La justicia para Dagmar puede llegar 40 años después

La joven de origen sueco fue secuestrada por un grupo de tareas de la Armada al mando de Astiz. Se espera una sentencia pronto.

La joven de origen sueco Dagmar Hagelin fue secuestrada hace 40 años por un grupo de tareas de la Armada al mando del genocida Alfredo Astiz, pero la justicia por la que su padre Ragnar, fallecido en 2016, luchó desde el momento de la desaparición de la joven, podría llegar en los próximos meses, cuando se dicte la sentencia sobre este crimen de lesa humanidad, en el marco de la mega causa ESMA. 

“La causa de Dagmar es parte de mi vida. Seguí el expediente desde 1979, cuando era un joven abogado del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), y desde entonces acompañé a Ragnar. Recién ahora, después de tanto tiempo, estamos cerca de lograr una sentencia”, señaló en diálogo con Télam Luis Zamora, que es el representante de la familia Hagelin en esta causa.

Dagmar tenía 17 años y era una integrante de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) -una agrupación alineada con la organización Montoneros- cuando se produjo su captura el 27 de enero de 1977, en la localidad bonaerense de El Palomar.

Dos años antes, la joven se vinculó con Norma Burgos, quien era la esposa de Carlos Caride, un histórico referente de la izquierda peronista que había fallecido en mayo de 1976 en un enfrentamiento con efectivos policiales.

Un grupo de tareas de la Marina al frente de Astiz llegó el 26 de enero a la casa donde Burgos vivía con sus padres y permaneció en ese lugar toda la noche para capturar a María Antonia Berger, dirigente de Montoneros y sobreviviente de la Masacre de Trelew.

En la mañana del 27, Dagmar llegó a esta casa ubicada en la calle Sargento Cabral 317 y, como tenía un gran parecido con Berger, los militares la confundieron e intentaron someterla.

Al verlos, la joven comenzó a correr y Astiz, tras perseguirla unos metros por la calle La Pampa, puso rodilla en tierra y le disparó un tiro que rozó en la cabeza de la víctima y provocó su caída.

Los marinos se apoderaron de un vehículo en el barrio e introdujeron a Dagmar en el baúl. Según los testimonios que los vecinos dieron años después ante la Justicia, aún estaba viva.

“Al mediodía y al ver que su hija no llegaba, Ragnar se preocupó y se fue para el barrio donde vivían los Burgos y los vecinos le contaron lo que había sucedido. En la Comisaría de Morón le mostraron un acta en la cual la Marina había pedido una zona liberada”, recuerda Zamora.

En su condición de hijo de suecos, nacido en Chile y naturalizado como argentino, Ragnar decidió pedir ayuda de la embajada del país escandinavo y el diplomático Bertie Kollberg, a cargo de esa delegación en Buenos Aires, le confirmó que Dagmar estaba cautiva en la ESMA.

“El 30 de enero decidió ir a la ESMA con su cuñado, Oscar Amerio, que era suboficial del Ejército, a pedir información sobre su hija. En la guardia les dijeron que se fueran porque 'iban a ser boleta'”, evoca el ex diputado nacional y dirigente trotskista.

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