Juan Draghi Lucero... una puerta abierta

Considerada como rescate patrimonial y cultural de gran valía, la reedición nacional de tramos de la obra del gran poeta y narrador santafesino-mendocino, abre el camino para que se recuperen libros de otros autores locales.

Durante un acto literario, realizado hace algunas jornadas, se produjo en Mendoza el lanzamiento de la reedición nacional de obras del gran poeta, narrador, periodista, docente e investigador de nuestras costumbres, Juan Draghi Lucero, mendocino por adopción tras su circunstancial nacimiento en Santa Fe. La responsabilidad de la ceremonia estuvo a cargo del Ministerio de Cultura local, a través de la Biblioteca Pública Gral. San Martín y la Dirección de Patrimonio Cultural y Museos.

Las obras que fueron reimpresas, y que ya pueden ser adquiridas en las librerías de todo el país, son “Cancionero Popular Cuyano”, con prólogo del investigador y director de Ediciones del Sol la casa editora, Adolfo Colombres, y “El hachador de Altos Limpios”.

La participación de la historiadora Norma Acordinaro Gil, albacea de los bienes de don Draghi, fue determinante para la culminación feliz del operativo. Son libros manuables, ágiles e ilustrados que interesarán no sólo al público en general sino que podrán incorporarse a la enseñanza pública para que adolescentes y jóvenes puedan acceder con ventaja a saberes, cantares y narraciones del pasado mendocino, que se integran a la cultura popular argentina.

Es interesante y muy justo que se haya empezado por este nativista autodidacta y polifacético que fue Draghi Lucero, “un infatigable investigador de las raíces de América, que se dedicó a las letras y a la historia con la misma pasión que puso en el cultivo de la tierra y en la apicultura”, como dice Colombres, uno de sus autorizados biógrafos.

Entonces, no puede menos que calificarse de acertada y oportuna la decisión de recuperar al menos dos obras de su vasta producción.  
Proponemos desde esta columna, con más entusiasmo que estudio crítico, que otros autores tan nobles y valiosos para la cultura de nuestra provincia alcancen igual difusión que este logro materializado con una parte de la producción literaria de don Juan.

Sin agotar nombres ni propuestas -investigadores de la literatura podrán orientar en tal sentido como más autoridad- se nos ocurre pensar que la reedición de obras podría alcanzar a otros escritores, cuyos trabajos no pueden llegar a manos de lectores actuales; por ejemplo Fausto Burgos, y rápidamente aclaramos que, aunque es tucumano, eligió a San Rafael como hogar y escenario de inspiración, y allí murió en 1953.

Autor de más de 50 libros, este novelista, cuentista y poeta que se ocupó del trabajador rural y las geografías de tierra adentro no está en los catálogos de las librerías, aunque por excepción pueda encontrarse la novela “El Salar”, reeditada por la Biblioteca Nacional, pero no se puede conseguir “El gringo”, que recrea las peripecias de un inmigrante italiano en los años ’20.

Burgos, entonces, es una posibilidad para el desafío de reeditar trabajos literarios, como podrían ser también José Baidal, con “El país del largo viaje”, que fue premio Gabriel Miró (España) en 1971; Abelardo Vázquez, Alfredo Bufano o el poeta José Enrique Ramponi. Este listado es breve, el lector y los eruditos podrían aportar otros nombres.

Hay que habilitar recursos económicos para ese fin y superar los problemas de derechos de autor y otras cuestiones legales, pero bien vale la pena hacer el esfuerzo e imitar esta acción de reedición y conseguir que otros autores lleguen a las estanterías y mesones de los negocios del ramo y, sobre todo, para que entren nuevamente en las escuelas mendocinas y en los claustros de enseñanza secundaria y universitaria.

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