La crisis de Brasil a través de ojos mendocinos

Vivo en Brasil desde hace 14 años. Pasé tanto momentos de euforia social, con Brasil siendo el país de moda en la economía global, y ganando la organización de copas del mundo y olimpíadas.

Como era de esperar, ni era tanto aquello ni es tan absoluto esto, hay una realidad que no es blanco y negro, y que está ahí en algún punto, esperando ser reconocida. Diría que la palabra de orden hoy por aquí es incredulidad. De manera general la sociedad no puede creer que haya quedado expuesta con tanta crudeza y de manera tan explícita, que las prácticas y costumbres corruptas son en apariencia intrínsecas a la actividad gubernamental y política actual, de manera totalmente independiente a la ideología de los involucrados.

Tanto es así que inclusive en una sociedad con una idiosincrasia totalmente desafecta al conflicto y a la agitación, los límites de paciencia fueron rebalsados. Las mismas razones que sustentaron políticamente la caída del gobierno de Dilma Rousseff, claramente justifican hoy la necesidad de que el presidente Temer dé un paso al costado. Sin embargo tanto de un lado como de otro prevalecen los intereses propios a los del país, por un lado pretendiendo imponer elecciones directas, que sobre el pretexto de darle la voz al pueblo esconden la desesperación por recuperar los fueros que les permitan esquivar las acciones de la Justicia. Por eso la situación institucional, social y económica seguiría degradándose. Por el otro, resistiendo férreamente en el puesto a pesar de que eso impide en vista de la fragilidad política del gobierno actual, cualquier continuidad de las iniciativas en curso que estaban, aun con grandes falencias y omisiones, creando las condiciones para revertir la crisis.

Francamente es un momento histórico apasionante para estar viviendo aquí. Creo que hay dos fuerzas fundamentales que sustentan esto, la primera y más importante es que realmente de la mano de la era de la información hoy ya no es posible mantener ocultas las cosas, la sociedad tiene todo al alcance de sus manos y lo que es más relevante, lo aprovecha y lo hace valer.

Creo que ese es un cambio fundamental que la clase política actual todavía no alcanzo a comprender, las épocas en que se podía decir cualquier cosa para tratar de tapar un problema, porque pocos prestaban atención al noticiero y menos aun leían un diario, están irremediablemente en el pasado. La segunda es que se quebró de manera absoluta el pacto de silencio entre corruptores y corruptos, en este caso de la mano de la ley de delaciones premiadas.

Huelga decir que esto de ninguna forma es patrimonio exclusivo de Brasil, no vaya a ser que creamos que es una cuestión local, las simetrías en este sentido entre todos los países de la región son lamentablemente evidentes. Esperemos que la crisis realmente sirva para un crecimiento como sociedad y provoque mudanzas reales y sustentables en la forma en la que gobierno y sociedad se conducen.

Juan Mikalef - DNI 20.386.917
Mendocino residente en San Pablo

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