Vengo de Argenta, un lejano país en un universo paralelo. El año que viene hay elecciones nacionales y la centroizquierda ha ocupado el centro del tablero electoral.
Es razonable: hace un cuarto de siglo que en Argenta gobierna casi ininterrumpidamente el mismo partido, nacido hace setenta años de los delirios populistas y nacionalistas de un general muerto hace cuarenta años, y los ciudadanos argentos están hartos de tanto atraso, ineficiencia y corrupción.
Argenta se ha quedado sin infraestructura y energía, la educación va para atrás, hay atraso cambiario, recesión e inflación, una sociedad harta de morir bajo las balas de las mafias y cada vez menos empleos y más pobres.
¿Cómo no habría de sacar provecho de semejante escenario social la centroizquierda? ¿Cómo podría suceder que veinticinco años de fracasos del Partido Populista Siempre En El Poder no lleven a un gobierno de la oposición?
Por eso la centroizquierda argenta ha elaborado una astuta estrategia para llegar al gobierno: ha desafiado al candidato de la centroderecha a una gran interna opositora al Partido Populista Siempre En El Poder que garantice que en 2015 un candidato opositor republicano tenga asegurado el acceso al balotaje, excelentes posibilidades de ganarlo y hasta una chance razonable de terminar el mandato sin que las destituciones civiles vía saqueo y puebladas que organiza el Partido Populista Siempre En El Poder interrumpan la normalidad institucional.
Y ahora, en este mismo momento, los precandidatos de la centroizquierda argenta Duermes Tiner, Junio Lobo, Néstor Sánchez, Niñita Corrió y Pinto Bananas se preparan a competir en una gran interna centroizquierdista que defina cuál de ellos tendrá un año para instalarse como candidato presidencial único de la centroizquierda y enfrentar con grandes posibilidades de éxito al candidato de la centroderecha, Elniño Mauri, para después llegar al balotaje y al poder nacional.
En el país -quiero decir, en Argenta- no se habla de otra cosa. Del desastre que está generando el gobierno del Partido Populista Siempre En El Poder y de las diferentes propuestas de la centroizquierda argenta para salir de la crisis.
Los programas de gobierno de sus partidos –la Unión Lírica Radical, el Partido Soyciolista, Proyecto Surf y la Coalición Mínima- están en boca de todos los argentos, y han convertido al pluralismo de sus expresiones políticas en su principal valor.
Debido a esta astuta estrategia de llamar a internas con un año de anticipación, Elniño Mauri ha casi desaparecido del debate político y no para de bajar en las encuestas.
Abrumado por la situación, se ha visto obligado a negociar en inferioridad de condiciones con la centroizquierda argenta las alianzas electorales provinciales con las que el frente republicano opositor intentará ganar las gobernaciones de las provincias centrales del país: Menduca, Córdiba, Santo Té, Entre Tíos y el Distrito Federal.
Según las más recientes encuestas, la alianza opositora republicana vencerá en todas ellas y, con un poco de suerte, podrá compensar así la hegemonía del Partido Populista en el Norte y el Sur de Argenta, y en la decisiva Provincia de Buenos Aires Pero Grandes Lluvias, donde reside -en condiciones cada vez peores- casi la mitad de la población.
Si el ciclo económico global acompaña, acaso hasta sea posible que un gobierno no populista reforzado por el triunfo electoral y con capacidad de diálogo con todos los partidos democráticos, republicanos y no mafiosos, pueda completar -por primera vez en la historia argenta desde la recuperación de la democracia- un mandato presidencial.
Sobra decirlo, los dos candidatos del Partido Populista Desde Siempre En El Poder están desesperados. Justo cuando se preparaban a aplicar el viejo truco de “Esos no son verdaderos populistas- Nos prendimos en todas, pero estamos arrepentidos- Mantendremos los logros pero robando menos”, que tanto éxito les dio en 2007 y 2011, la estrategia de unidad opositora encabezada por la centroizquierda argenta los ha dejado en evidencia frente a la población.
Por fin la sociedad argenta ve una luz al fondo del túnel sin que se escuche el silbato de un tren. El plan general del Partido Populista Desde Siempre En El Poder de arreglar un poco las cosas con los mercados internacionales, salir a endeudarse con el cuento de la infraestructura, armar la Tercera Plata Dulce Populista en tres décadas, asegurarse la reelección en 2019, cachar lo que se pueda y después se verá, corre riesgos de extinción.
La ampliación de las realidades del conurbano argento al conjunto del territorio nacional que la Liga de Varones del Cosourbano está impulsando exitosamente desde hace décadas podría sufrir un inesperado stop.
Los dos candidatos de la Liga de Varones del Cosourbano no tienen salida: si van separados, uno pierde con el candidato único del frente republicano y al balotaje llegan, como en todo país normal, un candidato oficialista y uno opositor. Si unifican, el resultado es exactamente el mismo. Argenta se acerca así, peligrosamente, a la normalidad.
Sus opciones electorales representan, finalmente, los antagonismos reales de la situación argenta, definidos por la disputa por el poder nacional entre un partido autoritario y corrupto que sólo representa lo peor de Argenta y un frente opositor que, con todos sus defectos, representa tanto lo bueno como lo malo de la sociedad nacional.
Las viejas divisiones opositoras y el sectarismo delirante y suicida que han permitido al Partido Populista Desde Siempre En El Poder hegemonizarlo todo al grito de “A Argenta sólo nosotros la podemos gobernar” pueden quedar atrás, y el país encaminarse por la misma senda que sus vecinos recorren desde hace años.
En gran parte gracias a una centroizquierda que se ha dado cuenta finalmente de que no viven en Escandinavia sino en Argenta, y que ha dejado de mirarse al espejo soñando con parecerse a Willy Brandt.
Así que me vine para la Argentina pensando, en el avión, que acaso los argentinos podamos aprender algo de lo que está pasando con la democracia en Argenta.
Soñando que acaso no sea demasiado tarde. Pensando que todavía hay una oportunidad. Hice la cola de migraciones. Hice la cola de aduana. Hice la cola para el taxi.
El taxi hizo la cola en ese embotellamiento permanente en que se han convertido los accesos a la Capital Federal. Miré para otro lado cuando desde la autopista se divisaban las villas cada vez más grandes que la rodean e invaden.
Llegué a mi casa, deshice la valija y prendí la tele. “La culpa de todo la tiene esa señora gorda que insulta a los que hasta ayer eran sus amigos”, decían al unísono periodistas y dirigentes con la capacidad de análisis político de un Jorge Rial.