Hugo Pastor Corro: la tercera corona

En abril de 1978 venció a Rodrigo Valdez y se convirtió en el tercer boxeador mendocino en proclamarse campeón mundial. Como Pascual y Nicolino, él era oriundo del Valle de Uco.

Los Andes le dio una amplia cobertura a la consagración del boxeador tupungatino que se crió en Tunuyán. Acá algunos de los textos de aquel momento.

Su velocidad de traslación, su frialdad de contragolpeador nato y su boxeo más intuitivo que ortodoxo, fueron las armas que llevaron al mendocino Hugo Pastor Corro a consagrarse campeón mundial cuando en los papeles previos eran escasas sus posibilidades.

El sancarlino (criado en Tunuyán) cargó las tintas para desbaratar ciertas ideas -"inmaduro, falto de distancia, carente de pegada, desprolijo", etc,. etc.- que muchos poseían

Su trabajo en el cuadrilátero fue hecho a la medida del rival, es decir Corro trabajó en conocimiento de la capacidad del adversario para esto o aquello. Incluso supo cuándo debió comenzar él a pelear, en qué momento correspondía forzar al rival.

El plan salió perfecto y he aquí que ahora tenemos a un nuevo campeón, joven -24 años - lleno de optimismo y boxeador por excelencia porque su mente trabaja al compás de las cualidades del contrincante. Ahora queda un largo camino por cumplir. Tal vez el más difícil porque llevar en la cabeza una corona significa dignidad, responsabilidad, autenticidad.

El mundo mira a un campeón desde todos los ángulos; lo ausculta, los demenuza, le da una importancia tal que lo yergue a una gran altura.

Entonces el campeón tiene la obligación de comportarse, de ganar realmente ese título porque no sólo hay que ser sino parecer. Y Corro con su don de gentes sabrá ampliamente responder con holgura a todo lo que se espera de él. Lo sabemos porque hemos estado cera de él desde su comienzo en el difícil oficio del boxeo.

Mendoza y Argentina piensan que será un heredero moldeado a la calidad de Carlo Monzón, el hombre que se fue del boxeo invicto como campeón tras una larga trayectoria  en defensa de su rutilante corona. Corro, sin poseer todavía algunas aristas de Monzón en cuanto a la contundencia para finalizar una pelea, tiene otras cualidades dadas. Sin desplantes, pacientemente su forma es demoledora porque absorbe al rival hasta atraparlo en sagaces redes bien tendidas.

Lógicamente tendrá que trabajar en el gimnasio con más ahínco que nunca y continuar aprendiendo porque siempre hay algo que se ignora, entre esto, seguridad ante el adversario - no subestimarlo- y aumento del caudal boxístico en pro de triunfos resonantes que ratifiquen su condición de campeón.

De la mano de Diego Corrientes se introdujo en el profesionalismo, cuando aún no había cumplido los 20 años. Fue en 1973 y ese año realizó 7 combates ganando seis antes del límite, empatando el restante.

En 1974 siguió con una carrera auspiciosa  hasta que el 8 de noviembre de ese año, en su confrontación 14 como profesional, uno de los más fuertes pegadores de los últimos tiempos, el cordobés Hugo Saavedra, lo noqueó en ocho vueltas y le sacó el invicto.

Un mes más tarde contrajo enlace con Norma Beatriz Aragón, ahí introdujo una larga relache en su campaña. Pensó en no pelear nunca más. En marzo del 75, comenzó su escalada a la fama, los nombres de Camilo Gaitán, Hugo Obregón, Octavio Escauriza, Norberto Rufino Cabrera y el mismo Hugo Saavedra, mordieron el polvo de la derrota antes el nuevo y promisorio Corro.

Al comienzo de 1976, volvió a experimentar un trago amargo. Norberto Rufino Cabrera lo venció por puntos en una pelea realizada en el Luna Park tras derribarlo. Un exceso de confianza lo llevó a regalarse en una pelea que ganaba con comodidad. Pero a partir de ahí se recuperó y desde entonces eslabonó una cadena de victorias que llegan a 19. Tres de ellas dentro del campo internacional donde el mendocino realizó sus mejores actuaciones.

Cuando nadie lo creía, venció en Lima al ídolo peruano Marcelo Quiñonez obteniendo el título sudamericano, para alcanzar esta noche en San Remo un galardón destinado para muy poco. Su última presentación fue el pasado 3 de marzo en el Luna Park. Allí en una opaca actuación le ganó a Juan Carlos Bogado.

Pocos eran los que creían en su triunfo, seguramente ni el propio campeón argentino y sudamericano consideraba probable este triunfo. Trabajó mucho se entrenó sin pausas, planeó un combate, lo pudo plasmar y ahora reina entre los medianos, dándole gloria a una corona que durante siete años paseó por todo el mundo Carlos Monzón.

Osvaldo, hermano: "Nos marcó a toda la familia"

“Me integré al boxeo por él. Cuando era chico andaba todo el tiempo atrás de él. Cuando se consagró campeón mundial fue algo extraordinario. Yo tenía 13 años. Imaginate: yo andaba en los gimnasios desde los 7 u 8 años y hacía exhibiciones. A él le encantaba”.

“Era mi espejo desde muy chico. Siempre traté de hacer lo mismo que él. Siempre me mostró mucho respeto. Todos fuimos boxeadores porque marcó a toda la familia. Carlos, Jorge y yo, fuimos boxeadores. Después por sus hijos y ahora su nieto Facundo".

“Lo de Hugo fue extraordinario. Empezó a los 17 y a los 23 ya era campeón del mundo. Lo vi pelear muchas veces en Tunuyán donde se hizo ídolo. Él fue un muchacho que siempre se cuidó y se entrenaba mucho. Llegó a ser campeón del mundo, que es lo máximo que le puede pasar a un boxeador. Siempre lo pongo de ejemplo, porque le gustaba el gimnasio. El marcó a toda la familia con el boxeo. Fue un estilista del ring, de esos que ya no se ven”.

Luciano, hijo: "Era un excelente deportista"

“Era uno de los mejores en el mundo en esa época. Pienso que tenía mucho más para dar pero no sé qué le pasó, si se cansó o no sé qué. Tenía velocidad, gran trabajo de piernas, retrocedía pegando, contragolpeaba. Le gustaba mucho el gimnasio”.

“Era mi ídolo. Recién me vine a dar cuenta de la magnitud de lo que era mi papá cuando falleció... Habrá sido porque lo tenía todos los días tan cerca. Él me decía: "Hijo yo le gané a éste, a ése y aquel otro". Cuando falleció me di cuenta hasta dónde había llegado mi papá, en una época en la que eran todos buenos. Hoy en día no es así”.

“Don Diego se dio cuenta de las cualidades y terminó siendo un padre para mi papá. Le pagó la pensión y le dio de comer. Después empezó a laburar en una panadería. Se levantaba a las 5 de la mañana y salía a las 5 de la tarde y pasaba derecho para el gimnasio. Era un excelente deportista y también padre”.

Facundo, nieto: "Grande con todas las letras"

“Fueron tres o cuatro años que compartí el mismo techo con él; hasta dormía con él. ¡Cómo no me voy acordar de mi abuelo!”.

“No me comparo con él.  Para mí fue un grande con todas las letras. Veo videos y veo lo bueno que era. Además me cuentan mis tíos cómo era él. Yo quiero seguir los pasos de mi abuelo. Dejé un tiempo de boxear porque quería trabajar, pero ahora retomé”.

“Los últimos tiempos compartimos mucho. Era yo el que lo acompañaba a todos lados. Me llamaba ‘cumpita’, nos íbamos al gimnasio en el micro, me invitaba a comer. A todos lados me llevaba. Por eso me dolió mucho cuando se fue”.

Hojas eternas

El Deportivo de Los Andes realizó un seguimiento de la carrera deportiva de Hugo Pastor Corro. Un retrato que pinta desde su carrera ascendente hasta su recordada corona mundial.

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