La gobernanza como fuente de la obra pública

Hace pocos días en nuestra Ciudad vivimos un hecho muy significativo: reabrimos la plaza Mathus Hoyos de la Cuarta Sección, totalmente remodelada. Esto, que podría ser algo absolutamente normal y cotidiano en una gestión municipal, tiene una riqueza y una centralidad muy profundas, porque caracterizan un modo particular de gobernar.

Desde el comienzo de nuestra gestión en la Capital, tenemos como eje fundamental de trabajo a la gobernanza: la participación de los vecinos en la formulación e implementación de las políticas públicas. La plaza Mathus Hoyos es un ejemplo cercano y tangible de que, cuando se habla de lo público, lo más pertinente es gobernar escuchando. Es este el primer resultado concreto de un modo particular de conceptualizar la relación Estado-ciudadanos y todo lo que de ella deriva.

Esta plaza fue construida según los criterios de los vecinos, quienes reformularon nuestro proyecto original. Las reuniones con ellos en el mismo espacio fueron una lección de civismo, de participación ciudadana, de conocimiento de lo local, de ganas y necesidad de volver al barrio, a lo público, a lo que es de cada uno porque es de todos. Esto, que puede ser visto como una trivialidad, significa asumir que hay otros modos de gestionar y de conceptualizar la política.

Quienes estábamos en la plaza el día de su inauguración festejamos mucho más que la cancha de tejos, la mesa de ajedrez y los juegos nuevos. Esa tarde hermosa e intensa le dimos la bienvenida en la Ciudad al comienzo de la consolidación de una forma distinta de administrar y de dialogar. Los procesos colectivos rupturistas que están destinados a ser sostenibles y a perdurar en el tiempo, no se advierten en toda su dimensión de un momento a otro. Al contrario, como en la vida cotidiana, se van gestando de a poco, van adquiriendo consistencia a medida que sus protagonistas vamos internalizando lo que ocurrió, por qué ocurrió y qué nos gustaría que ocurriera en el futuro. Y este proceso de gobernanza y de participación protagónica del ciudadano que vivimos en la Capital es el reflejo de una transformación paradigmática que se está consolidando en la Provincia y en la Nación.

La transformación viene siendo estructural. Ha llegado para quedarse, para ser el modo en que nuestros jóvenes y nuestros hijos experimenten la democracia. Y esto ha sido posible no porque un grupo de dirigentes decidió que así lo fuera. Nunca un cambio de esta naturaleza hubiera sido viable sin que el envión viniera de la gente de a pie. La gente que cada día se levanta para ir a trabajar o a educar a sus hijos, para ir a estudiar o a cuidar a sus nietos. Esa gente, cada una de esas personas es la que demuestra que no está dispuesta a la pasividad. Que no dará un paso hacia atrás. Que no soportará una mentira más. Que tiene la grandeza de enfrentar la adversidad porque espera y sabe que será mejor lo que vendrá.

Este escenario sociopolítico que está predominando en nuestro país ha permitido que nuestra Ciudad esté desarrollando a pasos agigantados una identidad acorde a su lugar preponderante en un área metropolitana de más de un millón de personas. Con una enorme inversión en obra pública y servicios, solventada en conjunto con el Estado nacional y provincial, con la particularidad de ser una obra pública que no se agota en sí misma, que está pensada para albergar y enmarcar la vida de cientos de miles de personas, para constituir un espacio público seguro, dinámico y que estimule la inversión privada, el crecimiento y el empleo. Es decir: una política pública con contenido ciudadano, en toda la magnitud de lo que esto significa.

Esta ciudadanía plena que buscamos enaltecer cada día, es lo que representó en una expresión muy cotidiana la nueva plaza Mathus Hoyos, como lo hará toda la obra pública que estamos desarrollando. La participación directa, la consolidación del barrio para mirar al mundo. Este es el ejemplo más tangible de lo que se logra cuando el equipo que participa es el más sólido, el más potente: el equipo en el que juega el Estado junto a sus vecinos. Por eso, es nuestra satisfacción, nuestro enorme y, a la vez, humilde orgullo y, sobre todo, nuestro más indeleble compromiso de continuar transformando la realidad y, sobre todo, la manera de transformarla.

Las opiniones vertidas en este espacio no necesariamente coinciden con la línea editorial de Diario Los Andes.

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