En medio de un brutal crimen, una mujer de 69 años murió ayer por la tarde después de haber sido atacada por su ex marido en su casa de Colonia Bombal. Para asesinarla, el acusado usó un machete de grandes dimensiones. Luego llamó a la Policía y se entregó.
Cerca de las 17.10 de ayer, un hombre que se identificó como Américo Morales discó el 911. "Maté a mi esposa", le confesó al operador policial que lo atendió. Luego le indicó la dirección de la casa donde había cometido el hecho, Don Bosco al 6100, una zona rural de Rodeo del Medio, donde vivía la mujer; al lado y separada por una pared se ubica la vivienda de él.
Minutos después del hecho, llegó al lugar uno de los yernos de la pareja, que fue el primero en encontrarse con el cuerpo de la víctima, Teresa del Carmen Vargas (69). La mujer yacía en el piso del comedor, a escasos centímetros de la puerta de entrada. Estaba boca abajo y vestida. Desde esa posición los pesquisas pudieron observar que el cuerpo tenía heridas en la cabeza, en el cuello y que además presentaba la amputación de algunos dedos ya que se habría defendido.
Cerca del cuerpo había un machete con manchas de sangre con el que, todo indica, se cometió el crimen. "Medía unos 40 centímetros de largo, con una hoja de unos 10 de ancho", apuntó un pesquisa que trabajó en el lugar. "Frente a ese machete, uno no se puede resistir", agregó.
Debido a las heridas que presentaba la víctima, poco se pudo hacer por salvar su vida. Sin embargo, su yerno prendió fuego en la puerta de la casa como señalización para la ambulancia, agregó un policía.
Morales fue detenido en el lugar y trasladado a la Oficina Fiscal 16, a la espera de que declare ante el fiscal, Hernán Ríos. También se secuestró el machete para su análisis. Hasta ayer por la tarde no habían trascendido los motivos de la discusión.
Antecedentes de violencia
Fuentes policiales explicaron que Morales había sido denunciado en reiteradas oportunidades por violencia contra su esposa. "Ya era conocido en la Oficina Fiscal", dijo un comisario, versión que ratificó una hija de la pareja. "Ya sabíamos que iba a pasar esto. Tenía 10 denuncias por violencia", contó.
El matrimonio estaba separado desde hacía cuatro años, aunque compartían una misma construcción con una división en el medio que hacía dos casas. Alrededor de las viviendas, las hijas del matrimonio levantaron sus casas. Detrás hay una finca cuyas ganancias siempre generaron litigios.
Además de esto, la mujer se mantenía con el dinero que cobraba por alquilar una propiedad que está detrás de su casa. "Hace poco firmamos el contrato y me dijo que cualquier cosa que le pasara a ella, quedaba a cargo su hija", dijo su inquilina, que definió a Teresa como una mujer muy buena.
