Miguel Ruíz

El tercera línea surgido de Teqüe tuvo la oportunidad de jugar el Mundial de 1999. Su relación con Los Andes y la amistad con Fede Méndez y el Pato Grau.

Allá por 1997, Mendoza conocería el nombre de un nuevo Puma: Miguel Ruiz. El jugador nacido en Teqüe y por esos tiempos jugando en el exterior era convocado para integrar el seleccionado Argentino que se preparaba para el Mundial de Gales en 1999.

“Yo había hecho preselecciones y a pesar de estar viviendo en Nueva Zelanda había estado en algunas concentraciones. Me acuerdo que me fui a jugar un seven a París, con Los Pumas’7s y cuando estaba allá y me llegó un fax que decía que me tenía que presentar urgente, algo así como que llegábamos el jueves y el sábado tenía que estar en Buenos Aires… Pero cuando llegamos yo tenía vuelo a Mendoza y me vengo, cuando estaba acá me llama Imhoff y me dice ‘¿qué haces ahí Ruiz, tomate un avión y venite ya a Buenos Aires?’. Me acuerdo que jugábamos contra Inglaterra y que ganamos, pero yo estuve en el banco pero no jugué. Después nos fuimos a la gira por Nueva Zelanda y ahí si jugué bastante. Fue una muy linda época porque de un día para otro mi carrera comenzó a crecer”.

Siguiendo con el recuerdo afirmó: “No era fácil para nosotros los jugadores del interior y para colmo llegar a reemplazar a alguien que ya llevaba mucho tiempo y se había quedado afuera por una lesión como en mi caso. Aparte a comparación de otros jugadores yo hice todos los pasos que se debían hacer para llegar”.

Roberto Grau y Federico Méndez ya llevaban algunos años cuando Ruiz fue convocado: "A mí me vino muy bien que estuviera ellos, porque los dos eran Pumas consagrados y eran voz autorizada. Yo soy un agradecido.

En la primera concentración en Córdoba, el Fede tuvo un gran gesto porque yo era nuevo y el pidió compartir habitación y eso era muy importante, es un gesto que hasta el día de hoy valoro. Con el Pato igual, siempre estuvieron dandome una mano, eran como hermanos mayores”.

25 partidos internacionales jugó entre 1997 y el  2002 en el equipo nacional. Marcó 2 tries y 10 points. Jugó un Mundial.

-Te acordás cuando recibiste la noticia de ir al Mundial…

-Un año antes me habían confirmado que iba al Mundial. Después de una gira por Europa pidieron una lista de 20 jugadores donde estaban Jurado y Soler, antes del Mundial deja Imhoff el cargo de entrenador y llega Pipo Méndez que hizo una lista nueva como si no hubiera pasado nada. En la gira previa y en el lobby de un hotel nos juntaron a todos y en medio de una situación tensa dieron la lista y fue un problema. La cosa es que llegamos a la Argentina y Méndez renuncia y ahí Alex Wyllie, con quien yo tenía una buena relación se hace cargo. Y pese a las adversidades pudimos alcanzar el objetivo de clasificar y terminamos quintos.

-¿Te acordás que como era el trato con Los Andes?

-Siempre fue muy bueno. La verdad que me acompañó a lo largo de mi carrera y de manera optimista.

-¿Qué partido es el que más te trae recuerdos?

-La serie que jugamos contra Australia. Le ganamos en Ferro y me acuerdo que las hice todas, son de esas tardes que las cosas salen bien y fue muy importante para mi porque fue el partido que me abrió las puertas como un jugador consagrado en el seleccionado nacional. Porque necesitás que el que no te conozca, lo haga. Fue un click en la carrera y hasta cambiaban las cosas adentro del grupo y pasé a ser como un poco más escuchado,.

-¿Un momento en el rugby?

-Con Teqüe jugué una final contra Marista, fue en Liceo. Yo tenía una ilusión grande por jugar con mi hermano Juan Pablo y la semana anterior en la semifinal contra Los Tordos lo terminan echando. Era mi último partido y me quedó esa deuda de jugar con mi hermano.

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