Menos euforia y más realismo

En el marco de la disputa entre la Argentina y el Reino Unido por la soberanía de las islas Malvinas, una noticia de alto impacto para ambas naciones se conoció días atrás, poco antes del 2 de abril, fecha en la que los argentinos rendimos sentidos homenajes a nuestros héroes veteranos de guerra y a quienes perdieron su vida en el conflicto en el Atlántico sur.

¿Cuál fue la noticia? Que un órgano técnico con sede en Naciones Unidas -la Comisión de Límites de la Plataforma Continental- creado por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, adoptó, por unanimidad, las recomendaciones que hizo oficialmente nuestro país en abril de 2009 en relación con el límite exterior de nuestra plataforma continental.

¿De qué se trata esta presentación argentina que fue elaborada durante casi 20 años? De un detallado estudio científico y técnico que, al fijar el límite exterior, aparecen incorporadas las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y una porción de la Antártida.

¿Cuál es la relevancia central de esta noticia? Que el trabajo presentado por la Argentina y aprobado por la ONU constituye un avance jurídico sobre la extensión geográfica de nuestros derechos de soberanía que, a partir de ahora, se extienden hasta las 350 millas marinas.

¿Sirve para la Argentina este reconocimiento de la ONU en el marco del conflicto que mantenemos con el Reino Unido? La respuesta, si bien es afirmativa, no es ni categórica ni concluyente. En todo caso, es un paso más en un largo proceso que aún resta por delante.

En otras palabras, no nos equivocamos si afirmamos que se trata de otro éxito de la diplomacia argentina, sin dudas, de enorme relevancia, comparable tal vez al logrado en el año 1965, cuando la ONU reconoció oficialmente que entre nuestro país y el Reino Unido existía un conflicto de soberanía por las islas Malvinas, instando por entonces a las partes a negociar.

¿Le preocupa hoy a Londres este reconocimiento oficial de la ONU sobre la extensión de los límites de nuestra plataforma continental? Indudablemente. Las editoriales de diversos diarios ingleses así lo reflejan, porque si bien descartan la discusión sobre la soberanía, no descartan en cambio posibles litigios en tribunales, relacionados con los derechos para la explotación del petróleo en torno de las Malvinas.    
Pongamos entonces las cosas en su justo lugar para que ni la euforia inicial ni un optimismo ingenuo nos aleje de un necesario realismo.

Porque esta confrontación con el Reino Unido no ha quedado resuelta con este reconocimiento oficial de la ONU, en tanto que la Comisión sólo se expidió sobre los espacios marítimos que no están en disputa, excusándose de hacerlo sobre aquellos que sí forman parte de la controversia en materia de soberanía, si bien con ello están ratificando la existencia del conflicto de soberanía, algo que en la perspectiva de Londres es asunto terminado y por lo tanto no es objeto de negociación.

El conflicto es de enorme complejidad y por más invocaciones patrióticas que llevemos adelante, a veces exaltadas a partir de meras acciones propagandísticas, el resultado, por ahora, seguirá siendo el mismo, más allá de las razones que nos asisten.

Debemos ser pragmáticos. Necesitamos paciencia, estrategia e inteligencia para negociar. Sólo faltan 17 años para que se cumpla el bicentenario de la usurpación británica de las Islas y lo cierto es que, más allá de avances y retrocesos, no hemos logrado recuperar la posesión y el ejercicio soberano sobre ellas. Ni por la razón ni por la fuerza.

No somos China, que pudo recuperar Hong Kong. Tampoco debemos olvidar que el Reino Unido es uno de los cinco países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU con una banca permanente, lo cual le otorga el privilegio de poder vetar cualquier resolución contraria a sus intereses. El Atlántico sur es una zona de enorme valor económico y geoestratégico.

Tampoco es suficiente que la causa Malvinas constituya hoy una causa de América latina. No caigamos en semejante ingenuidad, porque mientras los costos para el Reino Unido de mantener esta posición de no negociar sobre la soberanía de las Islas -tanto en perspectiva global como regional- sean menores a los beneficios de seguir ejerciendo de facto la posesión de las Malvinas, no habrá negociación posible.

Resolver este conflicto constituye el mayor desafío político y estratégico de la política exterior de la Argentina. La oposición en Londres reclama dialogar con nuestro país, para llegar a acuerdos razonables. Pero también hablan de compartir soberanía.

Cuando la negociación sea posible, habrá mayor claridad sobre lo que podremos lograr. Mientras tanto, el Reino Unido continúa con la posesión de nuestras islas y apropiándose -con los isleños- de nuestras riquezas.

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