Los Maimone, tres generaciones de peluqueros clásicos

Santos aprendió el oficio de Nicola, su padre, y más tarde enseñó los secretos a sus hijos Ricardo y Daniel. La paciencia y dejar conforme al cliente son los pilares de la tarea que desarrollan en el salón Italia.

Santos Maimone cumplirá 89 años el 1 de noviembre y desde los 8 años ha pasado la mayor parte de su vida en una peluquería (o varias, teniendo en cuenta que comenzó en su Italia natal ayudando a su padre Nicola, mientras que en Mendoza su peluquería y barbería ha tenido tres locaciones).

Y si bien hace algunos años decidió “colgar la tijera”, el oficio sigue pasando de generación y generación entre los Maimone, ya que por estos días son sus hijos Ricardo (53) y Daniel (51) quienes se han hecho cargo de la tradicional peluquería Italia (Entre Ríos 259, Ciudad).

“Con 8 años mi papá me enseñó el oficio. Yo salía de la escuela y me quedaba en la peluquería con él, por lo que toda mi vida he sido peluquero. Allá en Italia se acostumbraba aprender cualquier oficio de chico. Porque estudiar costaba mucho, y no había otra salida”, recordó el hombre nacido en el municipio siciliano Barcellona Pozzo di Gotto.

Mientras tanto, sus hijos terminaban de cortar el pelo de un cliente que hace 35 años. La peluquería, las tijeras y -sobre todo- la cabeza de los históricos clientes de la peluquería (en algunos casos también ya son hasta cuatro generaciones familiares que allí concurren religiosamente) han quedado en buenas manos.

“Nosotros también nos criamos en la peluquería prácticamente, ya que antes vivíamos en una casa que estaba atrás y estábamos siempre acá con papá”, contaron los hermano Maimone entre los dos tradicionales sillones de peluquero que se mantienen impecables y donde todavía se sientan sus clientes.

Mientras que Daniel tuvo en claro desde chico que su vocación sería seguir los pasos de su padre y su abuelo, Ricardo intentó prepararse como maestro mayor de obra antes de abocarse a la peluquería también.

“La diferencia está en atender muy bien al cliente, dejarlo conforme. Y que, si tiene ganas, sea él mismo quien decida cómo quiere el corte.

La paciencia es fundamental también; nos ha pasado de hacer 5 cortes de pelo juntos a una persona que empezó pidiendo que le corten las puntas nomás y fue cambiando mientras se iba viendo”, relataron.

Como cada 25 de agosto, hoy se celebra el Día del Peluquero en conmemoración a la fecha en que falleció el rey Luis IX de Francia, quien jerarquizó durante su reinado la profesión.

Pasión

Nicola Maimone fue quien dio los primeros pasos en el oficio del peluquero dentro del clan Maimone. “Además de peluquero, él era enfermero de la Cruz Roja, lo que lo llevó a África. Cuando él era niño, también se estilaba aprender a tocar un instrumento además del oficio, y él tocaba la mandolina. Yo intenté aprender a tocar algún instrumento, pero no pude. Sólo tengo manos para la tijera”, contó entre risas Santos, fundador de la peluquería actual y quien siguió los pasos de su padre.

Cuando Nicola llegó a Mendoza, empezó a trabajar en una peluquería ubicada en calle San Martín -cerca de lo que hoy es el Correo Argentino- y desde ese momento contó con la compañía inseparable y la ayuda incondicional de su hijo Santos en el salón. A los meses, en 1954, este último se desempeñó como oficial ayudante en la Peluquería Marina y fue en 1956 cuando abrió su propio establecimiento.

Lo hizo en Rioja y Córdoba, y la nombraron Italia, en homenaje a la tierra que los vio nacer.

“Había muchísimo trabajo y pocos peluqueros, por lo que trabajaba como loco. Tampoco existían las peluquerías mixtas. Éramos peluqueros y barberos”, recordó el hombre, quien mientras estuvo en actividad se especializó en afeitar con navaja siguiendo la técnica de fomento (poner una toalla caliente en la cara para que luego fuese más precisa la afeitada).

Si algo tienen en común padre e hijos es que su vida, sus recuerdos y sus mejores anécdotas han transcurrido entre las tijeras y los centenarios sillones. Esos mismos que en una oportunidad fueron un imán para unos turistas cordobeses, quienes no pudieron evitar tomarse una foto junto a ellos. “El peluquero es como un psicólogo. El cliente sienta, se relaja y -muchas veces sin que nadie pregunte- empieza a contar sus cosas, sus problemas. Y uno escucha y aconseja”, relatan los hijos de Santos, quienes mantienen vigente la profesión en el gen. Una particularidad: manteniendo el estilo clásico y con el que nacieron, Italia es una peluquería sólo para hombres.

“Tenemos una clientela fija, hombres que empezaron viniendo solos, después trajeron a sus hijos y hoy vienen los nietos. Tenemos clientes hasta de Uspallata por ejemplo, que por una cuestión ocasional se cortaron una vez acá y desde ese momento no dejaron de venir a cortarse el pelo”, resaltaron los Maimone, poniendo en valor la atención personalizada.

“Es fundamental ser simpático con los clientes. A veces uno entra a un lugar y le preguntan sin mucho interés y de mala forma: ‘¿Qué necesita?’. Si uno es simpático y brinda una buena atención, eso llega a la gente”, acotó Santos.

A la ubicación de calle Entre Ríos llegaron el 25 de setiembre de 1973 y en todos estos años se ganaron la confianza de comerciantes y empresarios que tienen sus locales en la zona. De la misma forma han visto pasar y cerrar varios locales, pero ellos se mantienen, con la tijera siempre firme en sus manos.

“El pelo lacio es más difícil de cortar, porque es rebelde y se nota de inmediato cuando está mal cortado. En cambio, el pelo ondulado siempre está igual y mantiene su forma”, explicaron.

Esos raros peinados nuevos

El paso de los años ha venido acompañado de cambios y progreso (en algunos casos), y si bien los Maimone se mantienen como una peluquería “tradicional”, han sabido adaptarse a los tiempos que corren.

“Ha crecido mucho la competencia -en el buen sentido de la palabra- y cada vez hay más peluqueros, por lo que el trabajo se reparte. Los clientes también van cambiando, hay gente que es muy conformista y que te dicen: ‘Cortame como te parezca’. Pero están los más exigentes a quienes hay que llevarles el apunte”, contó Daniel, aunque confesó que no se dedican a los cortes raros.

“Hasta los ‘60 se usaba mucho el corte americano -símil militar- y también el romano -corte simétrico-. Con el fenómeno Beatle, la gente se empezó a dejar el pelo largo. En los ‘80, la gente empezó a seguir a los Bee Gees y en los ‘80 y ‘90 se siguió usando mucho el pelo largo.

Pero ahora se ha vuelto a los clásicos, al pelo bien corto. Y la barba se está empezando a usar de nuevo también, hay como una vuelta a los clásicos”, rememoraron los peluqueros.

Los actores o futbolistas también marcan tendencia en cuanto a looks y cortes de pelo. “Cuando Messi se empezó a dejar la barba, muchos chicos de los que se cortan acá nos decían que querían dejarse la barba así. Acá porque no lo hacemos, pero también hemos visto a chicos que se han platinado el pelo después de que lo hizo él también”, siguieron.

Salvo algún volantazo de último momento, la dinastía Maimone -en lo que a peluquería se refiere- parece tener sus días contados. Es que ninguno de los jóvenes de la familia se ha mostrado interesado en seguir ese camino. Sin embargo, Santos, Daniel y Ricardo disfrutan de sus profesiones y del día a día. “Todavía tengo la esperanza de que el más chico me diga un día que quiere ser peluquero”, cerró entre risas Daniel.

Jerarquización del oficio en la época de Luis IX

Cada 25 de agosto se celebra el Día del Peluquero. En el siglo XIII, este oficio era ejercido sólo para la nobleza que utilizaba en Europa (y principalmente en Francia) grandes pelucas. En esa época, el peluquero era varón y se encargaba de mantener solamente las pelucas.

La conmemoración del 25 de agosto responde al día en que falleció el rey Luis IX de Francia. Durante su reinado -entre 1261 a 1270- jerarquizó a su peluquero, a quien declaró hombre libre. Así las cosas, el peluquero del rey pasó de ser plebeyo a estar a la altura de los caballeros, jueces, médicos y magistrados.

En los siglos siguientes hubo barberos y peinadores que se encargaban de afeitar, teñir, peinar y arreglar las uñas de los varones. Pero estaba prohibido que un peluquero arreglara a una mujer.

En Argentina, en tanto, se celebró el Día del Peluquero por primera vez en 1877. Ese año, se creó la Sociedad de Barberos y Peluqueros.

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