Memorias tangueras

Hoy se presenta el tercer volumen de un libro que reconstruye la historia del 2x4 en Mendoza. Entre las intérpretes figura Marta Cortés, que previo a su actuación de esta noche recordó su carrera musical en la provincia.

Memorias tangueras
Memorias tangueras

El deseo de conocer la historia del tango en Mendoza fue el gran impulso para la incansable búsqueda que Ana y Jaime Gelfman iniciaron hace más de cinco años, cuando se lanzaron a la aventura. Luego de dos ediciones en las que recuperaron los nombres y vivencias de directores de orquesta, músicos, cantantes y bailarines, la tercera entrega de esta valiosa investigación será presentada hoy, a las 21, en la Sala Elina Alba del Ministerio de Cultura, España y Gutiérrez de Ciudad.

Entre los artistas que participarán del encuentro figura lavoz porteña de Marta Cortés, también mencionada en el libro “El tango en Mendoza III” junto a Carmen Guzmán, Susy Leiva, Yolanda Sellanes o Martina Lady Domínguez, entre otras embajadoras del 2x4 en la provincia. De visita luego de 20 años de no pisar suelo mendocino, Marta llega puntual a la redacción de Los Andes para recordar viejos tiempos que marcaron su crecimiento.

Nacida en Buenos Aires el 10 de setiembre de 1947, creció en un conventillo hasta que se trasladó junto a su familia a San Isidro cuando era una adolescente. El encanto de su madre y sus tías por el género pronto resonaron en ella, que de niña se inclinó por entonar en compañía de una guitarra. “En Buenos Aires se respiraba mucho tango, era la música de la gran difusión. En mi casa mi mamá escuchaba tango mientras planchaba o cocinaba”, dice.

Un buen día su abuela materna le sugirió: “Si cantas, tienes que estudiar”. Fue ella quien financió entonces su formación con maestros como Hugo Dubró, Eduardo Bonessi, Susana Naidich o Mabel Moreno. “Yo soy una agradecida porque tengo una técnica que me permite inclusive cantar en los tonos en que lo hacía en esa época”, afirma la mujer que debutó a los 20 años con la orquesta de Francisco Rotundo y más tarde junto a Enrique Campos en el Patio de Tangos de la Avenida Corrientes.

“Los músicos con los que primero grabé fueron Luis Stazo y Leo Lipesker. Esa vez canté un vals, pero todos consideraban que era muy joven para cantar tango. Entonces me costó un poquito más”, asegura. Los fines de semana Marta Cortés era la voz femenina que viajaba por las provincias y recorría cafés, casinos y restaurantes con su repertorio clásico y su condición de intérprete, hasta que en 1971 se radicó durante 18 años en Mendoza.

En la provincia presentó shows tangueros en sitios emblemáticos como La Bodega del 900, La Casona, El Arriero o el Teatro Independencia; también integró la orquesta de los hermanos Appiolaza y Mancifesta durante varias temporadas y tuvo un hijo que la acompañó en las giras que desde 1976 tuvo con el elenco de Uma noite em Buenos Aires.

“Mendoza significó para mí el trabajo fuerte, la experiencia, el conocimiento y la ductilidad gracias a los músicos distintos que me acompañaron. El interior siempre fue tanguero porque lo que apoya cualquier música es la difusión y la difusión era la radio”, recuerda.

De vuelta en la city porteña surgió la posibilidad de trabajar con Mariano Mores, a quien siguió durante más de una década en sus giras. En el 2000 cumplió el sueño de presentarse junto al maestro Atilio Stampone y un año después formó parte de un quinteto dirigido por Tito Ferrari y tenores del Teatro Colón.

“Yo tengo al canto como sanador en mi vida. Yo lo único que quiero es cantar”, confiesa la intérprete que esta noche vuelve a entonar tangos clásicos, retazos de vida en forma de canción.

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