Hay muchas formas de agradecer este reconocimiento que me enorgullece y que quiero compartir con quienes trabajo todos los días. Pero sólo hay una forma de aceptarlo: entendiendo que es un reconocimiento a la libertad de expresión, que no es una libertad más. Es el sustento de las sociedades democráticas.
La libertad de expresión es un derecho básico y un freno a los totalitarismos. Es una libertad primordial, porque nos permite cuestionar, disentir y cambiar. Por eso es la base de sociedades más abiertas y transparentes. Y la raíz de muchas otras libertades.
Sabemos además que es un valor que se construye día a día. Tenemos libertad de expresión cuando ejercemos la libertad de expresión.
A través de esta libertad, que también se materializa en los medios de comunicación, la gente hace oír sus ideales, sus quejas y sus frustraciones. Y el periodismo profesional es una herramienta para ayudar a expresarlos.
Nuestra pasión por el periodismo está potenciada hoy por la revolución digital y las redes sociales.
La tecnología está cambiando el modo de circulación de algo que es muy valioso para las personas: el conocimiento. Los medios tenemos más herramientas que nunca para investigar, aunque también tenemos nuevos desafíos que provocan incertidumbres y reacomodamientos.
La revolución tecnológica nos obliga a estar más activos, más cerca de la gente y aún más comprometidos con la libertad de expresión.
En la última década, la Argentina vivió un proyecto político que buscó perseguir la disidencia para concentrar el poder. Ese proyecto necesitaba silenciar las críticas y las denuncias. Por eso trató a los medios como enemigos, buscó asfixiarlos y desacreditarlos.
Los autoritarismos accionan de manera paradojal. En el nombre de la libertad de expresión atentan contra ella. Es un juego perverso que padecimos en mi país y que sigue asolando a otros de América Latina.
El anti-periodismo del poder sólo podía ser desenmascarado con las herramientas genuinas del periodismo. Con la búsqueda profesional de la verdad. Nosotros tratamos de responder con más periodismo. Y gran parte de la sociedad argentina se sintió representada por él.
Le dijimos que no a la sumisión que se nos trató de imponer y enfrentamos un durísimo acoso económico y judicial. Pero el ejercicio de la libertad editorial fue más fuerte que cualquier ataque y cualquier aparato de propaganda.
Como hombre de medios, tengo claro que todos los días tenemos que trabajar para hacer mejor las cosas. Y también, que si queremos seguir siendo lo que somos, no debemos aceptar que se nos diga qué decir ni cómo pensar. Ese es también, en definitiva, mi compromiso. Con la organización que represento, con lo que elegimos hacer y con la sociedad de la que somos parte.
A ellos, y a ustedes, muchísimas gracias.
Discurso ofrecido por Héctor Magnetto al recibir el Premio a la Libertad de Expresión que otorga la organización internacional Freedom House.