Los decretos marcan el ritmo de los primeros tiempos de la gestión de Alfredo Cornejo. De lo único que se habla es de decretos, la gran mayoría firmados por el anterior gobernador y apenas uno del actual. Son 700 los firmados por Francisco Pérez que aún no se publican en el Boletín Oficial.
Los 700 están bajo la lupa porque varios de ellos tienen que ver con nombramientos de funcionarios políticos que acompañaron al ex mandatario peronista.
El único de Cornejo ya tiene efectos concretos entre el personal estatal, debido a que se ordena el fin de las adscripciones y, lo peor, se cortan las mayores dedicaciones.
Ayer, el Boletín Oficial estuvo equilibrado, hubo tantos decretos de Cornejo como de Pérez, pero el del miércoles fue exclusivo para los firmados por el ex gobernador, varios de ellos dedicados a oficializar las renuncias de funcionarios de su gestión, que fueron beneficiados por nombramientos en planta.
Entre ésas, estaban las dimisiones del ex director de Servicios Generales Gregorio Brizuela, la de la ex secretaria de Coordinación de la Gobernación Lia Alvarez, la del ex subsecretario de Gestión Pública Antonio Araya, la de la coordinadora de Ceremonial y Protocolo Griselda Castellanos, y la de la directora de Promoción y Capacitación del Ministerio de Agroindustria Mireya Díaz, entre otros muchos renunciantes.
El actual gobierno viene publicando extensas tandas de decretos de la gestión anterior, pero todos, antes de ser publicados (requisito para darle validez), son cuidadosamente revisados. Es que hay muchos, fechados hace varios meses, referidos a un tema recurrente: nombramientos en planta permanente de funcionarios políticos que acompañaron a Pérez durante su gestión.
El rumor es que serían unos 200 los decretos con pases a planta o ascensos que están siendo revisados, junto a los otros que sí fueron publicados en el Boletín Oficial en el último semestre de la gestión anterior y que tuvieron amplio tratamiento en los medios de comunicación.
Mucho se habla de esos nombramientos y se espera ansiosamente una primera definición acerca de ese personal que obtuvo beneficios sólo por ser cercano a algún ministro o al propio gobernador Pérez. Se dice que es inminente la firma de otro decreto por parte de Cornejo dejando en la calle a unos 80 de esos ex funcionarios ahora en planta. Por ahora todo es rumor, pero el nerviosismo entre los posibles despedidos es real y también lo es la decisión de revisar y echar a los amigos del anterior mandatario.
Recorte y protesta
Para seguir hablando de decretos, ayer se produjo la primera manifestación contra Cornejo con una asamblea de empleados organizada por el Sindicato de Trabajadores Estatales Autoconvocados (Sitea). El motivo era el recorte de las mayores dedicaciones, medida que fue impuesta por el decreto 2.701 firmado el 28 de diciembre pasado por el Gobernador.
La idea de ese decreto es barajar y dar de nuevo en todo lo que hace al personal del Estado. Y entre las cosas a barajar está el criterio por el que se otorgan los incentivos por mayores dedicaciones horarias.
No falta quien admita en Sitea que conceptualmente están en contra de ese adicional, puesto que suele ser distribuido a dedo y muchas veces sin justificaciones de peso. Pero en algunos casos constituye una forma de inflar salarios magros en porcentajes que llegan hasta el 80% (full time) del básico. Por eso ayer hubo asamblea y prometen iniciar medidas de fuerza para la semana que viene.
El recorte de las mayores dedicaciones no es la única disposición del decreto 2.701. También está el fin de las adscripciones. Durante los últimos días los teléfonos y los memorandos ardían, con el objeto de notificar al personal que revista en una dependencia pero cumple funciones en otra que tiene que volver a la repartición de origen.
¿En qué consiste la adscripción? Es cuando un empleado estatal pide cumplir funciones en otra repartición, pero cobrando el sueldo por el trabajo que hacía en su lugar original, con presupuesto de ese lugar. Generalmente se usa para buscar refugio en oficinas más amigables cuando hay cambio de gobierno; es más, uno de los destinos predilectos es la Legislatura, donde hay amigos de todos los partidos.
Ahora, Cornejo no quiere que haya refugiados y pretende que todos vuelvan al lugar al que pertenecen. Eso genera tensiones entre empleados. A algunos de ellos que hasta hace dos meses eran funcionarios políticos y estaban escondidos en lugares “amigables”, la vuelta los deja más expuestos.