Luca no murió

El legado del líder de Sumo sigue vigente. Su vida intensa y su final anunciado

Luca no murió
Luca no murió

Las remeras con la imagen de su cabeza rapada y sus anteojos negros aún se venden, 27 años después de su muerte en una habitación de Alsina al 400, en el barrio porteño de Monserrat, pocos días antes de la Navidad de 1987.

El italiano que eligió Argentina como lugar donde vivir y morir, y también donde manifestarse como compositor y cantante, es un emblema para varias generaciones de oyentes, periodistas, críticos y músicos de rock, que renuevan su fanatismo a través de merchandising, discos tributo, documentales, notas y libros.

El autor de “Mañana en el Abasto” forma parte de ese panteón en el que también se encuentran Pappo, Miguel Abuelo, Spinetta y Tanguito. Hay una trama construida a su alrededor, hay versiones, rumores y verdades.


Europa
Antes, mucho antes de tocar en el mítico Café Einstein, comandado por el recientemente fallecido Omar Chabán, antes de sumar al cancionero popular argentino clásicos como "Los viejos vinagres", que cruzaron las fronteras entre los oyentes y fueron tarareados hasta por tías y abuelas, la leyenda del tipo pelado que hizo base en el cono urbano bonaerense empezaba en Europa.

El nombre completo era Luca George Prodan. Nació en Roma, el 17 de mayo de 1953. Su padre tenía sangres italiana, turca y austríaca, y su madre, de ascendencia escocesa, había nacido en China, pasando sus primeros años en Shangai y Pekín.

La de Luca fue una familia cosmopolita y de buena posición económica; él fue el tercero de cuatro hermanos.  “Yo vivía en Roma e iba a un colegio donde solamente se hablaba inglés -dijo-. Después me mandaron a Escocia de pupilo.

Allá llegué a tocar redoblante en la banda de gaiteros y además canté rock en la iglesia del colegio (…). Yo vengo de una familia con mucha guita y por eso me relacioné con muchas cosas, por ejemplo, un amigo de mi hermana me enseñó a ser halconero y una de mis pasiones son los pájaros. Me encantan los halcones que atrapan sus presas en el aire”.

En varios reportajes, también contó que había venido a Argentina siguiendo una imagen campestre revelada por una foto que le había enviado su amigo de origen escocés, Timmy Mckern, con quien había estudiado de chico. Lo había conmovido ver a la familia McKern riendo bajo el sol de las sierras de Córdoba.


Llegar para quedarse
Poco después de llegar a Argentina, Luca se hizo amigo del cuñado de McKern, Germán Daffunchio y de un vecino de éste, el fallecido Alejandro Sokol (quienes, tras la disolución de Sumo, formarían Las Pelotas).

Con ellos, Luca empezó a componer canciones como “Night & Day” y “Regtest”. El contexto donde todo esto sucedía era el del enorme oeste del gran Buenos Aires, específicamente en Hurlingham, donde una noche se decidió que habría una banda en la que cantaría Luca, Daffunchio tocaría la guitarra y Sokol el bajo.

En cuanto al nombre con el que pasarían a la historia, se cuenta que surgió de un sorteo en el que varios amigos colocaron papelitos con opciones en un sombrero y una de las hijitas de Timmy sacó el que decía Sumo.

Con la Guerra de Malvinas enturbiándolo todo, las letras en inglés de unos tipos con aspecto raro no eran bienvenidas. La formación sufrió cambios e incorporaciones, Sokol pasó a la batería y Diego Arnedo, se hizo cargo del bajo. Poco después llegaría Roberto Petinatto, el grandilocuente saxofonista de barba doble y mameluco naranja.

En 1984, después de que Sokol dejara la banda, se sumaron Alberto Troglio para reemplazarlo en batería, y en guitarra Ricardo Mollo, amigo de Arnedo (hoy Divididos). “Yo quería hacer un grupo y de ser posible vivir de la música -recordaba Luca-. ¡Sí, yo gaste toda mi guita en comprar equipos de música! Yo tenía cierta guita y la gasté toda viviendo un año sin trabajar.

El grupo estuvo un año en Córdoba y yo banqué al que no tenía un mango. Recién ahora estoy recuperando lo que puse. Y no gano más que los demás miembros del conjunto… un mal negocio”.


Sobre los argentinos
Sobre músicos y bandas nacionales, Luca no escatimó opiniones: "La mayoría es copiado de otras cosas y eso a mí no me gusta. Pero… Manal, por ejemplo, a mí me gusta, hacen un blues bastante crudo pero tienen letras bien de Buenos Aíres, es bien de acá.

Spinetta me parece rebuscado, todos dicen ‘las letras matan’ pero nadie entiende lo qué está diciendo… Y ahora no me gusta, todos esos arreglos con ochenta cambios de acordes, que al final no dicen nada. Por ahí me gusta más su primera época. Me gustó su disco de viejos temas, Kamikaze, había cosas más sencillas.

Y de lo de ahora, Soda Stereo, me parece que ellos la hicieron bien, pero yo ahorro el maquillaje y el peinadito raro y todo eso, eso es rebuscado también. Virus no me gusta para nada, me parecen totalmente fríos. Cualquiera puede comprar un teclado, un secuenciador y una batería electrónica, y puede hacer música.

Pero si yo le doy una guitarra criolla a Federico Moura y le digo ‘pelá algo que me mueva el corazón’, no pasa nada. Lo mismo puedo decir de Gustavo Cerati o de Miguel Mateos. Ellos quieren ser famosos, tener minas, guita, yo no quiero nada de eso”.


Llegando el final
En 1987 salió el último disco de Sumo, "After Chabón".  "El último show de Sumo lo hicimos en una cancha de la zona Sur. Casualmente fue la noche anterior a la muerte de Luca. Esa noche no había mucha gente. Si sumaban en total 500 personas, era mucho. – contó Robert "El Polaco" Zelazek de la banda de punk Los Violadores- Luca estaba muy flaco, pálido.

Parecía un fósforo porque era pura pelada. (…) Cuando entró, lo quiso hacer con una botella de ginebra. El tipo que estaba en la puerta no lo dejó pasar, entonces Luca se la dio a un chico de más o menos 10 años para que se la escondiera debajo de la ropa. De esa forma, la botella de ginebra entró adelante del Pelado.

El ambiente que había en camarines era el de un verdadero quilombo. Rompió un par de botellas y andaba a los gritos. Se lo veía realmente mal. Yo no vi el show, pero me contaron que no estuvo como siempre.

Al día siguiente, cuando acompañó a un amigo a la terminal de micros de Retiro, veo en las primeras páginas de la Crónica, la noticia de la muerte de Luca, cosa que no me sorprendió, ya que por el estado en que lo había visto, era previsible”

Se dice que tiempo después de su muerte, algunos de sus ex compañeros de grupo recordaron que esa noche, antes de cantar su canción “Fuck you”, Luca dijo: "ahí va la última".

Dos días después, el martes 22 de diciembre de 1987, a los 34 años,  estaba muerto en la habitación de la casa de la calle Alsina. Se habla de un paro cardíaco y una cirrosis hepática.  “Soy medio vidente. Todos los temas de Sumo, todos, desde el primer casete al último, todos son predicciones”, había dicho pocos días antes de morir.

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