Irán prohibe la zumba, y las chicas están en pie de guerra

Mover las caderas y la cola es ilegal, incluso pecaminoso, para los clérigos iraníes. Pero las entusiastas iraníes no se amilanan y van a los gimnasios.

Para esos iraníes que sacuden las caderas y el trasero al ritmo de música latinoamericana durante las clases de ejercicios de zumba, los clérigos musulmanes -y una compañía estadounidense-, les tienen el mismo mensaje: dejen de hacerlo. Es ilegal.

Los fans de la zumba en el país, no obstante, se están negando a recular.

Irán ha experimentado una revolución en la salud en los últimos años con gimnasios y clubes para estar en forma que se han abierto en muchos barrios. Los hombres levantan pesas para estar musculosos; las mujeres transpiran en las clases de aerobics para mantenerse delgadas.

Como en muchos países, la zumba, una clase de baile aeróbico, ha atraído a una amplia gama de seguidores en Irán, especialmente entre mujeres que se reúnen un par de veces a la semana para hacer ejercicio al ritmo de pistas de cantantes, como Ricky Martin y Shakira, y bajar de peso en el proceso.

“Es divertido. Es positivo”, comentó Suni Nafisi, de 33 años, una instructora de zumba que trabaja en un gimnasio elegante en Teherán. Sin embargo, los últimos días no han sido ni divertidos, ni positivos en lo más mínimo, admitió Nafisi.

Un edicto que emitió este mes el jefe de la Federación del Deporte para Todos, una institución gubernamental que promueve los deportes y un estilo de vida saludable, prohibió, en efecto, las clases de zumba por ser contrarias a los preceptos islámicos.

“Es como si hubieran legalizado el alcohol; todo el mundo habla de ello”, dijo Nafisi, refiriéndose a la prohibición del licor en el país. Hasta su suegra llamó desde California para preguntar si se trataba del fin de la zumba en Irán.

“Claro que no”, echó chispas Nafisi. “No detendrán a la zumba”.

Las reuniones para bailar y estar en buena forma son sólo uno de muchos ejemplos de las tensiones entre la cambiante sociedad de clase media de Irán y quienes gobiernan al país.

Desde la revolución islámica de 1979, los clérigos musulmanes chiítas han codificado en leyes cientos de regulaciones sobre el estilo de vida, cuyo propósito es mantener a los feligreses en el camino correcto. En su mundo, las cosas como beber alcohol, la socialización entre hombre y mujeres, y el baile pueden llevar a cometer pecados.

Los pecados pueden debilitar a las familias, la piedra angular en la vida en Irán, así es que se ha decidido que estas tentaciones, y muchas otras, son ilegales, como una presión extra para asegurarse de que no ocurran.

Hoy, muchos iraníes no hacen caso a la mayoría de estos pecados porque dicen que debería depender de los individuos el decidir si cometen alguno. En la práctica, esto significa que es frecuente que se toleren las actividades populares, pero proscritas, incluido al baile del zumba, si se realizan semiocultas o con otro nombre. “Yo enseñé zumba aquí durante años”, notó Nafisi. “Pero en lugar de llamarlo zumba, le puse ‘ejercicios con música’, para que nadie lo notara”.

Otros nombres que se usaron para las clases han incluido: “ritmo corporal”, “aerobics avanzado” y “mumba”.

Luego, en una secuencia de acontecimientos no raros en Irán, otra instructora de zumba empezó a llamar a sus clases por su nombre real hace cuatro años. Cuando las autoridades no reaccionaron, muchas otras, incluida Nafisi, siguieron el ejemplo rápidamente. “De pronto, se hizo libre”, dijo. “Quizá solo dejó de importarles”.

Hasta este mes. En una carta, el jefe de la la Federación del Deporte para Todos, Ali Mayd Ara, decidió que la zumba no es uno de los deportes aceptados. El problema: ejecutar “movimientos rítmicos” o “bailar” es ilegal, dice en su carta. “Considerando que las actividades como la zumba, la ejecución de movimientos rítmicos y el baile de cualquier tipo y con cualquier nombre carecen de credibilidad legal, le solicito que emita una orden para prohibir tales movimientos”, escribió Ara en una carta dirigida a un funcionario provincial, la que publicó la semioficial Agencia de Noticias de Estudiantes Islámicos.

Dada la posición de Ara, se percibió que la carta equivalía a una prohibición nacional.

“De pronto, alguien llega y dice esto o aquello no están permitidos”, dijo Sepideh Heydari, de 33 años, una dermatóloga que ha estado tomando clases de zumba los dos últimos años.

“A mí me gusta porque es divertido. Me pongo contenta y mi espíritu se anima cuando yo bailo”, comentó Heydari. “Es probable que sea por eso exactamente que lo desaprueban”.

Para Nefasi, los clérigos de Irán no eran los únicos que se oponían a ella. También estaba el departamento legal de Zumba Fitness, la compañía estadounidense detrás de la locura de estar en forma, que, dijo ella, le había revocado su licencia de instructora el año pasado porque había escrito en una página en Facebook relacionada con la compañía que ella trabajaba en Irán.

Algunas compañías estadounidenses interpretan rígidamente las sanciones impuestas a Irán y Nafisi recibió una carta en la que le decían que sólo si se mudaba a un país diferente le devolverían su permiso para ser instructora. La compañía sí le reembolsó algunas de las cuotas que había pagado por entrenarse en Dubai.

“El zumba es ilegal en Irán por las sanciones”, comentó Nafisi que eso le habían dicho. “Yo les pregunté que por qué Irán jugaba fútbol contra el equipo de Estados Unidos. Pero nunca me respondieron”.

De cualquier forma, ella continuará con su horario de clases de zumba en Teherán, insistió Nafisi, sin importar lo que puedan decir los clérigos o abogados. “Tengo 40 alumnas; quieren hacer ejercicio”, señaló. “Solo le pondré otro nombre a la clase”.

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