Más almacenes y quioscos en Mendoza para enfrentar la crisis

Es un modo de sumar un ingreso extra por lo que en los barrios se abren este tipo de negocios aunque no todos logran perdurar. Por el contexto, también aumentó el fiado.

Debido a la caída del empleo y los aumentos de costos de las familias es que muchos mendocinos han optado por buscar una "salida laboral” en su alicaída economía. La alternativa para muchos ha sido abrir la puerta de su casa y colocar una almacén o quiosquito en la búsqueda de generar ingresos.

Este fenómeno ha quedado reflejado en los números de aperturas que brindó el Centro de Almaceneros de Mendoza. Según indicaron, en el lapso de un año abrieron 1.000 almacenes que se suman a los 7.000 que había en 2015. De estos 8.000, sólo el 10% está aglutinado en la entidad y más del 50% se encuentra es situación de informalidad, especificó su titular, Juan Carlos Diblasi. 

Adrián Palacios, presidente de UKRA (Unión Kiosqueros de la República Argentina), detalló que en Mendoza, estiman que entre enero y junio prevén que abrirán 2.000 nuevos quioscos y negocios de cercanía, que se sumarán a los 5.000 actuales. "A nivel nacional, son 100 mil los quioscos aglutinados en la Cámara y a mediados de años creemos que habrá 10 mil nuevos registrados", expresó Palacios.

Agregó que en épocas de recesión y caída del empleo, muchas personas se vuelcan a abrir este tipo de comercios en su garaje o a través de una ventana a la calle. “Los negocios de proximidad son culturales en Argentina”, resaltó Palacios y completó que “hasta diciembre del año pasado las aperturas y consultas estaban estancadas. A partir de enero, aumentaron los pedidos y estamos recibiendo a diario pedidos de asesoramiento para habilitaciones”.

Según expresó el dirigente, esto se debe a la situación socioeconómica. Muchos ven como una alternativa de negocio y de ingresos pero, frente a la desesperación, la mayoría lo abre de manera precarizada y, al hacerlo así, no puede comprar con los beneficios y descuentos que sí tiene un monotributista en los mayoristas. “Por lo tanto, no tienen mucho margen de ganancia y algunos fracasan”, contó Diblasi. Al tiempo, sumó que “la permanencia en el negocio depende del factor económico de ellos mismos y de la magia de saber comprar en mayoristas”.

Sin embargo, aquellos que empiezan a conocer el negocio, buscan precio en los mayoristas y ofrecen precios razonables, ganan con las nuevas tendencias de consumo. Sobre esto, Diblasi expresó que son cada vez más las personas que adquieren productos en las despensas de los barrios ante los aumentos de precios y bajo poder adquisitivo.

A este cambio de conducta, también se da otro fenómeno, y “es que ir al supermercado implica también tentarse o comprar productos que no implican primera necesidad o no estaban dentro de la lista de productos. Para la comida del día, los consumidores acuden a los almacenes donde compran expresamente lo que necesitan”, subrayó el dirigente de almaceneros.

Todo estas modificaciones han hecho que muchos opten por abrir su mini “negocio” y así sustentar o incrementar sus ingresos familiares. Incluso, estimó el presidente de UKRA, que la tendencia ha hecho que los comerciantes abandonen los alquileres y negocios del cono urbano y se trasladen a los barrios y a su casa. “Al no tener que pagar algunos costos fijos, el margen de rentabilidad es más alto”, acentuó Palacios.

Pago diferido
Sin efectivo y con las tarjetas de crédito en rojo, los consumidores se vuelcan a hacer las compras en el almacén de su barrio y, ante la confianza que genera, muchos están optando por pedir fiado alguna de sus compras. Según el titular del Centro de Almaceneros de Mendoza, a pesar de que el fiado ha crecido, en iguales proporciones aumenta la morosidad e incobrabilidad.

No obstante, Juan Carlos Diblasi contó que el fiado en las despensas se da principalmente a gente conocida. Además, el tiempo en que el vecino tiene que devolver el dinero es menor que otros tiempos. De hecho, es de una semana a otra.

“Si el pequeño comerciante no tiene pie de plomo para cobrar, entra en un espiral de morosidad que a veces es difícil que termine saldando la cuenta. Por ende, muchas veces prefieren perder el cliente”, explicó Diblasi y detalló que esto además se da en un contexto en el que los precios se renuevan a diario, “y a lo que hoy un comerciante compró un producto, la semana que viene está más alto”.

Adrián Palacios coincidió con estas declaraciones y agregó que a pesar de que la “libreta” siempre estuvo, en épocas como las actuales toma un mayor protagonismo. Según expresó el presidente de UKRA, de 10 vecinos, 7 piden fiado. En el caso del pago, la morosidad no es tan alta porque hay un nivel de acercamiento y contacto entre el comerciante y el vecino, que son los que acuerdan el pago por semana, cada quince días o mensual.

“El mismo quiosquero sabe de qué trabaja, si gana mensual, quincenal, si hace changas, si está desempleado y así decide fiar o no así como determinar los tiempos del pago”.

Algunos comerciantes de los barrios de Mendoza coincidieron en este fenómeno pero indicaron que sólo fían a las personas que más confianza tienen, mientras que a otros, a lo sumo, se les anota algún otro producto de primera necesidad.

“No anoto cerveza, vino o papas fritas. Eso no quiere decir que la persona está ante una necesidad”, contó un almacenero de Dorrego. Lo mismo dijo Mirtha, aunque ella no fue tan taxativa. “A los que conozco les anoto todo. De hecho vienen los hijos y después al final de la semana vienen los padres y me pagan todo”.

La vivencia de los comerciantes

En una recorrida que realizó Los Andes pudo detectar algunos nuevos "quiosquitos" o "almacenes", así como otros que llevan un tiempo en el comercio y han ampliado su oferta de productos. Éste es el caso de Rubén, de Godoy Cruz, que tiene su negocio hace más de diez años, pero desde el año pasado ha sumado nuevos rubros, como limpieza y algunos de almacén que antes no tenía.

“Comencé a percibir que cada vez más vecinos venían a pedirme fideos, lentejas, tomate en caja, y noté que había un cambio y clientes que antes sólo compraban esporádicamente fiambres o pan, bebida, pre pizza, pasaron a venir más seguido, y pedían también hasta cosas de limpieza”, comentó el comerciante.

Igual fue el caso de Mirtha, de Dorrego, que empezó hace dos años ofreciendo sólo productos de quioscos y algunos lácteos y hoy ya cuenta hasta con algunos productos de verdulería. Según expresó, así “también logro más ventas y que la gente se acostumbre que acá puede encontrar muchas cosas. De hecho, con los vecinos que más confianza tengo les pregunto qué les gustaría que trajera y ellos me ayudan”.

Una ventana nueva que se abrió fue la de Antonia, quien trabaja como proveedora de seguros para autos. Contó que en el último año no concretaba muchas ventas y el ingreso disminuyó, sumado a que ella es único sustento familiar. Fue así que sin dejar de ofrecer seguros, abrió en su casa un quiosco con algunos productos, que durante la mañana es atendido por ella y por la tarde por alguno de sus hijos.

“Por lo menos tenemos un ingreso más. Si observo que nos va bien compraremos más cosas y me haré monotributista. Por ahora estoy en una etapa de prueba”, remarcó.

Pool de compras para abaratar costos

Los constantes aumentos de precios son una de las variables más significativas que ponen en riesgo a todos los negocios de barrio que no pueden hacer frente a la inflación.

Frente a esto y a la dificultad por adquirir mercadería a valores competitivos -sobre todo el pequeño comerciante de barrio- es que desde el Centro de Almaceneros de Mendoza están por lanzar por ecommerce un pool de compras, el cual se hará por medio del portal de la cámara (e-almacen.com.ar). Según contó Diblasi, el objetivo es comprar en volumen y así conseguir mejores precios.

El programa -detalló el empresario- está orientado a disminuir costos de intermediación y distribución, logrando que los productos lleguen al consumidor, en los barrios, a precios más accesibles.

La iniciativa, que aún no funciona oficialmente pero que ya está en etapa de prueba y acuerdos, tiene como objetivo que los almacenes que están adheridos a la Cámara compren por medio de la página. Una vez así, se juntarán todos los pedidos de un mismo producto y se comprará la mercadería en conjunto, llegando así al corazón de la empresa proveedora, logrando competir en precios.

Así, "conseguiremos no sólo valor diferenciado, hasta un 20% o 30% más económico que hoy, sino también ahorro en logística, un ítem que afecta a este sector; ya que la mercadería llegaría a una boca de distribución”.

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