Se dice que el abogado es un “auxiliar de la Justicia”, para describir la labor que cumple en el sistema judicial. Ahora: ¿cuántos auxiliares de la Justicia hacen falta en una comunidad para que, justamente, se cumpla la premisa de hacer justicia? En muchos países europeos (Suecia, Rusia, Francia) ese índice ronda los 70 abogados cada 100 mil habitantes, mientras que en algunos de América Latina hay hasta 5 veces más: Argentina, por caso, supera los 300 letrados cada 100 mil personas.
Este número demuestra que hay un exceso de profesionales del derecho, como bien reconocieron el Colegio de Abogados y el Gobierno provincial en la última semana, cuando anunciaron la intención de regular el ejercicio de la profesión y así poner un freno a la llamada “industria del juicio”.
Es que Mendoza es hoy una verdadera “fábrica” de abogados: es la tercera jurisdicción del país en cantidad de facultades de Derecho (9), detrás de la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, y por delante de Santa Fe y Córdoba, que la duplican en población. Abogacía es hoy una de las tres carreras (junto con Administración y las diversas ramas de la Ingeniería) que más egresados tiene en la provincia. En 2015, según datos del Ministerio de Educación, se recibieron 416 abogados en Mendoza, tres veces más que los que egresaron en 2001 (cuando fueron 147) y casi el doble que en 2010 (229).
A principios de 2000 eran todavía Ciencias Económicas, Ingeniería y Medicina las carreras más demandadas en la provincia. Abogacía, en esos días, venía rezagada cerrando el lote de las denominadas “clásicas”. Sin embargo, en sólo 15 años hubo un boom de estudiantes, apuntalado por otra explosión: la apertura de carreras de Derecho en universidades privadas. Así, a las tradicionales UNCuyo y Universidad de Mendoza se fueron sumando en este siglo la Aconcagua, la Champagnat, la de Congreso, la Maza y -la novedad- las que la dictan a distancia: Ucasal, Blas Pascal y Siglo XXI, que son las más cuestionadas por el Colegio de Abogados.
“Derecho es hoy una carrera fácil, barata y da la idea de cierto prestigio. Pero con esta desregulación estamos generando un caos”, admite Pablo Teixidor, representante del Colegio local ante la Federación Argentina de Colegios de Abogados. Para él, la sobrepoblación de abogados en Mendoza es “catastrófica”, por eso desde la institución (aprovechando que cumplió 100 años) salieron a impulsar una urgente regulación de la profesión, ya que el abogado debe tener “una responsabilidad” cuando litiga y eso sólo se puede establecer a través de un examen periódico que los legitime en el fuero local. Teixidor pone como ejemplo a Estados Unidos y Brasil, donde ya existe este sistema.
Hay que volver a los números para graficar la situación: en sus primeros 85 años (hasta 2002), el Colegio de Abogados de Mendoza emitió 5 mil matrículas, la misma cifra que en los últimos 15 años.
“Tenemos un promedio de un abogado y medio por día que ingresa al sistema de Justicia”, dice Marcelo D’Agostino, subsecretario de Justicia de la provincia y quien está a cargo de elaborar el proyecto de ley que quiere aprobar el Gobierno. El funcionario dice que hay que dejar de hablar de cantidad y más de calidad en la formación “para no tener más abogados sino mejores”.
Así, la propuesta es que quien se reciba -antes de poder litigar o defender a alguien- pase por un “tamiz”, un tribunal que lo evalúe. Hasta ahora es más una intención que un proyecto real redactado, aunque D’Agostino asegura que “ya estamos trabajando” junto con el Colegio y que regirá para los que empiecen a estudiar la carrera tras la sanción de la futura Ley.
“Hace años que venimos pidiendo regulación del ejercicio en la jurisdicción de Mendoza -dice Teixidor-. Ahora el Gobernador ha tomado como propia la problemática”.
Según explica, “hoy cualquier abogado se presenta ante el Colegio, tramita la matrícula, la obtiene y litiga. Yo no puedo controlar si conoce el Código Civil, el Código de Ética, el funcionamiento del Poder Judicial o la Ley de Colegiación”. Pero con un examen, desde el Colegio de Abogados consideran que “el ejercicio de Justicia va a mejorar, lo cual es el pilar fundamental del nacimiento de nuestra institución”.
El triple de egresados
Abogacía es, entre las carreras clásicas, la que más multiplicó su cifra de egresados en Mendoza entre 2001 y 2015, según datos del Ministerio de Educación. Así, si bien todas las carreras crecieron (por las mayores oportunidades de acceso a la universidad que se dieron en las últimas décadas), Derecho lo hizo 282% en esos 15 años, contra 219% de Administración, 178% de Medicina y 155% de Ingeniería.
En el lote de las que más sumaron egresados en estos años hay que anotar a dos carreras “nuevas”: Psicología, que creció 269%, y Enfermería, por lejos la que más aumentó el índice de recibidos: 1.289%, aunque todavía tiene muchos menos egresados que las clásicas.
9 universidades
Estas instituciones dictan la carrera de Abogacía en Mendoza:
- Universidad Nacional de Cuyo
- Universidad de Mendoza
- Universidad Champagnat
- Universidad del Aconcagua
- Universidad de Congreso
- Universidad Maza
- Universidad Blas Pascal (a distancia)
- Universidad Siglo XXI (a distancia)
- Universidad Católica de Salta (a distancia)
El gran debate: carrera presencial vs. a distancia
Algunas fuentes del mundo del Derecho aseguran que esta avanzada oficial contra la “fabricación en serie” de abogados se debe un gran lobby de las universidades tradicionales, que están perdiendo la pulseada contra las que dictan la carrera a distancia porque éstas serían menos rigurosas en el cursado.
“El criterio jurídico se forma con estar sentado en una clase, con la presión de un examen oral... La formación de un abogado es mucho más que leer un libro y responder un cuestionario”, dice Pablo Teixidor, del Colegio de Abogados, en abierta crítica a la carrera a distancia que en Mendoza dictan 3 universidades: Siglo XXI, Ucasal y Blas Pascal.
Esta última es una institución cordobesa que desde 2003 -según informaron- trabaja con esta modalidad. En Mendoza ya tiene 6 egresados. La carrera dura 5 años y para recibirse los alumnos deben rendir dos parciales y un final por cada materia, todos de forma escrita y virtual.
“El alumno a distancia está trabajando o tiene compromisos familiares, por eso tiene un ritmo distinto que el presencial”, justificó María Laura Guerri, coordinadora académica de las carreras jurídicas de la Universidad Blas Pascal, quien defendió esta manera de formar abogados: “Si hay esta oferta académica es porque hay muchas personas que la demandan. La UB no es nueva en esto, es una de las instituciones con más antigüedad”. Para ella, la gran ventaja de cursar a distancia es que “cada alumno puede hacer la carrera a su ritmo en los horarios libres entre familia y trabajo”.
Detalló que tienen una plataforma virtual que permite un chat instantáneo (o una conversación telefónica) entre docentes y estudiantes en horarios fijos.
En contraposición, Ismael Farrando, decano de la facultad de Derecho de la UNCuyo, aseguró que allí tienen como política “la excelencia del mejor abogado”, para lo que “la educación presencial es fundamental”.
Ejemplificó que la única universidad pública que dicta la carrera en Mendoza tienen un nuevo plan de estudios que hace hincapié en la práctica profesional, es decir en “talleres prácticos supervisados por especialistas” en los que los alumnos pueden aprender a “argumentar, a defender con altura a las personas y a conciliar”. Aunque prefirió no hablar del nivel académico de las otras universidades, destacó que tienen el orgullo de que “los concursos que efectúan el Poder Judicial y la administración pública, los ganan nuestros egresados”.