La hipertensión infantil aumenta un 70% el riesgo en la adultez

En la Argentina 8 de cada 100 niños podrían ser hipertensos, y a la mitad de los chicos entre 7 y 18 años nunca les han tomado la presión.

La hipertensión infantil aumenta un 70% el riesgo en la adultez

La hipertensión arterial en la niñez y adolescencia es una realidad y se estima que en la actualidad, el 1,5% de los niños menores de 12 años y el 5% de los adolescentes son hipertensos. Esto produce daño cardíaco, provocando hipertrofia del ventrículo izquierdo, predispone a la formación de ateroesclerosis y es un factor de riesgo de enfermedad coronaria en la edad adulta. En este sentido, el riesgo de ser hipertenso en la adultez aumenta un 70% si se tuvo hipertensión de niño.

En la actualidad, los casos de hipertensión primaria están en aumento, en especial en adolescentes de entre 12 y 18 años. Sin embargo, el 60% de los pacientes no tiene síntomas hasta que la hipertensión ya ha causado suficiente daño por eso se la llama “el enemigo silencioso”. En la Argentina 8 de cada 100 niños podrían ser hipertensos, y a la mitad de los chicos entre 7 y 18 años nunca les han tomado la presión.

La presión arterial normal se define cuando la presión arterial sistólica (PAS) y diastólica (PAD) son < percentilo 90 para edad, sexo y talla. Los percentilos son curvas de presión basados en peso, altura y sexo en los niños menores de 18 años.

La presión arterial limítrofe o prehipertensión o presión normal alta, se define como el promedio de PAS y/o PAD ≥ percentilo 90 pero < percentilo 95 en 3 o más ocasiones. Los adolescentes con niveles de PA ≥ 120/80 mm Hg deberían considerarse con PA limítrofe, como los adultos.

La hipertensión arterial se define cuando la PA es ≥ percentilo 95 para sexo, edad y talla en 3 o más ocasiones. Se clasifica en: Estadio 1: PA ≥ percentilo 95 y < percentilo 99 + 5 mm Hg. Estadio 2: PA ≥ percentilo 99 + 5 mm Hg.

La  historia familiar de hipertensión arterial en los padres, incluyendo abuelos, tíos antes de los 60 años es uno de los principales predictores de HTA en la vida adulta.

Otros factores de riesgo

Antecedentes familiares de enfermedad coronaria, bajo peso al nacer, hipercolesterolemia familiar y tabaquismo, entre otros.

La obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI. Los niños obesos y con sobrepeso tienden a padecer de obesidad en la edad adulta y tienen más probabilidades de presentar enfermedades no transmisibles como la hipertensión arterial, diabetes y las enfermedades cardiovasculares a edades más tempranas.

Es obligatorio medir regularmente la presión en pacientes con enfermedad renal, diabetes, tratamiento prolongado con corticoides, ciclosporina, analgésicos; trasplantados; neurofibromatosis; recién nacidos con vías en vasos umbilicales; coartación de aorta corregida; síndrome urémico hemolítico; insuficiencia cardíaca; miocardiopatía dilatada y convulsiones de causa desconocida.

Los pediatras deben hacer la primera medición arterial a los 3 años de edad como medida básica, y continuar durante todos los controles al menos una vez, en aquellos niños sanos, incluso sin antecedentes.

¿Cómo se trata?

El tratamiento se basa principalmente en cambios del estilo de vida. Incluye descenso de peso cuando esté indicado, medidas dietéticas como incorporación de verduras y frutas, lácteos descremados y disminución de la ingesta de sal; realizar actividad física regular, evitar el tabaquismo, el consumo de alcohol y drogas.

Es importante que un niño o adolescente sano con hipertensión leve no suspenda la actividad física, aún la competitiva. Si la hipertensión es más severa se suspende la actividad hasta controlar la PA y si hay compromiso de algún órgano en particular, la decisión se tomará en cada caso.

Es vital limitar la cantidad de sal en la alimentación, disminuir el consumo de alimentos procesados, ya que son los que contienen una mayor cantidad de sodio y procurar no añadir demasiada en las cocciones y el plato terminado.

El objetivo es que la cantidad total de sal no exceda de 1,2 g/día para niños de 4 a 8 años y 1,5g/día en los mayores de 8 años. Cuando en la alimentación hay un exceso de sodio y un déficit de potasio se favorece la hipertensión arterial, por eso es importante el consumo de potasio en la alimentación con la incorporación de vegetales y frutas frescas.

Los niños que son alimentados a pecho en los primeros seis meses de vida muestran una reducción de sus niveles de presión arterial. Este efecto protector se incrementa conforme aumentan los meses de lactancia, y se produce, probablemente, por la menor concentración de sodio que contiene la leche materna en comparación con la leche artificial y por su especial composición nutricional, con ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, que son beneficiosos para la pared vascular .

Las sociedades científicas y los médicos promovemos el cuidado y la prevención de la hipertensión desde la infancia con el objetivo de reducir uno de los factores principales de enfermedad cerebrovascular y cardiovascular en edad adulta.

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