Jeremías Gamboa: “Si realmente quieres escribir no necesitas nada”

El escritor peruano es una de las revelaciones de la literatura latinoamericana reciente. Saltó a la fama con “Contarlo todo”, una novela que logró escribir viviendo austeramente de sus ahorros. Su joven personaje sortea obstáculos para narrar la novela d

Jeremías Gamboa: “Si realmente quieres escribir no necesitas nada”
Jeremías Gamboa: “Si realmente quieres escribir no necesitas nada”

El escritor peruano es una de las revelaciones de la literatura latinoamericana reciente. Saltó a la fama con “Contarlo todo”, una novela que logró escribir viviendo austeramente de sus ahorros.

Su joven personaje sortea obstáculos para narrar la novela de su vida. Por qué es una de las grandes promesas del continente.Después del Juan García Madero de “Los detectives salvajes”, probablemente no haya otro personaje joven de la literatura hispanoamericana reciente que viva una iniciación de largo aliento como lo hace el Gabriel Lisboa de “Contarlo todo”.

Así y todo más cercana al espíritu épico-romántico de “En el camino” de Jack Kerouac que a la despiadada obra maestra de Roberto Bolaño, “Contarlo todo” es una novela en la que su cándido y valiente protagonista se inicia de manera clásica al amor, la literatura, el periodismo, la adultez, pero sobre todo a la escritura: su verdadera proeza, después de casi 500 páginas, es sentarse a escribir la novela de su vida, la que lo redimirá y convertirá en un ser completo, alejado ya de la miseria, la mediocridad o la corrupción. Ironía del destino, el resonante y polémico éxito de “Contarlo todo” en Perú, elogios de Mario Vargas Llosa incluido, hizo que Jeremías Gamboa (Lima, 1975) obtuviera reconocimiento literario después de que él mismo aplicara el austero y arriesgado método de su alter ego Gabriel Lisboa: renunciar a la rutina periodística para dedicarse por entero a escribir un libro con el único sostén de sus ahorros.

“Contarlo todo”, publicada a fines del año pasado en la Argentina, se complementa a la perfección con la reciente aparición en la Argentina de los cuentos de “Punto de fuga”, originalmente de 2007, lo primero que editó Gamboa. Versión intensamente sintética y fragmentada de “Contarlo todo”, “Punto de fuga” anticipa en las andanzas de sus jóvenes erráticos y errantes -allí aparece por primera vez Gabriel Lisboa- el calidoscopio de personajes que después formará parte del torrente prosaico de “Contarlo todo”, entre ellos exhaustos periodistas de redacción, poetas idealistas, chicas conflictuadas y el gigante escenario de una Lima actual compleja y contradictoria, tan bohemia como impersonal.

¿Cómo es la vida después de "contarlo todo"? ¿Cómo siguen las cosas al alcanzar la sospechosa fama literaria? Como comprueba el mismo Gamboa, lo que sigue es una nueva novela, ya en preparación. Éxito, para él, es haber cosechado la tranquilidad y el sustento necesarios para emprender la novela siguiente.

"Los que piensan en el éxito de los escritores son escritores sin éxito -dice Gamboa-. No saben que el éxito en la literatura es nada. Exitosos son los banqueros, los economistas, los actores. Escritor exitoso significa que puedes pagar las cuentas, el agua y la luz, haciendo otros trabajos que no son escribir. No te modifica nada porque nada cambia, no eres Manu Ginóbili. El éxito es la paz para hacer el siguiente libro. La mitad del talento de un escritor es encontrar el tiempo para escribir".

Manual de autoayuda para escritores neuróticos proclives a dar infinitas vueltas antes de sentarse frente al teclado, Contarlo todo hizo de su personaje Gabriel Lisboa un héroe anacrónico en épocas de novelas breves y pulso minimalista, a la vez que convirtió a Gamboa en una suerte de gurú para autores empantanados en los laberintos laborales del capitalismo tardío.

"Contarlo todo es posible gracias a mis ahorros. Tenía dinero como para comprar un carro, 10, 12 mil dólares. Con eso vives más de un año si eres austero. Si realmente quieres escribir no necesitas nada. Necesitas café, dormir, ropa para cubrirte, ir al cine y tu chica (risas). He visto la entrevista que le hace Oprah Winfrey a Cormac McCarthy que luego retiraron de YouTube, y allí Cormac dice 'todo lo que necesitas es food and shoes', comida y zapatos. Ni siquiera ropa.

He leído la biografía de Gerald Martin sobre Gabriel García Márquez, y allí ves que ese loco no tenía nada. Si tú quieres ponerte saquito y lentecitos e ir a la librería a comprarte todos los Anagramas recientes, no, así no lo hicieron los otros. Yo hice el cálculo y me daba un año y medio, dos. Me quedé sólo con una clase en la universidad y una columna mensual para pagar la luz y el agua. Iba en combi a la universidad, tomaba buses, una cosa rarísima en Lima. Me encontraba con mis alumnos e imaginaba que pensaban que no me había ido bien en la vida", rememora Gamboa.

En sintonía con esa hazaña, el sacrificio de Gabriel Lisboa en “Contarlo todo” está lejos de ser exitoso o glamoroso. Su caracterización en la novela es la de un sufrido joven mestizo de clase media, y la atmósfera limeña en que se mueve es opresiva y desalentadora. Gamboa: "Lisboa fracasa en todo, salvo en la capacidad de nombrar su fracaso.

Toda esa oscuridad se sostiene por la felicidad de estar enunciando. Es la venganza del escritor. La ficción permite que las humillaciones más terribles que has pasado se resuelvan en la posibilidad de nombrarlas.

Lisboa se queda sin chica y sin trabajo y se va a vivir a la casa de sus tíos con 30 años, jugándose todo lo que tiene. ‘Punto de fuga’ es el libro de los tipos que no encuentran su lugar, y ‘Contarlo todo’ el del que sí lo encuentra, y ese lugar es la enunciación.

No hay lugar más paja para estar que una novela, y mejor si la escribes tú, porque tiene tus reglas. Escritor es quien se ha querido mudar como lector a una novela y ha descubierto que puede construir su propia casa, su novela, para quedarse a vivir ahí".


Visión oscura
-¿Hasta qué punto es Gabriel Lisboa un alter ego tuyo?

-Un personaje es siempre una posibilidad de ti. El escritor se genera un personaje para poner su humanidad en una posición nueva, en riesgo, en problemas. Es estudiar tus posibilidades. Con el tiempo veo que Jonás Pineda, que nunca se llama así en “Punto de fuga”, es mi extensión derrotada, incapaz de articularse y encontrar un lugar en el mundo.

Lisboa es mi extensión realizada y de enunciación, pero también mi yo sin padre, librado a la intemperie social y la orfandad. Hay un montón de cosas que le pasan a Lisboa que a mí no me pasaron, por fortuna y por desgracia. El personaje de mi próxima novela se llama Andrés Mendívil, y es un Gabriel Lisboa con papá.

-Entre los pasajes más valiosos de "Contarlo todo" está el retrato de las redacciones y el periodismo, que se vuelve casi un martirio para Lisboa. ¿Es incompatible con la literatura?

-La visión oscura que yo tengo es la de ejercer el periodismo en el periódico, dentro de la redacción. Yo pienso que no sólo el periodismo, cualquier trabajo que te implica una atención mental y de imaginación va en contra de la literatura, de la ficción.

Lo ideal, que lamentablemente nadie de nosotros puede hacer, es levantarte y tener todo el día para pensar en tu novela, no hay cosa más bella. Hemingway dice que el periodismo funciona hasta que sepas en qué momento dejarlo. García Márquez lo dejó. Cuando escribió “Cien años de soledad” ya no era redactor de un periódico.

A mí el periodismo me mató, me alejaba de la posibilidad de escribir. Y en un momento hasta sentí odio del periodismo. Después me reconcilié, vi las cosas buenas que había sacado de él. Yo uso un lenguaje funcional, no quiero que mi lector entre en la novela en la página diez, quiero que entre a la uno y a la dos ya esté enganchado.

Y no puedo dejar de contar una historia. Si no hay historia no hay novela. Eso lo saqué del periodismo, lo he internalizado y me ha sido superútil.

-El rock tiene una presencia vital en "Contarlo todo". Citás a Lou Reed, Caetano Veloso.

-Es que la novela jamás podría haber sido escrita en silencio. Puedo decirte qué banda sonora le corresponde a cada capítulo. Escribí las partes más oscuras escuchando Placebo, a Caetano en las corporales. Hay ciertas zonas nostálgicas en las que escuché Cocteau Twins. Y “Dynamo” de Soda Stereo en la corrección, porque para mí Soda es una piel sin fondo.

Es una textura, una superficie por la que vas como en una carretera, una música que propiciaba masterizar el libro. La angustia de Gabriel cuando no encuentra su vocación es Charly García. Springsteen también. Y Lou Reed es la libertad. Lou Reed me enseñó a fallar, a desafinar, a equivocarme. No puedo escribir sin música.

-¿Pensás que existe un prejuicio actual contra las novelas largas?

-Escribir una novela decimonónica es lo más vanguardista que puedes hacer. Luego de Bolaño, en América Latina no ha habido muchos intentos por hacer narrativa de largo aliento. A mí pensar en cuarenta capítulos me emociona.

}La historia de la literatura es en general pendular, pasamos de la novela que no dice nada a la novela militante y volvemos a la novela meta y a la que quiere decirlo todo. Yo me siento más cercano a Franzen que a Bellatin, digamos.

También se me ha atacado porque he vendido mucho, como si eso te descalificara. Eso ocurre porque la literatura ha empezado a mirarse a sí misma, los escritores se han vuelto un grupo de personas que se leen entre ellas. Yo no siento estar haciendo algo no contemporáneo. Es de novelas minimalistas como Bonsái, por ejemplo, y de novelas extensas  que se hace una literatura.

Es ese espectro lo que te permite tener una literatura potente. Y es interesante que las novelas de Zambra van de lo mínimo a la extensión, y los temas de él a mí me interesan.

Yo leí Formas de volver a casa con interés. Vi a alguien trabajando los temas que yo estoy por trabajar en mi siguiente novela con otro aliento, otra escala, otra mirada. Lo mío va a incorporar la épica porque tengo ese temperamento. Me gustan las novelas largas, que un personaje viva, tenga experiencias larguísimas y tú lo acompañes.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA