Los sueldos vitivinícolas aumentarán 25 por ciento

El acuerdo entre Soeva y las cámaras es en 4 cuotas hasta febrero. Incluye $1.000 no remunerativos por mes. El tacho de uva, a $ 8,82.

Pasaron más de media docena de encuentros y una movilización hasta acordar un ajuste salarial a trabajadores vitivinícolas. Casi sobre el final de la cosecha, Foeva (Federación de Obreros y Empleados Vitivinícolas) aceptó una nueva contraoferta del sector empresario por la cual los sueldos se actualizarán 25%, como parte de un pacto que incluye un pago no remunerativo mensual y casi supera la media de los firmados hasta ahora en porcentaje, aunque los sueldos quedarán apenas por encima de los $ 12.000.

El básico de un empleado de bodega llegará a $ 11.479,53 una vez cumplido el cronograma escalonado en febrero de 2018: 7% desde marzo (se liquida retroactivo este mes), y otros tres tramos de 6% en julio, noviembre y finalmente enero. Por su parte, un trabajador de viña, al aplicarse las 4 cuotas pactadas, pasará a ganar $ 10.957,54.

Pero al bolsillo llegará más dinero. Esto, producto de una mejora en el ítem "Refrigerio", que es no remunerativo y trepa de poco más de $ 380 a $ 1.000 netos, con lo cual las partes se van conformes: no suben los costos salariales y, tal cual pretendía el sindicato, por ahora le gana a la Canasta Básica.

Ayer las principales espadas del gremio vitivinícola inflaban el pecho por los términos del acuerdo, al que sólo le resta la formalidad de ser refrendado por un plenario de secretarios generales el viernes 21 y es uno de los más superadores suscriptos hasta ahora. Es que deja atrás por casi 1 punto al de bancarios, uno de los que "rompieron" el techo de 18% que el Gobierno nacional insistía en imponer.

“Indudablemente, dado lo deprimidos que estaban los sueldos, la inflación nunca va a ser suficiente. Pero la vitivinicultura muestra realidades muy diversas entre los que explotan viñedos, viñas con bodegas o sólo bodegas”, señaló Luis Pedernera, secretario gremial de Foeva.

Al respecto, del lado de las entidades gremiales empresarias hubo que superar la reticencia de algunas sobre todo de zona Este y San Juan. Pero luego de varias propuestas que habían arrancado en un 17%, hubo fumata blanca.

Según Walter Pavón, representante por Bodegas de Argentina, “frente a salarios bajos, un 25% es número razonable que contempla las necesidades reales de ambas partes”. En cuanto al aporte comprometido para financiar la cobertura de salud ($ 60) y propiciar un pago extra salario de $ 1.000, Pavón consideró que “flexibiliza condiciones tanto para productores como bodegas, porque alivia los costos laborales que hoy son una carga pesada, y al mismo tiempo ayuda a incrementar el ingreso”.

Tacho y cláusula gatillo

Con los salarios de abril, los trabajadores cobrarán el retroactivo correspondiente al 7% inicial. Asimismo, ayer también se acordó que el valor bruto del tacho o gamela trepa a $ 8,82.

“Según la calidad se ha pagado más que eso. Pero, al igual que el 25%, depende de las condiciones del productor: con el valor actual del blanco escurrido es mucho. Incluso también para el viñatero que no cosechó lo que esperaba, o el que apuesta a la uva mezcla, que no alcanzó a recomponer su situación a diferencia del que produce uvas de alta gama”, analizó Daniel Rodríguez, de la Asociación de Viñateros de Mendoza.

Pero el convenio refleja la expectativa inflacionaria, con una cláusula gatillo que obliga a revisar condiciones antes de fin de año en caso de una escalada. “Vamos a esperar para ver qué sucede tras las elecciones de octubre. Para entonces tendremos incorporado un 19% del ajuste en los sueldos”, proyecta Pedernera.

Mientras el sindicato anticipa que para eso tomará indistintamente el valor de la canasta o el Índice de Precios, entre las empresas evitan usar la frase “gatillo”. En su lugar señalan “voluntad de que, ante cambios profundos de la economía que afecten al sector de manera directa, podamos sentarnos a discutir nuevamente”.

Si bien nadie lo decía ayer, el umbral a trasponer para revisar los números tiene una referencia concreta: indicadores oficiales muy por encima del 25% antes de fin de año. Ahora, productividad a cambio de más afiliados.

Entre tanto, el gremialismo empresario y el de los trabajadores volverán a verse las caras muy pronto. Las empresas pretenden modificar el convenio colectivo para incluir la mayor productividad como parámetro de los salarios, pero Foeva también plantea lo suyo: unificar convenios colectivos con la incorporación de nuevas categorías al de la vitivinicultura.

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