La lenta recuperación afecta las expectativas

Por Rodolfo Cavagnaro - Especial para Los Andes

Habiendo entrado al penúltimo mes de año, la sociedad aún no advierte signos de recuperación de la economía. Primero se habló del segundo semestre, después se esperó el último trimestre y todo parece indicar que, salvo que diciembre cambie el humor, el año terminará sin que las condiciones del sistema productivo hayan dado señales de recuperación perceptibles por la población.

Los indicadores de actividad industrial y de la construcción, que podrían darnos alguna señal, reportan nuevas caídas, al menos en los datos conocidos hasta el mes de setiembre. Terminado el noveno mes de año, el sector industrial mostraba, en promedio, un 40% de capacidad ociosa, mientras en el sector de la construcción aún no se apreció el inicio de grandes obras emprendidas por el gobierno nacional, más allá de que en setiembre, después de 14 meses, por primera vez crecieron en 6.000 los puestos de trabajo en el sector.

Mientras tanto, el consumo interno sigue mostrando indicadores negativos respecto de los mismos meses del año pasado. Tanto en los datos que aporta el Indec en ventas en supermercados (grandes superficies) como centros comerciales, como los informes de CAME, que dan cuenta de la caída de ventas en el sector minorista, muestran la realidad de los consumidores.

En este caso, hay que hacer comparaciones que no sean lineales, porque partimos de comparar situaciones distintas. El año pasado, la gente compraba para escapar de la inflación. Las tasas de interés no reflejaban el nivel real de la inflación y el dólar estaba prohibido para su atesoramiento y solo se podían conseguir dólares baratos comprando cosas o viajando al exterior. Diversos planes permitían comprar a menos precios, pero los productos escaseaban. Así, mucha gente llegó a la actualidad con sus tarjetas de crédito usadas al máximo, no permitiéndole endeudarse por un tiempo.

Expectativas de mercado

El Banco Central hace un relevamiento mensual de las expectativas de mercado entre consultoras, centros de estudios y universidades, nacionales y extranjeras. Hasta el mes de octubre, las mismas indicaban una expectativa de inflación levemente superior al 20% para 2017, cuando el gobierno ha planteado un objetivo de 17%. Pero el último informe, a principios de este mes, arrojó un promedio de 19,7%. Por primera vez el consenso proyecta una inflación un poco menor al 20%, y esto muestra cierto grado de optimismo.

No obstante, el mismo relevamiento destaca que las consultoras creen que al gobierno le costará mucho bajar la inflación y no creen que al final del mandato del presidente Macri los valores estén por debajo del 9%, mientras los objetivos del gobierno son de 5%.

Respecto a las tasas de crecimiento, el promedio está en un 3,3%, aunque algunos no ven más de un 2% y otros creen que llegará al 5%.

Y aquí aparece una dualidad, porque los más pesimistas están viendo la pérdida de competitividad del tipo de cambio, influida por dólares que entran pero también por las altas tasas de interés pagadas por el Banco Central en las licitaciones de Lebac, que hace 5 semanas se mantienen en 26,75%. Quizás lo más positivo, es que este consenso también proyecta crecimientos de 3,5% para 2018 y 3,7% para 2019. Los optimistas creen que el gobierno dispondrá de mayor gasto público para conseguir reactivar las ventas internas.

A pesar de esto, el Banco Central mantiene altas las tasas de Lebac y es algo que algunos no entienden. Los datos de la inflación muestran que, eliminando el efecto de las tarifas, la inflación núcleo está en el orden del 1,5%, en línea con lo que las autoridades proyectaban, por lo que se estima que, a partir de estas informaciones, y la publicación del próximo índice de precios del Indec, la autoridad monetaria retome el ciclo de baja de las tasas.

Medidas para reactivar

Lo ideal sería que el dólar suba algún escalón más para compensar la rebelde inflación, pero con la previsión de ingresos de capitales, el efecto del blanqueo y la próxima cosecha de trigo, que será récord, no se espera que la cotización de la moneda norteamericana supere los $ 15,70 por unidad antes de fin de año.

Esto quiere decir que las empresas que esperan exportar deberán recurrir a otros métodos para conseguir competitividad. Las más complicadas son las economías regionales, aunque habría un cierto alivio en las ventas a Brasil, cuya moneda se está revaluado mucho en el presente año. No obstante, muchos sectores estarán en problemas. Para los que temen el efecto de las importaciones, el gobierno se ha comprometido a proteger a algunos sectores sensibles estableciendo cuotas de ingreso limitadas.

Frente a este panorama, el gobierno va a insistir con mayor volumen de obras públicas. De la misma forma ha comprometido a las provincias para que ejecuten mayores obras a cambio de fondos adicionales. Asimismo, se ha constituido un fideicomiso para asistir a los municipios con fondos para proyectos concretos, financiados con el Fondo de la soja.

El problema es transmitir una sensación de expectativa positiva en la población. Lo que dicen los analistas profesionales, los consumidores no alcanzan a entenderlo y todos miran su salario. Por suerte algunos alimentos han comenzado a bajar de precio, mientras la población va adecuando su dieta ante algunos valores desacostumbrados, como los de las carnes.

Preocupados por que se sienta reactivación mediante el consumo, el gobierno está instando a las empresas a dar un bono de fin de año y no sería raro que termine haciendo un “sacrificio financiero” para ayudar a las provincias a dar un bono similar.

En la misma línea, se apresta a terminar de rearmar el programa Ahora 12, que podría llamarse Ahora 18, si finalmente se ponen de acuerdo con los bancos, las emisoras de tarjeta y los comercios adheridos. Esto implicaría incluir algunos bienes que actualmente no están comprendidos, como electrodomésticos de línea blanca (lavarropas, heladeras). Creen que sería bien visto por la población.

No obstante, el sistema tendería a un sinceramiento, ya que se admitiría un precio más bajo para ventas al contado, lo que implicaría que aquellos que se vendan a 12 o 18 cuotas tendrán valor diferencial para el agregado de los intereses. Esto de hecho ocurre, pero no se pueden publicar ofertas de contado porque los comercios podrían ser sancionados en base a ciertas normas de lealtad comercial.

Por ahora el gobierno quiere empujar con recursos la reactivación mientras masculla bronca contra los empresarios que demoran las prometidas inversiones. La recuperación de la confianza y la mejora de las expectativas son fundamentales de cara a las elecciones de renovación legislativa del año 2017.

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