INV endurecerá condiciones para elaborar vino casero

Los pequeños elaboradores siguen en situación muy complicada. Son, al parecer, la mayoría de los que están integrados a alguna cooperativa, y de los que -habiéndose encuadrado en la normativa de INV para elaboradores de vino casero- agregan valor a su materia prima y venden sus pequeñas partidas de vino. Desde el INV ya confirmaron que buscarán de endurecer la normativa que los engloba.

El número de involucrados no es para soslayar, si se considera que los inscriptos en los registros del Instituto Nacional de Vitivinicultura, suman 1.599 en todo el país, de los cuales 866 están en Mendoza.

Entre otras condiciones un elaborador de vino casero es aquel que efectúa una elaboración anual que no exceda los 4 mil litros de vino, según la normativa del INV. Mientras que para el caso del vino artesanal esa suma total no puede exceder los 12 mil litros.

Los cambios que se vienen

En el ámbito del Instituto Nacional de Vitivinicultura están decididos a implementar algunos cambios en la normativa vigente para este segmento de elaboradores. Lo confirmó a Los Andes el Gerente de Fiscalización del INV Armando Tonioni. El funcionario aclaró que “el compromiso es que antes de sacar una norma vamos a charlar”. Ratificó que “estamos estudiando cambiar, y si después no sale lo que yo digo, será porque del estudio surgió que no era necesario cambiar”.

En principio, destacó que “la evolución de la calidad de los vinos caseros”, por eso que “uno de los grandes cambios que haríamos, es que los límites analíticos de distintas determinaciones, estarían más ajustados, como los vinos de elaboración en bodega o de elaboración industrial”.

Recordó que “el vino casero tenía cierta flexibilidad con respecto a ciertos parámetros analíticos, y ahora estamos viendo que se aproximan mucho a lo que es un vino industrial”.

Negó que ese cambio pudiera implicar la necesidad de incorporar algún tipo de equipamiento en particular que eventualmente demandara inversiones adicionales.

El otro cambio tiene que ver con la decisión de ajustar los procedimientos “a las Buenas Prácticas de Manufactura”.

Por eso, “como tratamos de mejorar en cuanto a higiene, sanidad, manejo, la idea es avanzar con mayores exigencias en ese aspecto”. Desestimó que eso implique cambios en lo edilicio.

“Lo estamos evaluando -reiteró Tonioni- porque tampoco vamos a pedir que hagan una gran bodega, pero sí exigir un poco más en cuanto a higiene, que no se esté elaborando cerca de corrales donde haya animales, por ejemplo”.

En este punto, fue terminante al afirmar que “hay ciertas buenas prácticas, que las vamos a exigir”. Remarcó que no va a ser una recomendación, sino una exigencia.

Adelantó, de paso, que es muy probable “que se deje de usar la estampilla” que coloca sobre el corcho, y “que identifica a un vino casero”, considerando que “si bien en gusto siempre será diferente, en los parámetros analíticos tendría que ser muy similar a un vino industrial”.

Negó por otra parte que se vaya a exigir alguna habilitación municipal. “Es algo que no me suma ni me resta para la elaboración de un vino, sin embargo un vino hecho en vasijas que no sean las adecuadas sí me afecta”.

Aclaró, no obstante, que no se han detectado establecimientos donde se esté trabajando en condiciones inadecuadas. “Al contrario, por eso estamos en condiciones de dar un paso más y sacar una norma más exigente”.

Sobre si habría que tener alguna consideración de excepción para con los que producen uva y elaboran su vino para los que sólo elaboran (sin ser viñateros), el gerente de Fiscalización del INV consideró que “habría que ver si no se afectaría la libertad de trabajo, pero lo vamos a estudiar”.

Aclaró que “nadie ha venido a hacernos ningún planteo sobre esto, sólo hemos escuchado comentarios, porque siempre hemos tenido buen diálogo” con el sector. Pero lo que “en lo que sí hay una decisión tomada, es en cambiar los parámetros analíticos y en exigir las Buenas Prácticas de manufactura”.

Sobre estos dos puntos, “nuestro objetivo es tratar que esta nueva reglamentación saliera antes de fin de año” y que estuviera vigente “para la próxima elaboración”.

Finalmente, sobre en qué medida interesa al INV el segmento de los elaboradores de vinos caseros, Tonioni señalo: “nos interesa como nos interesan todos los demás. Para nosotros es muy importante controlar y garantizar la genuinidad del vino y su aptitud para el consumo. Son tan importantes como cualquier otro eslabón de esta cadena. No porque sea un elaborador de vino casero no lo vamos a controlar, ni tampoco no vamos a controlar de más. Tiene la misma importancia en cuanto al control”.

Hay que animarse

De cualquier manera, la situación parece haber llegado a un punto en el que cuenta mucho la decisión que tome cada productor. El dirigente Gustavo Rivero de la la Asociación de Productores de Vino Casero y Artesanal de Lavalle, reconoce  que “nosotros mismos debemos animarnos a dar un salto que nos ponga en otra situación”.

En ese sentido, la primera decisión que debe tomar el viñatero es “ponerme a elaborar y, si lo estoy haciendo, tendré que aumentar mi capacidad de elaboración y tecnificarme”. Admite que “eso tiene un costo”, pero cree que, dadas ciertas condiciones, a veces es posible afrontarlo.

Para él, “lo que se necesita es perder los miedos, porque muchas veces los que se la juegan, son los que ganan”.

Es necesario “salir de la seguridad que uno tiene, si es que puede llamarse seguridad. En definitiva, eso es lo que proponemos: hay que arriesgarse, pero tenemos que hacerlo todos juntos, para que podamos acompañarnos”.

En igual sentido, Juan Jaime, Director de Desarrollo Económico de la Municipalidad de Lavalle apuntó que “lo que nosotros observamos es  que en la medida que el propio productor no se apropie de determinadas herramientas, le va a ser muy difícil subsistir”.

Por ejemplo “el monotributo Social (que ayudó a comercializar  sin tener que estar en la clandestinidad), la compra conjunta de insumos o el uso común de maquinaria”.

Proyecto de microbodegas

Desde el municipio, junto con la Asociación de Elaboradores de Vinos Caseros están tratando de fortalecer todo proyecto asociativo.

“De todo el espectro de productores-elaboradores que tenemos en el departamento, que son aproximadamente 120, hay entre 5 y 7 productores que estarían en condiciones de dar un salto y pasar a elaborar, inclusive, por encima del máximo permitido para los elaboradores de vinos artesanales”, señaló Jaime.

Para ellos, están empezando a diseñar “un programa de desarrollo de microbodegas, por etapas, para que en algún momento cada uno de ellos pueda elaborar toda la producción de su viñedo”, adelantó Juan Jaime.

Precisó que “la idea es que elaboren vinos de una misma calidad enológica, para que la venta no quede limitada a una pequeña partida, y puedan aspirar a mercados de mayor escala”.

Aclaró que para resolver la diversidad varietal y formas de elaboración, “la idea es trabajar, en principio, sobre las mismas variedades, unificar procedimientos de manejo de los viñedos con asesoramiento técnico compartido,  y criterios de elaboración”.

Espacios comerciales

El funcionario lavallino apuntó que “el otro gran problema es la comercialización”. Sugirió entonces “por ejemplo, armar  lo que llamó espacios de venta federal”.

Según su criterio, “el Gobierno de Mendoza debería generar un espacio similar al mercado artesanal, con productos que hayan pasado ciertas instancias de evaluación, que reúnan determinados requisito, inclusive elaborados por productores que hayan participado de algunas capacitaciones”.

Para graficar las ventajas de trabajar sobre el posicionamiento comercial de estos vinos, Jaime indicó que “mientras un pequeño viñatero, en el sistema cooperativo que prevalece en Mendoza, puede recibir 3 pesos por litro de vino, si lo elabora y lo vende él, le puede sacar alrededor de 50 pesos a cada botella”.