes de Ankara, fue obra de dos suicidas, que serían hombres según se supo más tarde.
Posteriormente actualizó el balance de muertos de 95 a 97, entre los cuales figura un ciudadano palestino. Fueron ya identificadas 95 de las víctimas.
Cerca del lugar de las explosiones, miles de personas se congregaron este domingo convocadas por los mismos sindicatos, ONG y partidos prokurdos que habían llamado a la manifestación del sábado.
Los manifestantes acudieron a homenajear a las víctimas y a denunciar la responsabilidad del poder y del presidente Recep Tayyip Erdogan en el ataque, a gritos de “gobierno dimisión” y “Erdogan asesino”. “Yo soy una madre de familia y estoy preocupada por mis hijos”, declaró Zahide, una obrera, en medio de la muchedumbre.
Los participantes de la manifestación en la capital acusaron al presidente y a su gobierno de mantener vínculos con los yihadistas del grupo Estado Islámico, y de haber tomado la decisión de no garantizar debidamente la seguridad de la manifestación del sábado.
“Nuestros corazones sangran (...) pero no actuaremos con espíritu de venganza ni de odio”, dijo Selahattin Demirtas, líder de la principal formación prokurda del país, el HDP, uno de los convocantes de la marcha.
“Esperamos al 1 de noviembre”, fecha de las legislativas anticipadas, y “entonces empezaremos a trabajar para derrocar al dictador”, añadió.
Demirtas dijo desde la tribuna que hubo 128 muertos en la doble explosión. Según el balance del gobierno, murieron 95 personas y 507 resultaron heridas, de las cuales 65 se encuentran en cuidados intensivos.
Davutoglu ordenó tres días de luto nacional, y en todo el país, las banderas ondeaban a media asta. Este domingo debían celebrarse los primeros funerales.
El presidente islamo-conservador Erdogan condenó el ataque y canceló una visita prevista a Turkmenistán, aunque desde el atentado no ha hablado todavía en público. La doble explosión de Ankara pone al máximo la tensión en el país a sólo tres semanas de las legislativas anticipadas del 1 de noviembre.
En éstas, el presidente Erdogan espera recuperar la iniciativa política tras haber perdido en los comicios de junio la mayoría absoluta de que gozaba en el Parlamento desde hacía 13 años.
Los comicios tendrán lugar tres meses después de reanudarse el conflicto armado entre las fuerzas turcas y los rebeldes kurdos, contra el cual se manifestaban precisamente las víctimas del atentado de Ankara.