Caso A. Cuatro docentes se presentaron la semana pasada a la Subsecretaría de Trabajo y -de forma anónima- denunciaron a la directora del establecimiento en el que trabajan. ¿El motivo?: la mujer permanentemente les gritaba, las maltrataba (incluso refiriéndose a ellas como "inútiles") y les negaba sistemáticamente que se tomaran la licencia correspondiente.
Caso B. Desde hace dos años no se tienen noticias de un hombre oriundo de Rivadavia. Esta persona fue despedida de la renombrada firma en la que trabajaba y, al momento de intentar justificar el despido, sus ex empleadores instalaron la versión de que era homosexual, acompañando esta afirmación con todo tipo de difamaciones. Su ex mujer y varios vecinos del lugar también comenzaron a discriminarlo y maltratarlo, hasta que finalmente se perdió el rastro de la víctima.
Caso C. Una chica que trabajaba como telemárketer fue obligada a saludar y apretar la mano de una muñeca durante dos horas para "practicar y mejorar el trato". Su ex empleador pegó la extremidad de plástico a la computadora en la que trabajaba y argumentó que lo hacía porque sus ventas eran escasas. Como no podía ser de otra manera, la joven renunció.
La violencia laboral -también llamada mobbing- no es una problemática nueva, pero sí está tan vigente como siempre. En la Subsecretaría de Trabajo cuentan con más de 100 denuncias de distintos casos en los que -de a poco- van interviniendo con el objetivo de darles solución. Incluso, recientemente inauguraron un 0800 para que quienes sean víctimas puedan denunciar los casos -anónimamente-, y este medio se suma a los ya existentes (hacerlo personalmente en la sede o de manera escrita, también llevando la denuncia al lugar).
“La violencia laboral puede ser pasiva o activa. El error es que muchas veces nos quedamos con la idea de que la violencia es sólo gritar o maltratar. Pero la omisión de beneficios, el negar vacaciones, eso también es violencia. Hay un montón de indicadores a tener en cuenta, muchas veces esa violencia se monta en el burn out y lleva al cansancio o desgaste laboral. Incluso, en Estados Unidos se considera población en riesgo a quienes sufren burn out, ya que hay trabajadores en los que este maltrato ha derivado en enfermedades crónicas”, destacó el psicólogo Mario Lamagrande.
“Lo que busca quien ejerce este tipo de maltrato es que la otra persona renuncie a su trabajo, o quede sometida a su voluntad”, agregó por su parte el subsecretario de Trabajo, Alejandro Jofré.
Invisible
Como bien especificó Lamagrande, la violencia no simplemente es aquella que se manifiesta visiblemente (gritos, golpes), sino que también se da de forma sutil (e invisible) y deja consecuencias físicas y psíquicas.
“Es un concepto muy amplio el de violencia. Dentro de una empresa, puede ir desde malos tratos evidentes hasta una acción como la de bajar de categoría a un empleado o trasladarlo a hacer tareas menores, incluso aunque no se le toque el sueldo. Son ciertas actitudes que hay que tener en cuenta, pero siempre analizando el contexto ya que hay que diferenciarlo de las faltas laborales”, siguió Jofré.
El funcionario resaltó que aquellas actitudes o actos en los que se evidencie ensañamiento, persecución u hostigamiento hacia un trabajador o un grupo de trabajadores, encuadran en lo que se considera violencia laboral. Incluso, resaltó que no sólo se da de jefes a empleados sino que se puede dar entre pares y también de subordinados a jefes.
“Nos hemos encontrado con unas 100 denuncias por este tipo de maltrato, muchas que están desde el año pasado y en las que se comenzó a actuar. Cuando se reciben estas denuncias, se fija una audiencia con la parte denunciada y generalmente los denunciantes no van -ya que se mantiene el anonimato y ni siquiera se dan los nombres de quienes denuncian-. Allí se apunta a crear y trabajar en códigos de convivencia que buscan eliminar este tipo de violencia”, sintetizó Jofré, quien agregó que en los próximos días comenzarán a trabajar en una campaña y en un protocolo para que los trabajadores diferencien entre Mobbing y faltas laborales.
El funcionario indicó que el centenar de denuncias que tienen en esa dependencia corresponden a empleadores y empresas privadas, aunque eso no significa que no existan en el ámbito público. “Es probable que hayan y no se denuncien, que es algo grave también”, indicó.
Etapas
Lamagrande explicó que -por lo general- las empresas recién toman conciencia de esta problemática y deciden actuar para atacarla una vez que ya pasaron por una denuncia e, incluso, debieron responder judicial y económicamente ante una víctima.
“El mobbing es una situación de acoso moral para que una persona abandone su trabajo por su cuenta, y el empleador se ‘ahorre’ el tener que echarlo. Suele ser más común en aquellos lugares con alta rotación laboral, como por ejemplo los telemárketers o los vendedores en general. Quienes lo perpetran aplican fórmulas de desgaste y en otros ámbitos también es muy común, aunque más sutiles. En el ámbito público, por ejemplo, cuando buscan que se cansen y se vayan, empiezan a mover a estos trabajadores de cargo, les empiezan a gritar, les van quitando mobiliario y material de trabajo o llegan a rotarles los horarios y sobrecargarlos de tareas”, indicó el psicólogo.
En estos procesos -y, sobre todo en las víctimas- hay distintas etapas en lo que se refiere a la reacción y actitud. “Primero quien lo sufre piensa que es un problema del carácter de la otra persona y que ya va a pasar. Incluso, llega a culparse a sí misma la víctima considerando que podría hacer las cosas mejor. Después llega el momento en que efectivamente identifica la violencia y suele ir acompañado del momento en que el acosador se pone más pesado, ya que el objetivo es sacarse de encima a la persona (que renuncie) lo más rápido posible. Finalmente llega la etapa de la denuncia”, sostuvo el especialista, quien agregó que muchas veces, cuando las víctimas son mujeres, el acoso laboral llega de la mano de connotaciones sexuales.
Línea gratuita para denunciar mobbing
Recientemente, la Subsecretaría de Trabajo lanzó una línea telefónica gratuita para realizar denuncias sobre casos de maltrato laboral, manteniendo el anonimato.
De esta manera, el 0800 se suma a la posibilidad de hacer la denuncia personalmente en la Subsecretaría (San Martín y Rondeau, Ciudad) y busca brindar una línea directa para que los mendocinos puedan realizar reclamos laborales de los trabajadores referidos a salarios impagos, indemnizaciones por despidos, liquidaciones, falta de registración, denuncias de trabajo infantil, trabajo no registrado, higiene y seguridad y violencia laboral, y demás contingencias del contrato de trabajo.
“Hace dos años tomaron mayor auge estas denuncias. No obstante, muchas veces la gente no denuncia estos episodios por desconocimiento o por miedo. Por eso es que mantenemos el anonimato, para que la gente esté tranquila y protegida”, destacó el subsecretario de Trabajo, Alejandro Jofré.
Llamando al 0800-222-8722, los trabajadores podrán -además de plantear sus casos concretos de forma más inmediata- informarse sobre distintas cuestiones relativas a la temática laboral. La línea estará habilitada de lunes a viernes, de 8 a 14. En tanto, personalmente los damnificados pueden presentarse en la Subsecretaría también de lunes a viernes, de 7 a 14, y denunciar sus casos cara a cara o por escrito, siempre respetando el anonimato.
“Si alguien siente que es víctima de mobbing, muy probablemente sea así. Es fundamental que no dude en buscar ayuda, y que no crea que es responsabilidad de uno mismo el hecho de que sufra maltratos”, recomendó el psicólogo Mario Lamagrande.
Problemas con la ley de Riesgos del Trabajo
El psicólogo Mario Lamagrande sostuvo que quienes son víctimas de mobbing (o violencia laboral) deben nadar contra la corriente en el ámbito legal.
Es que la ley de Riesgos del Trabajo, 24.557 (y su complementaria 26.773), no considera que las enfermedades psicosociales puedan ser causadas en un entorno laboral.
“No existen las enfermedades psicosociales en esta ley, no las incluye”. Sostiene que si una persona presenta una de estas enfermedades, es porque la presentaba desde antes de empezar a trabajar. Considera que “es difícil o prácticamente imposible que la haya desarrollado en el lugar”, indicó Lamagrande.
El psicólogo destacó además que se trata de una norma muy sesgada y que con esta consideración protege a las ART.