Jack Reacher: el regreso del justiciero

Después de una interesante primera película sobre el personaje creado por el escritor Lee Child y con una correcta dirección de Christopher McQuarrie (ganador del Oscar por escribir el guión de "Los sospechosos de siempre"),  cuatro años después desembarca una secuela: "Jack Reacher: sin regreso". 

A pesar de que su historia proviene de la misma fuente narrativa, el novelista Child, la diferencia más sustanciosa entre esta y la segunda adaptación cinematográfica es su director, el siempre correcto aunque impersonal Edward Zwick, con el que ya trabajaron juntos en 2003 en “El último samurai”.

Aunque de vez en cuando este realizador se involucra en temas más serios, como en sus películas “Gloria” y “Diamante de sangre”, aquí se lo ve concediendo un mínimo esfuerzo detrás de cámaras y se ha dedicado a darle un soplido de burbujas de comedia a un material que se asocia más al género de acción o al thriller de espionaje.

Este particular justiciero misterioso le pondrá toda la energía e inteligencia para demostrar la inocencia del cargo de traición con el que el ejército ha denunciado a su ex compañera de su antigua unidad de investigación, Susan Turner (Cobie Smulders) y en el transcurso de su peligrosa travesía, de paso descubrirá una conspiración gubernamental que involucra una serie de asesinatos a soldados.

En este relato  Reacher reinicia de forma casi obsesiva su intención por desenmascarar la verdad escondida en un repartido enjambre de villanos, utilizando su astucia y el dominio de las armas.

Es en definitiva una versión remarcada de lo desarrollado en la cinta precursora, que de tanto reciclado de estrategias, parece estancarse en una narración que parece no avanzar demasiado.

Aquí Jack vuelve a rescatar a una mujer de las injusticias de los hombres, vuelve a ser presa de unos hábiles cazadores,  vuelven las balaceras y las falsas acusaciones mientras viaja de Washington a Nueva Orleans.

Cabe destacar que de un tiempo a esta parte a Tom Cruise se lo ha visto encarnar personajes que no han podido seducir al público que lo viene siguiendo desde hace años, especialmente dentro del género de la ciencia ficción, como el marine Cage en “Al filo del mañana”, de  Doug Liman y su Jack en “Oblivion” de Joseph Kosinski.

Quizás sólo la franquicia de “Misión imposible” le ha proporcionado hasta ahora un vehículo constante y adecuado para su lucir su talento como héroe de acción y particular personaje inteligente que todavía viene bien cotizado en la taquilla.

Otro monstruo

Para no ser demasiado original, se estrena otra película con el título "Noche diabólica", aunque el verdadero, "From the dark", en realidad encaja mejor con esta propuesta porque estamos hablando de un monstruo y no de un demonio.

“Noche diabólica” desembarca como una resaca del movimiento de los festejos de Halloween que por lejos ha sido de las más anoréxicas en los últimos años.

Con la estética bien al modo “Cine clase B” , el director británico especialista en incursiones bizarras, Conor McMahon (rodó “Stitches” que ganó en el festival de cine de Sitges  y “Carne muerta”) parece que encontró una productora con más dinero y recicló el típico cuento de miedo de fogones de camping:  una parece viaja por los campos de Irlanda y comienza a ser perseguida por una criatura que emerge de las milenarias turberas aunque sólo puede atacar de noche.

Si bien abruma con una cámara movediza y claustrofóbica, incluso cuando hay planos abiertos al paisaje, emparentado al estilo “Blair Witch Project” y los mockumentary (falsos documentales), “Noche diabólica” , no le huye a su honestidad gore de escaso presupuesto: casi no hay diálogo, está moderadamente bien actuada y se siente poderosa la amenaza de un enemigo casi invisible moviéndose en las tinieblas. Con Niamh Algar y Stephen Cromwell.