Juan Sasturain: “No se puede decir que Di Benedetto es literatura mendocina”

Lo dice el escritor, guionista y conductor de programas culturales que vino a presentar en el Le Parc su antología poética, “El Versero”. Antes, dialogó con Los Andes.

Juan Sasturain entra a mirar los títulos de la librería García Santos. Barba blanca y lentecitos redondos se detienen ante  ante una serie de incunables. De pronto, una página de la primera imprenta  (tesoro de la librería) le llama la atención.

“Hay un texto de Luis Luchi que se llama ¡Gracias, Gutemberg!”, recuerda Sasrurain. “Internet es como la revolución gutenbergiana, ¿no?”.

Pilar Santos, quien ha recibido el legado de sus ancestros libreros, opina sobre lo efìmero que resulta todo en la red. “¿Y a dónde van a parar las fotos?”, se pregunta Juan mientras observa una en la que aparece  RafaelTudela y Américo Calí entre más poetas mendocinos.

Quizá algún día exista una especie de “compilador emocional” capaz de aglutinar toda la información sentimental que colgamos en la red. Pero, por ahora, Juan se sigue rodeando de los textos físicos. “He recibido 35 cajas de novelas policiales”, comenta.

Y susurra, con esa suspicacia con la que suele soplar sus aventuras literarias: “esto se conecta con lo que estoy haciendo ahora. Una novela que tiene a Dashiell Hammett como protagonista”. En ella, Sasturain usa el viejo truco del 'manuscrito hallado' para centrarse en la última novela que  Hammett escribió. “Muy diferente a todas las otras”, explican los lentecitos redondos.

Pero estas cuatrocientas páginas de literatura policial que lo apasionan todavía son el futuro. A Mendoza ha venido con otros planes: primero, la presentación del libro "descangayados", del mendocino Leo Martí. Y su propia presentación -la de su antología poética "El Versero", en la Feria del Libro.

Profesor de Letras recibido en la UBA, Sasturain trabajó  en la docencia universitaria hasta la Triple A. “Daba a Draghi Lucero”, comenta rodeado de títulos locales.

“Sí, yo compro la maqueta de Mendoza”, suelta cuando le preguntamos cuál es su primera percepción de la provincia. “Aquí parece que se viviera bien. Claro que mirando desde la superficie”.

No alcanza a dercir esto que el Di Benedetto de la foto de portada de “Cuentos Completos” parece mirarnos de reojo.

“No se puede decir que Di Benedetto es literatura mendocina. Como tampoco que Moyano es literatura riojana. Los tipos estaban ahí. Pero su visión es más audaz que las de los escritores de las grandes ciudades. A mí no me importa eso de si inventó el objetivismo antes que Robbe-Grillet. Esa especie de competencia a ver quién es más vanguardia. La escritura tiene que ver con la contemporaneidad. Y la proeza es haberla visto desde la periferia, no sólo geográfica, también editorial. Porque convengamos que en esos tiempos, al realismo no había con qué darle. Y cualquier cosa que saliera de eso, iba a parar a los sótanos de los no-vendibles. Así estuvo Marechal por años, en los sótanos de Sudamericana, por ejemplo”.

Cuando Juan era adolescente, se topó por primera vez con Di Benedetto en los estantes de la editorial Galerna. "Era un volumen de 'Cuentos Claros', con letras grandes y verdes", recuerda. Era la primera edición, de 1969, de un escritor que ya tenía obras maestras pero que aún no contaba con la difusión merecida. Allí, en ese volumen, estaba "El juicio de Dios".

La imagen de esa pelea de alpargatazos que está en el centro del cuento se interrumpe cuando Carlos Levy (también librero y escritor) llega revoleando su bastón en un saludo caballeresco a su amigo. Juan devuelve la estocada. Ese código antisolemne nos deja hablando de “El versero”, su antología de poemas escritos desde 1976.

Tiempo de verseo

“Versero es, en el habla popular, el que hace el verso, el que utiliza cierta supuesta habilidad verbal para persuadir / halagar / seducir / trampear incluso a su interlocutor con fines precisos.

En este sentido, el versero es una versión acaso degradada, pudorosa y más o menos amable o burlona del poeta, despojado de solemnidad o importada trascendencia”, se lee en la contratapa de “El Versero”, segunda publicación de la obra poética de Sasturain.

- ¿Por qué publicar ahora en libro poemas que datan del '76?

- Algunos fueron publicados en revistas, o en la contratapa del Página/12. Ahora bien: si viene una editorial y te dice 'danos que te publicamos una antología', ¡y de poemas!, ¿qué hacés? es un milagro casi.

- Imagino que el que escribió esos poemas ya es otro...

- Y sí, al principio está la poesía que me atravesaba en esos tiempos, en especial Gelman.

“Por una extraña compulsión, un mecanismo que la pereza o el temor me impiden desmontar o mirar de frente, incurrí en la poesía cada vez que necesitaba (¿necesitaba?) realizar algún ampuloso gesto público o privado de fe, una declaración de males, escupir o poner flores”, se lee en los preliminares de su “Carta al Sargento Kirk”, incluida en este volumen.

Esa barba blanca que aparece en la tv difundiendo libros, no para de contagiar ganas de leer. Es visible en “El versero” un mapa de citas y de dedicatorias, suerte de guía amistosa para el lector. “Mi escritura en general es una escritura que trabaja sobre lo usado, nunca he pensado en términos de originalidad sino en trabajar sobre lo leído. Uno labura con todos los textos incorporados”, ha dicho.

Y aquí, en esa conversa entre su yo poeta y los poetas queridos, hay un guiño que, además,  contagia a escribir.

"El Versero"
Juan Sasturain
Editorial Gárgola
"El Versero" contiene seis series, con poemas escritos entre 1976 y 2016.

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