Las preguntas que el kirchnerismo no se hace

Nélida Rojas empezó a hacerse conocida casi como una heroína... El correr de los años empezó a mostrar otra cara de la mujer.

Nélida Rojas empezó a hacerse conocida casi como una heroína. Ex enfermera, desde la Tupac Amaru había empezado a construir casas en Lavalle, armar talleres textiles y dar contención a familias de bajos recursos.

El correr de los años, su expansión territorial y el crecimiento de su poder político, empezaron a mostrar otra cara de la mujer, que se había rodeado de su familia para conducir la agrupación que nucleaba a numerosas y difusas cooperativas.

La defensa cerrada que el kirchnerismo hizo ayer fue una negación de los delitos que se le imputan y de las irregularidades encontradas. Eso no importa, parece.

Antes de que el programa de Jorge Lanata contara el año pasado algunos casos de familias defraudadas, en Mendoza ya se sabía de su modus operandi.

Este diario lo informó el 12 de octubre de 2014 (ver http://losandes.com.ar/article/la-tupac-casas-clandestinas-aprietes-y-miedo-oficial). Pero antes lo supieron muchos de los dirigentes peronistas, que conocieron en primera persona los aprietes de Rojas y callaron por miedo a su llegada directa al gobierno de Cristina Fernández.

Bastaría que los legisladores que ayer reclamaban la liberación de Rojas preguntaran a su compañero y hoy diputado provincial Omar Parisi si no temió que el IPV, cuando él lo presidía, terminara ocupado durante una de esos cortes de la calle Lavalle, para cobrar de prepo.

Era a esos piquetes a los que debían ir sin chistar aquellos que eran ilusionados con la casa propia. Acumulaban puntos, como los de las tarjetas de un banco, y el que más puntos tenía, más cerca estaba del sueño.

También, de paso, podrían preguntarle a Parisi y los intendentes peronistas si es cierto que los inspectores del IPV y los municipios eran amenazados y hasta apedreados cuando iban a las obras. A Rojas y su marido no les gustan los controles. Ni hablar de cumplir los plazos de obras: llevan años construyendo pequeños barrios.

En esas inspecciones se detectaban obras mal ejecutadas y, sobre todo, escamoteo de materiales: desde rollizos demasiado finos para sostener los techos hasta escaso hierro y cemento en vigas y columnas. En definitiva, plata que no se gastaba en las casas, aunque se cobraba.

A Alejandro Bermejo, intendente de Maipú, podrían preguntarle concretamente por el barrio en Colonia Bombal, que empezó a construirse en 2013. Un año después, en el municipio no había un solo plano presentado y pasó más tiempo sin expediente iniciado. Igual, la Tupac cobró por las obras.

Pero también, y sobre todo, deberían darse una vuelta por alguno de los ocho departamentos en los que llegó a operar la Tupac Amaru y hablar con los que creyeron en Rojas y se vieron defraudados.

Ellos les pueden contar de primera mano lo que vivieron y cuántos años llevan esperando la casa soñada.

Los legisladores no deberían temer. Los denunciantes no parecen miembros de la oligarquía ni parte de un complot de “los medios hegemónicos” contra el proyecto nacional y popular. Tal vez, hasta les conviden un mate.

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