Juan Garro: de la promesa a la confirmación

El delantero superó una etapa de cuestionamientos y dudas para convertirse en gran figura del Tomba. El secreto de sus cambios. “Estoy más maduro”, reconoce.

Juanfi se transformó en Juan. En el jugador completo que tanto esperaba el Tomba desde hace mucho tiempo.

El pibe de Tunuyán se transformó en un futbolista  aplomado y firme. En la pieza clave del equipo que tanto reclamaban los impacientes hinchas Bodegueros.

Juan Garro ya no es el mismo. Volvió a sus orígenes, dejó atrás las luces de la ciudad y se cobija junto a su familia, todos los días, en el departamento que lo vio nacer.

Un cambio profundo que necesitaba y le está dando muy buenos resultados, tanto en el plano personal como al momento de entrar a la cancha. "Me ayuda mucho estar junto a mi familia. En la ciudad vivía solo y se hacía difícil superar los malos momentos, levantarse de los golpes. En Tunuyán tengo todo: familia, mi novia y amigos. Son fundamentales en todo sentido, para tener la cabeza donde corresponde", cuenta el delantero, hoy convertido en extremo con recorrido y gol. Una posición que que le sienta muy bien, de la mano de Lucas Bernardi.

En la intimidad de su hogar, el goleador se abre y más íntimo que nunca le cuenta a MAS Deportes todo lo que pasó para llegar a este exitoso presente.

-Sentís que estás  más maduro, dentro y fuera de la cancha?.

-Sí, sin dudas. Estoy en un momento distinto, más maduro en lo futbolístico. Me han pasado demasiadas cosas, donde yo me he dado cuenta de lo que pasaba y eso me ayudó a crecer.

-¿Qué cosas pasaron y qué autocrítica haces de ese momento?

-Desde el punto de vista del trabajo y los entrenamientos siempre me esforcé de la misma manera. Sí creo que no aproveché algunas oportunidades que me dieron, y sumado a cosas que no me salían, hicieron que no tuviera la continuidad que necesitaba. Al ser delantero y no marcar, provocaron que no se dieran las chances de ser titular.

-¿Te afectaban mucho las críticas? ¿Crees que eran demasiadas duras?.

-En su momento sí me afectaban, porque las críticas llegan aunque uno no quiera y duelen bastante. Yo siempre trabajé para hacer las cosas bien en el club que me da todo. Después, si eran duras o no, da igual. Las críticas llegaban, pero yo sabía que si seguía trabajando de la misma manera la situación se iba a revertir.

Pasaron los malos tragos, la oscuridad de las lesiones que no paraban y el ostracismo sin poder dar el salto de calidad. Y obviamente las dudas comienzan a crecer cuando todo viene cruzado.

Pero Juan no bajó los brazos, se levantó, y con paciencia y muchísimo esfuerzo y contracción al trabajo, fue encontrando la luz de salida.

Y mucho tuvo que ver Lucas Bernardi, quien le brindó una enorme confianza. Él le sacó provecho a las oportunidades y hoy la gente se rompe las manos para aplaudirlo. Se para en la platea para ovacionarlo, enterrando cualquier tipo de murmullos e insultos.

En este 2017 Garro es Garro con todas las letras. En mayúscula. Una de las grandes figuras del Expreso en la Copa Libertadores y el campeonato local.  El que transformó cuestionamientos por aplausos, como en la tarde soñada ante Vélez tras sus dos golazos.

-Cómo es el fútbol, cómo cambiaron las cosas con la gente.

-Yo sé cómo es el hincha, es muy pasional. El fútbol es así, pero no sólo acá, pasa en cualquier parte del mundo. Siempre traté de hacer oídos sordos a lo se decía fuera de la cancha. Me alegro que la gente reconozca mi tarea, porque yo quiero mucho al club y doy el máximo.

-¿Este es el mejor momento de tu carrera?

-Sí, está claro que sí. Es el mejor momento, tengo continuidad y he jugado la mayoría de los partidos en ambos torneos. Y ahora estoy haciendo goles. La verdad es que me siento muy cómodo.

Y sí. La vida cambió.  Juanfi, el pibe que prometía y no despegaba, hoy es Juan, la figura del Tomba.

"Las lesiones fueron lo peor que me pasó"

Sin dudas que las lesiones que lo tuvieron a mal traer a Garro, durante un tiempo largo, lo han marcado para siempre al futbolista Bodeguero. Una detrás de otra. Una historia que parecía no tener final, cuando creía que volvía al ruedo con fuerza, ese maldito metatarsiano lo dejaba nuevamente fuera de las canchas.

Tras superar un parate largo, retornó con Martín Palermo como entrenador pero en el 2014 debió  pasar un período inactivo. “Esas lesiones no me dejaban progresar en lo futbolístico. Primero una fractura en el dedo chico del pie derecho y luego tres en el metatarsino del izquierdo. Sin dudas fueron muy duras,  porque  hicieron que no encontrara la continuidad que en esa etapa necesitaba.  Cuando me recuperaba y empezaba a jugar, me lesionaba nuevamente y me costaba mucho volver. Fueron momentos muy difíciles y me costó levantarme”, recuerda  Juan.

En los peores momentos, siempre la familia fue un sostén: “Estuvieron conmigo en todo, al igual que mi novia y amigos. Fueron fundamentales”.

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