A cientos de millones de kilómetros de la Tierra, una sonda espacial europea hizo historia ayer al depositarse con todo éxito sobre la superficie helada y polvorienta de un cometa que surca el espacio a velocidad vertiginosa. Fue un logro pionero que busca respuestas a los misterios sobre el origen del universo.
Paolo Ferri, director de operaciones de la misión de la Agencia Espacial Europea, dijo que el descenso del módulo de la sonda espacial Rosetta en la superficie del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko parece haber tenido una precisión casi perfecta. "Todos lloraron", relató.
La ESA (siglas en inglés de la Agencia) celebró el acontecimiento cósmico después un tenso período de 7 horas que comenzó cuando el módulo de aterrizaje Philae se desprendió de la sonda Rosetta que viajaba paralela al cometa, a la misma velocidad de 66.000 kilómetros por hora.
Los controladores de la Agencia aplaudieron y se abrazaron mutuamente en el control de la misión en Darmstadt al recibir confirmación de que Rosetta había soltado exitosamente el módulo de 100 kilogramos, del tamaño de un lavarropas.
Durante el descenso, los científicos no podían hacer más que seguir los acontecimientos, porque la enorme distancia a la Tierra (500 millones de kilómetros) les imposibilitaba enviar instrucciones en tiempo real.
Finalmente, a las 16.03 GMT (13.03 de Argentina), la agencia recibió una señal de Philae después que se posó en la superficie helada del cometa.
“Definitivamente confirmamos que el módulo está sobre la superficie”, dijo el director de vuelo Andrea Accomazzo.
El prometedor encuentro coronó un trayecto de 6.400 millones de kilómetros que comenzó hace una década. Rosetta, que fue lanzada en 2004, tuvo que hacer tres semicircunvalaciones alrededor la Tierra y una alrededor de Marte para adquirir el impulso que la llevara a la caza del cometa.
Aunque se necesitan más inspecciones antes de determinar el estado del módulo, el hecho de que descanse sobre la superficie del cometa es en sí un logro notable, la culminación de una misión de una década para estudiar los cometas y aprender más sobre los orígenes de estos cuerpos celestes.
Los científicos han comparado el billón de cometas en nuestro sistema solar a cápsulas de tiempo que están virtualmente inalteradas desde los primeros instantes del universo. “Estudiando uno en enorme detalle esperamos descifrar el rompecabezas de todos los demás”, afirmó Mark McCaughrean, asesor científico de la misión.
La ESA anunció que Philae debía afirmarse en el cometa utilizando ganchos y tornillos para nieve. Ferri dijo que los impulsores que debían empujar el módulo hacia la superficie del cuerpo celeste no funcionaron y tampoco los ganchos, problemas que se investigan, pero agregó que Philae parecía encontrarse estable.
Los científicos también advirtieron un problema con las señales del módulo, que están tratando de arreglar. Mientras tanto, todos los datos que Philae colecciona se están almacenando para su transmisión posterior, agregó.
“Somos los primeros en haber hecho esto y eso perdurará para siempre”, se entusiasmó el director general de la ESA, Jean-Jacques Dordain.
Mientras Philae reposa en el cometa, Rosetta seguirá acompañando a éste a medida que se acerque al Sol. Utilizando 21 instrumentos, la nave recolectará datos que los expertos creen les ayudarán a descifrar enigmas del origen y evolución de cuerpos celestes y quizás hasta de la vida sobre la Tierra.
La misión permitirá la oportunidad de poner a prueba la teoría de que los cometas trajeron materia orgánica y agua a la Tierra hace miles de millones de años, dijo Klim Churyumov, uno de los dos astronautas que descubrieron el cometa en 1969.
El instrumental de Philae incluye artefactos para medir la luz, el electromagnetismo y el calor. También perforará la superficie del cometa para extraer una muestra que analizará allí mismo y suministrará numerosas imágenes nunca vistas por ojos humanos. Se cree que las baterías del módulo durarán sólo 64 horas, pero eso deberá ser suficiente para recoger una catarata de datos.
Un "congelador" errante que guarda secretos del Universo
“Era un poco como Cristóbal Colón llegando a América. No se sabía con qué se iba a topar”, aseguró desde desde el centro de operaciones de la Agencia Espacial Europea (ESA) de Darmstadt, en Alemania, Roger-Maurice Bonnet.
Philae, el robot de Rosetta que se posó sobre el cometa, “aportará un mejor conocimiento sobre los elementos sólidos de este cometa”. Bonnet, que era director del programa científico de la ESA cuando se lanzó Rosetta en 2004, aseguró que en aquel entonces jamás se imaginó que se posaría sobre un cometa y que para él se trata de la culminación de un programa que comenzó hace cerca de 20 años.
“Esto es un éxito impresionante, porque nadie hubiese imaginado que este cometa era tan espectacular, ni tan rico en información. Pienso que esta misión fue optimizada y estoy orgulloso, porque logré que quepa dentro de un presupuesto limitado. Eso obligó a la gente a optimizar sus objetivos científicos y a simplificar sus experiencias o recurrir a tecnologías o sistemas más habilidosos”, comentó.
Al principio, la misión no se llamó Rosetta y aspiraba a traer de regreso a la Tierra muestras de restos de polvo de cometa, pero el plan a 20 años tenía limitaciones. "Se necesitaba un paracaídas, infraestructura para recuperar la muestra y construir un laboratorio especial para analizarla", comentó Bonnet. Y fue ese motivo que los científicos decidieron enviar instrumentos al espacio y realizar los análisis "in situ".
¿Cuál es el objetivo final del proyecto? Estas muestras de materia orgánica del cuerpo celeste podrían encerrar las claves para comprender la aparición de la vida en la Tierra ymonitorear in situ los cambios que el cuerpo sufre en su viaje hacia el Sol, particularmente la transformaciones que le provoca el aumento de la radiación solar.
“Los cometas son los objetos más primitivos del Sistema Solar. Vivieron la inmensa mayoría de sus vidas muy lejos del Sol”, explicó el astrofísico Francis Rocard, que colabora en la misión. “La materia que los compone no se calentó y por esa razón no se modificó; guardamos en el congelador durante casi 4.560 millones de años la materia original que formó los planetas”, explicó.