Jimena Barón: “Soy un producto de la televisión”

Se estrenó “Hipersomnia” (2016), una película de Gabriel Griego que fusiona el thriller con terror y que tiene a la joven actriz como una de sus protagonistas. “Los mendocinos son unos potros”, dice entre risas en esta charla, mientras recuerda anécdotas

Milena (Yamila Saud) es una joven actriz que quiere obtener el papel de una obra de teatro para cumplir su sueño. Finalmente, queda elegida para protagonizar una obra comprometida. Ella está feliz pero su novio un poco celoso y un poco preocupado.

Al principio todo es normal. Pero cuando Milena comienza a trabajar sobre la obra, algo raro comienza a sucederle. Sin notarlo en un primer momento, cada vez que lee una escena específica de la obra pareciera transportarse a una casa donde está prisionera junto con otras chicas. Allí parece tener un pasado, un presente y un futuro incierto.

Como la obra que está ensayando aborda el tema de la prostitución, Milena lo atribuye al estrés y al estar trabajando en la obra sobre esa temática. Pero las idas y vueltas se van repitiendo y la vida “del otro lado” parece ser muy real.

Lo que en un primer momento se cree que es un trastorno del sueño lentamente se irá convirtiendo en una verdad oculta que Milena no tendrá otra opción que enfrentar.

-No hacías una película desde hace casi 20 años, cuando estuviste en El Faro (1998). ¿Qué fue lo que te atrajo para meterte en este proyecto?

-Soy un producto de la televisión. Por supuesto, lo que me atrajo primero fueron las ganas de hacer cine. Es un medio, en general, completamente distinto. En televisión hay como un trabajo de algo que funciona, de que uno hace algo pensando o sabiendo que va a funcionar. Sobre todo en la comedia, ¿no? Y ya es un momento de mi vida en el que se puede decir que me siento cómoda haciéndolo.

-¿Por qué? ¿Qué te molestaba antes?

Porque ya siento alguna complicidad con la gente de lo que causa gracia de mí, de mí misma haciendo comedia. Hablo de la televisión. Yo ensamblé siempre televisión, que agradezco infinitamente. Siempre terminando un proyecto me aparece otro, elijo cuál y sigo, y todos duran un año. Al menos en los que participé.

En cine he tenido algunas propuestas, pero entonces agregarle algo, o eso, a una tira es demencial. Además soy una mina que necesita cocinar, estar en su casa. Hay algo del hogar en lo que necesito estar,  y ahora que me convertí en mamá más aún. Entonces nunca me fue complementario hacer cine a las tiras, sumado a que me gusta entrenar y hacer cosas para sentir que tengo vida aparte.

-Habías tenido un año bastante movido.

-Fue un año en el que decido no hacer televisión, no hacer tira durante un año seguido. Porque había terminado "Esperanza Mía" (2015-2016) que fue súper intenso y supuestamente sólo iba a hacer una participación de 20 capítulos, pero Adrián (Suar) me pidió que me quede.

Así lo hice durante lo que restaba del año, más el musical en el Luna Park. Tenía a Momo (Ndr: su hijo Morrison) de un año y unos meses.

No me lo esperaba, me encantó, pero terminó y fue como “angustia, necesito a mi hijo”. Decidí estar un año sin hacer nada. Me llega la propuesta de esta película, que era un rodaje mucho más corto y acepté. Sumale a esto que yo, sin hacer nada, no puedo estar: ordeno, limpio, voy, vengo, soy imparable.

-¿Qué más tenía el filme que te llevó a aceptar participar de él?

-Me dieron muchas ganas porque era una historia distinta. Ya cuando en un proyecto te dan un personaje tan distinto, que vos no te lo imaginás haciéndolo, es espectacular. Cuando lo suponés, o lo entendés rápidamente, es como que ya sabés lo que quieren, es más “fácil”.

Esto no me lo imaginaba para nada, y después, hablándolo con mis compañeros, fue un poco el atractivo de todos. Nadie lo leyó y pensó que era sencillo de hacer. Y mi personaje, además, tenía como todo el plus de las armas, de la acción. Me divirtió mucho, y creo que seguir aprendiendo significa salir del área de confort y de lo que uno se imagina cómo hacer. Eso es lo más atractivo.

-Esta película tiene escenas jugadas, como por ejemplo la que ocurre en la ducha en donde casi todas las actrices salen desnudas. No es muy común ver eso en el cine argentino. Vos no participaste de esa escena en particular, ¿por qué?

-Yo no quise estar desnuda en la película. Así como me ven que me hago la sexy, si me llegan a ver alguna parte femenina me muero. Ellas estaban todas muy tranquilas, pero yo fui lo primero que aclaré antes de hacer la película. Para mí, por ahora, eso como actriz es un límite.

Y me angustié por el resto, mientras ellas estaban copadas por hacerlo (risas). Espectacular, chapeau por lo que hicieron. Yo no me animo.

-El filme tiene un mensaje final, sobre la trata de personas, algo que no se esperaba por el desarrollo de la obra.

-Sí, en realidad fue charlado, porque era un tema tratar de tocar eso. La trata de personas es un escenario más de la película. El filme no se trata de eso, es una circunstancia un poco. Más allá de que en mi caso me puse a ver documentales y un montón de cosas como para ver cómo habla una mujer que cedió a eso, que tuvo que aceptarlo a la fuerza.

Y mi personaje en particular, Lola, lo que hablamos con el director, o lo que inventamos que no se cuenta, es que ella es la más antigua del lugar. Teníamos poco texto, estábamos todas en un cuarto sin hacer nada, era difícil diferenciarnos entre nosotras. Ella fue la primera, la que no sufre tanto, la que está más curtida y le da igual si hay alguna que está llorando o no…

-Bueno, ahí se nota mucho el oficio que tenés porque con lo poco que tenías para armar el personaje es uno de los que más se destaca, siendo secundario.

-Gracias por el cumplido. Fue un poco lo que necesité inventar como para mostrar que los personajes no son todos iguales. La forma de hablar que tiene Lola, que no es sumisa y se enfrenta a sus captores. Son pequeñas cosas que me ayudaron.

Fue súper intenso de rodar, nunca hubo un clima de distensión porque estábamos todas muy concentradas. Había un par de chicas que tenía escenas muy angustiantes, con violencia o con desnudos. Fue siempre un clima de mucha intensidad.

-¿Qué se sintió volver otra vez a hacer una película?

-Me encantó. Igual creo que lo voy a terminar de sentir cuando la vea en el cine. Porque tuve la chance de verla en mi casa, y de "El Faro" recuerdo que fue excelente, otro desarrollo. Personalmente, y no es porque no admire a mis compañeros de ahora, mi día a día era con Norma Aleandro, Norberto Díaz, Ricardo Darín, Jorge Marrale, fue como una brutalidad.

Eso lo sé hoy, porque en su momento sabía quiénes me rodeaban y lo que estábamos haciendo pero no terminaba de comprender. Pero recuerdo la sensación de verla en la sala del cine; por eso creo que ver cuando "Hipersomnia" así va a ser otra cuestión.

A mí, particularmente, me sirve que me vean con un color completamente distinto y me encantaría poder seguir haciendo películas. Siempre estoy como casada con la televisión, pero también es muy difícil.

-Hay que recordar que te fuiste a vivir al exterior y volviste y seguías teniendo tu lugar. Eso no siempre pasa con los artistas.

-Lo había probado cuando, en mi adolescencia, me brote y me fui a vivir a Nueva Zelanda un año y después volví. Todo el mundo me decía que estaba loca y que era difícil, pero mi pensamiento era que si yo era tan buena actriz, no podía ser que me fuera un año y desapareciera.

Me la jugué y cuando volví me llamaron al toque de Pol-ka para que haga de Concepción, un personaje que amé, en Por Amor a Vos (2008). Considero que si uno es bueno o gusta lo que hacés, si desaparecés es porque eras medio descartable. Sí, por ahí, te puede costar más la vuelta.

-Rodrigo Guirao Díaz, que se fue a trabajar al exterior y triunfó afuera, comentaba que no podía creer que la gente todavía se acordara de él.

-Yo me re acuerdo de él (risas). Nunca me voy a olvidar de su cara. ¡¿Cómo nos vamos a olvidar de Rodrigo Guirao Díaz!? (risas). No tiene que pasar eso. Con todo respeto, me parece que un actor con sustancia no puede desaparecer. Y, de hecho, son como siempre los mismos los que están.

-¿Qué es lo que te depara el futuro laboral?

Ahora sale mi disco, que es como mi gran sueño. El 01 de abril entro a grabar las voces, ya están todos los temas resueltos. Siento que el canto y el baile siempre fueron paralelos a la actuación. Siempre me gustó eso, y en mi familia he organizado navidades y shows desde que tengo memoria. Me encanta hacer las tres cosas, por eso también siempre me tienta el Bailando por un Sueño porque amo hacerlo.

Hace diez años que estoy con la idea de cantar y tener un disco. Como no es una necesidad laboral para mí, porque gracias a Dios me va y vivo bien como actriz, la única manera era hacerlo como quisiera.

-¿Qué tanto te involucraste en el armado?

Por más que hubo charlas con discográficas, yo quise escribir mis canciones. No había manera de que salga un disco sin mis letras. Tenía la necesidad de escribir, de contar y cantar lo que siento. Por lo menos como un primer álbum, necesitaba hacerlo así. Fueron dos años de ese proceso. Ahora estamos yendo al estudio chequeando la parte musical, de los instrumentos.

Si Dios quiere, en julio, sale editado. Es de un género pop, pero hay canciones raras, como inesperadas dentro del género. Y, antes de que me lo preguntes, no puedo adelantar el título que va a tener.

-Entiendo. Para terminar, ¿alguna anécdota con la provincia de Mendoza que quieras compartir?

-Amo realmente Mendoza. Soy fanática de San Rafael, cada vez que voy me planteo vivir de grande ahí. Mi abuelo tuvo viñedos en esa ciudad, una de mis mejores amigas es Carmela Benegas, que el padre tiene vinos ahí muy importantes. Fuera de cualquier compromiso, Mendoza me parece una de las provincias más lindas de nuestro país. Los mendocinos son unos potros.

Una vez fui a perseguir a uno, me tomé un micro hasta allá para hacer que casualmente me lo cruzaba en un boliche (risas). Me acompañó una amiga y fue mi mayor locura.

Cómo iba yo a estar ahí, era ridículo. Hice toda esa actuación. Más allá de eso, y repito, me encanta Mendoza. Se come bien, se vive bien, se duerme la siesta. Es perfecta para vivir.

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