La larga noche que Cambiemos tembló

En la Casa Rosada, hubo funcionarios que insistieron hasta la mañana siguiente con mantener el nuevo cálculo.

Carlos Sacchetto - Corresponsalía Buenos Aires

El miércoles pasado en el Congreso, que es el principal ámbito donde reina la política, se tuvo la sensación de que la coalición Cambiemos había entrado en una crisis irremontable. No era la oposición la que lo percibía, sino los principales dirigentes del oficialismo en Diputados, donde estuvo a punto de fracasar la votación del cambio en las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (ART) impulsado por el Gobierno.

Luego de soportar más de cuatro horas de críticas, burlas y chicanas sobre el acuerdo entre la familia presidencial y el Estado por la deuda del Correo Argentino, el interbloque que preside el radical Mario Negri se enteró de que la Anses había modificado el cálculo que se utiliza para aumentar de manera  automática las jubilaciones. Hubo asombro, indignación y hasta fuertes insultos hacia miembros del Gobierno, como fue el caso de Elisa Carrió, que utilizó los más subidos de tono.

Emilio Monzó, Nicolás Massot, Fernando Sánchez y el propio Negri llamaban exasperados a distintos funcionarios pidiendo explicaciones y recomendando que esa modificación se anulara. Uno de los que respondió fue el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, quien sorprendido por tanto escándalo dijo “pero si son 20 pesos de diferencia, es una pavada...”. Su interlocutor le habló de la sensibilidad del tema y le recordó que el Gobierno había asignado 75 mil millones de pesos para la reparación histórica a los jubilados y ahora echaba por tierra esa buena señal, justamente por esa “pavada”.

En la Casa Rosada, hubo funcionarios que insistieron hasta la mañana siguiente con mantener el nuevo cálculo, sin advertir la gravedad del momento. Fue el Presidente quien decidió dar la cara y volver atrás con la medida. El error con las jubilaciones se sumaba al conflictivo acuerdo con el Correo, y a las otras muchas equivocaciones cometidas desde que asumió a fines de 2015. Esa noche, los legisladores de Cambiemos se fueron a dormir con la incertidumbre de una crisis política que traería serias consecuencias.

Un semáforo

El anterior relato de los hechos que llevaron a Mauricio Macri a dar su conferencia de prensa del jueves, deja al desnudo lo que es quizás una de las principales carencias del Gobierno: no funcionan las alertas políticas.

El Ejecutivo está integrado por un equipo de empresarios que realizan evaluaciones técnicas de medidas que luego serán aplicadas en un contexto social y político que no tienen en cuenta. No puede entenderse de otra manera el desconocimiento de la sensibilidad con que debe tratarse cualquier tema relacionado con los jubilados, o con los negocios de las familias de los funcionarios, y más aún con la del Presidente.

La crisis interna de la semana que pasó no está resuelta. Hubo pases de facturas entre ministros y legisladores porque a la hora de salir a defender al Gobierno, muchos prefirieron el silencio para no exponerse y salir salpicados. Al menos en diálogos reservados, uno de los más citados por ese motivo es el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, quien viene sosteniendo algunas tensiones con la Jefatura de Gabinete que conduce Marcos Peña.

Otro tanto sucede en el área económica, donde los criterios para resolver el acuerdo por el Correo son diferentes a los que plantean desde el Congreso. Como si fuera poco todo lo sucedido, el viernes se supo que a mediados del año pasado, cuando la empresa de los Macri propuso el programa de cancelaciones para llegar a un entendimiento con el Estado, los profesionales técnicos y jurídicos del Banco Nación, que es uno de los 600 acreedores, desaconsejaron aceptar el acuerdo porque no resultaba conveniente para la entidad.

Ese informe llegó a la Jefatura de Gabinete, pero no fue tenido en cuenta cuando se hizo el arreglo con el Correo, que luego fue objetado por la fiscal ante la Cámara Comercial Gabriela Boquín. Un problema más de desinteligencias internas.

Mucho ruido

El pedido del Presidente de volver a “foja cero” con el asunto del Correo no será de fácil cumplimiento. Macri apeló a los jueces para que le propongan cualquier solución y a la Auditoría General de la Nación para que supervise esa propuesta y así lograr mayor transparencia. Pero buscar soluciones a un pleito entre partes no es función de los jueces. Ellos, celebrados los acuerdos, dirán luego si se ajustan o no a la ley, pero son ajenos a toda negociación.

Aquella falta de funcionamiento de alertas que propicien  mejores decisiones del Presidente será uno de los temas a resolver de manera rápida en Cambiemos. Los socios del Pro en el Congreso lo están reclamando como una salida a la crisis actual y porque al estar en minoría, necesitan fortalecerse ante la oposición para seguir consiguiendo acuerdos legislativos.

Esta circunstancia se da cuando la economía aún no remonta, se acercan las elecciones y el clima político se enrarece. Es tanta y tan urgente la necesidad de confrontar, que la más mínima desconfianza se transforma en una controversia gigante. Poco importa si el motivo que desencadena la pelea es una palabra, una frase o un dato, y si cualquiera de esas tres cosas es real o producto de una desinformación que nadie verifica.

Lo que no perciben los cuestionadores seriales es que el desgaste político que le provocan al adversario, es directamente proporcional al propio cuando al poco tiempo todo queda en la nada. Y lo paradójico es que esas construcciones de supuestos grandes debates, no hacen más que tapar lo verdaderamente trascendente.

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