La abogada que vive en un campus universitario de EEUU

María Eugenia Giménez siempre quiso estudiar en el exterior. Así que ni bien se recibió empezó su formación en Derecho Internacional en Bruselas y después en Georgia, al sur de EEUU, donde hoy dirige un instituto.

La abogada que vive en un campus universitario de EEUU
La abogada que vive en un campus universitario de EEUU

Cuando se recibió como abogada, María Eugenia Giménez siguió el consejo que diariamente le repetían sus padres: “La oportunidad favorece a los espíritus preparados”. Así decidió cursar estudios de posgrado en el exterior. Su primera parada fue en Bruselas, donde cursó una Maestría en Derecho, y la segunda en Estados Unidos, donde sumó otro título similar. Si bien volvió a Mendoza en 1990, tres años después entendió que su futuro profesional estaba en la Universidad de Georgia, donde hoy es directora del Centro de Derecho Internacional Dean Rusk.

La semana pasada, María Eugenia visitó la provincia y recorrió nuevamente la Universidad de Mendoza -donde se recibió- para ofrecer una charla a colegas y estudiantes sobre los requisitos para completar estudios de posgrado en Estados Unidos. En los pasillos se cruzó con antiguos amigos, con hijos de compañeros de estudio, con conocidos, y se detuvo a saludar a cada uno después de haber disertado durante dos horas.

“En Estados Unidos no hago una cola, pero cuando llego a Mendoza soy una mendocina más, no me molesta. Y en cuanto vuelvo a allá me adapto de inmediato”, lanza. Y agrega: “Cuando el avión baja en El Plumerillo es como si nunca me hubiera ido”.

Pero sí lo hizo, en 1993, y desde entonces fijó su residencia en Atenas, Georgia (estado ubicado al norte de Florida). La abogada detalla que es una ciudad de 120 mil habitantes, que se construyó en torno al campo universitario, en donde residen 35 mil personas y de ellas 4 mil son profesores.

“Vivir en un campus implica que casi por ósmosis estás aprendiendo permanentemente y que tu mundo se expande”, describe. De ahí que destaque la importancia de estudiar en el extranjero por el estímulo intelectual que ofrece, la perspectiva diferente de la vida que brinda y el modo en que ayuda a mejorar la tarea que uno desarrolla, a través de una mejor comprensión del aporte personal que se puede hacer.

Durante mucho tiempo, confiesa, sus planes fueron regresar a Mendoza, porque aquí estaba su familia (hoy dispersa entre Argentina, Estados Unidos y España) y “extrañaba todo”. De hecho, con sus dos maestrías en Derecho Internacional volvió a la provincia e intentó conseguir trabajo pero se encontró con puertas cerradas. Giménez señala que un mal muy arraigado en esta sociedad es el nepotismo, el enganche a través de familiares o conocidos para obtener un empleo, en lugar del mérito propio.

Por eso, en 1993 optó por viajar nuevamente a Estados Unidos y se unió a la Universidad de Georgia como investigadora en Derecho Internacional. “Siempre quise trabajar en una universidad porque sabía que iba a sufrir en la actividad privada. Me sensibiliza mucho el sufrimiento de otros”, plantea. En cambio, allí pudo desarrollar diversos programas de investigación y enseñanza, y ofrecer a jóvenes la oportunidad que ella tuvo de capacitarse en el exterior.

Actualmente dirige un programa que entrena a jueces y personal de la Corte, del que han participado, desde 1998, más de mil personas de países como Argentina, Armenia, Brasil, Egipto, Ghana, Liberia y los Emiratos Árabes, entre otros. También otro que ofrece trabajos de verano a estudiantes de la Universidad de Georgia en estudios jurídicos, organizaciones y universidades de 35 países. Y un tercero, más reciente, que creó para que alumnos extranjeros puedan abocarse durante una o dos semanas al estudio de distintas áreas del Derecho Internacional y Americano, además de experimentar la vida académica y en el campus.

Cada dos o tres años, los afectos, esas personas que la conocen desde que tiene 10 o 12 años, empujan a María Eugenia Giménez a volver a la provincia. Aunque también subraya que tiene amigos maravillosos en Atenas. “En la vida no sólo hay que trabajar, sino también disfrutar. Tomarla como una gran aventura”, invita con una sonrisa esta mendocina destacada en el exterior.

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