La grieta judicial volvió a manifestarse, esta vez en la audiencia pública organizada por el Senado, previa a la votación de acuerdo que se realizará el martes que viene en la que se aceptará o rechazará el nombramiento de Alejandro Gullé al frente de la Procuración General de la Corte.
En medio de tanta loa dedicada a Gullé, la ausencia del ala “garantista” fue notoria; por otro lado las palabras de uno de los amigos más cercanos de Gullé, el juez de la segunda Cámara del Crimen Arlington Roberto Uliarte: “No anda aplicando teorías extravagantes, muy progres”.
De un lado ausencia, del otro la calificación de que el otro bando adhiere a “teorías extravagantes”. La pelea judicial fue visible por un instante. Al terminar la audiencia, el propio Gullé decía: “Si queremos una Justicia real y efectiva, no podemos seguir agrietados. Tenemos que sentarnos a hablar”.
Otro momento llamativo de la audiencia fue cuando Gullé hizo evidente el motivo por el que no suele haber condenas a delitos menores con algún trabajo comunitario: el candidato a la Procuración pidió al Gobierno que negocie con la ART del Estado que cubra a los condenados que deban hacer algún trabajo en alguna repartición estatal.
La audiencia de ayer es un requisito que forma parte del trámite que culmina con el “acuerdo del Senado”, cuando la Cámara Alta vota en sesión secreta si acepta o rechaza a un funcionario con rango constitucional. En este caso, se trata del candidato propuesto por el gobernador Alfredo Cornejo a ser Procurador de la Corte.
Podría decirse que la audiencia es un mero trámite porque el nombramiento del hasta ahora juez de la Sexta Cámara del Crimen en la Procuración parece inevitable: el radicalismo tiene mayoría en el Senado, por lo que el martes que viene la sesión de acuerdo sería un trámite.
Si no surgen contratiempos, Cornejo habría conseguido poner a un cercano en un cargo clave no sólo para su pelea por mejorar la seguridad, puesto que el Procurador es el jefe de los fiscales y quien diseña la política de persecución del delito; también clave desde lo político, porque se trata de poner un interlocutor cercano y una voz de peso en el Poder Judicial.
Proyectos
Ayer Gullé esbozó algunos ejes de su política de persecución del crimen. Lo que llamó la atención es que en algunos casos, en distritos alejados de las oficinas fiscales, el virtual Procurador pretende que las denuncias sean tomadas por los oficiales de servicio de las seccionales policiales.
Dijo que poner una oficina fiscal en un páramo olvidado requiere de, además de un fiscal, “por lo menos dos ayudantes fiscales, tienen que ser de la zona porque se tienen que quedar a dormir, cuatro empleados, más el fiscal. Es un montón de dinero”.
Entonces, la solución es recurrir a la Policía y a la tecnología: “Así como cualquier ciudadano va a poder denunciar por internet, a través de un formulario, también el oficial puede hacerlo, hasta puede filmar a la víctima”.
Luego volvió a insistir en la idea de eliminar las Fiscalías de Delitos Complejos; “antes que fiscales especiales, prefiero fiscales especializados; unidades por delitos. Les adelanto que una de esas fiscalías será para atender los casos de violencia de género”, dijo Gullé.
Luego explicó que habrá una fiscalía correccional que se ocupe de los delitos menores, que representan el 65% de los ilícitos que se cometen. “Los juicios correccionales son el primer peldaño de la prevención, porque quien los comete, si hay condena rápida, siente que se pone freno al accionar delictivo”.
La idea detrás de esto es que esa Unidad Fiscal se encargue específicamente de esos delitos y que tengan un trámite ágil, contrario a lo que sucede actualmente, que los fiscales suelen no prestarles demasiada atención a estos hechos, porque siempre hay otros más urgentes y de mayor impacto social.
Gullé también reseñó que habrán unidades fiscales exclusivas para homicidios, otra para averiguación y paradero de personas, otra de violencia institucional y otra de delitos económicos que incluya los ciber delitos.
83 adhesiones y ninguna impugnación
El clima general de la audiencia no fue muy distinto a lo que sucede en otras reuniones del mismo tenor. Los allegados pueblan el salón Rojas del anexo del Senado y sólo los senadores de la Comisión de Legislación y Asuntos Constitucionales hacen alguna pregunta
. Además el candidato ni siquiera tuvo alguna impugnación por escrito. Llegaron a la comisión 83 adhesiones, así que no había ningún sobresalto que pudiera amargar la audiencia.
Pero la grieta se coló en el salón Rojas. Las “teorías extravagantes” que mencionó el juez Alrlington Uliarte tenían destinatarios que no estaban presentes. El bando “garantista” de la grieta judicial tiene al menos una cabeza visible en la Suprema Corte, el supremo Omar Palermo, quien forma un tándem con otro supremo, Alejandro Pérez Hualde.
Del otro lado, el visible es el hasta ahora procurador Rodolfo González. Allí también revista el candidato a sucederlo, Alejandro Gullé.
Ayer Gullé intentaba poner paños fríos: Ante los presentes diría: “No se puede ser magistrado y no ser garantista, porque hay que respetar los derechos de las partes”.
Después, ante la prensa dijo que “hay divisiones de pensamiento penal, pero no grieta en lo personal. No creo que esté tan dividido como se dice. El Poder Judicial está marchando con pensamientos distintos respecto de distintos protagonistas. Y están en su derecho. Sino están todas las patas, la mesa se cae. Si falta una pata, estamos en el horno todos los mendocinos. Necesitamos trabajar todos de manera conjunta”.